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Conozcamos a la dominatrix que defiende a las prostitutas de Canadá

Terri-Jean Bedford y su fusta de la justicia

La prostitución en Canadá es legal. Sin embargo, muchas de las cosas que la hacen posible, no. El 26 de marzo, una dominatrix retirada y una madame llamada Terri-Jean Bedford se presentaron en el Tribunal de Apelaciones en Ontario para desafiar tres de las leyes que hacen que ser prostituta en Canadá sea tan difícil y tedioso. Consiguieron revocar dos, así que ahora es legal que los hombres y mujeres de la noche lleven sus negocios en burdeles (o prostíbulos, como se llaman según la ley canadiense) y que contraten guardias de seguridad, chófers y contables para que sus negocios funcionen mejor y más fácilmente. Aún así, todavía no se les permite declarar que esos negocios existen, lo cual significa que la prostitución en la calle particularmente todavía es un negocio muy arriesgado en Canadá (y esencialmente ilegal).

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Algunas organizaciones, como por ejemplo Maggie’s: Toronto Sex Workers Action Project, han expresado su descontento con el hecho de que las trabajadoras de la calle aún estén en peligro. Además, algunas trabajadoras sexuales se han opuesto abiertamente y han expresado su preocupación, puesto que ensalzar la prostitución de lujo hace que se olvide el abuso frecuente propiciado a la parte más baja de la profesión, las prostitutas de la calle. Sin embargo, para muchas prostitutas en Ontario, el lunes fue un día para sacar el champán y celebrar que la policía ya no pueda entrometerse. Terri-Jean describió el lunes 26 como el “día de la emancipación” para las prostitutas.

Junto a otros litigantes como Amy Lebovitch y Valerie Scott, Terri Jean-Bedford se ha convertido en el centro de la lucha por los derechos de las prostitutas. Hoy día ya retirada, Terri-Jean –aka Madame deSade –ejerció la profesión durante 30 años. Fue madame, acompañante y prostituta (en la calle y de lujo). Finalmente tiró por la rama más exclusiva de la prostitución, la vocación de dominatrix, y prestó sus servicios a clientes ricos y poderosos a quienes les apetecía un poco de tortura.

Me reuní con Ms. Bedford para charlar.
VICE: Hola Terri-Jean, ¿qué tal?

Terri-Jean:Bien, ¿y tú?

Genial, gracias. Para empezar, si hay tantas cosas involucradas con la prostitución que son ilegales, ¿por qué la prostitución no es ilegal también?

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Porque la gente que tiene pasta y amantes necesita una laguna jurídica para poder ejercer su dominio sobre ellas. Siempre y cuando puedan tenerla en un apartamento y cuidarla, pueden declararla como una “dependienta”.

¿Así que los tipos ricos pueden declararlas como gastos de su negocio?

Por eso la prostitución es legal, solo beneficia a los ricos. Estas leyes que tenemos en Canadá son monstruosas y hacen más mal que bien a las mujeres de la industria del sexo.

Dos de las tres leyes a las que os opusisteis ya no existen. ¿Qué toca hacer ahora? ¿Cuál es el objetivo final?
El objetivo es la “descriminalización” y la aprobación de ordenanzas y legislación que ayuden a la gente, no lo contrario. Que puedan llamar a la policía cuando se les esta agrediendo sexualmente, se les esté abusando, robando, pegando, torturando o lo que sea, y que hagan algo al respecto.

¿La policía en Canadá no se preocupa por las trabajadoras sexuales?
La policía de Canadá se niega a buscar a asesinos en serie que matan a prostitutas porque creen que estas son basura y que no merecen que nadie se preocupe por ellas. Y el Gobierno federal está de acuerdo con esa opinión. Abusan de nosotras, quieren que nos pasen cosas malas. Bien por ellos, las mujeres están follando por todas partes todo el día, pero el día que el dinero cambia de manos se convierten en criminales y se merecen lo que les pase. “No llames a la policía: no te ayudaremos…”. Las mujeres de este país no se sentarán más a esperar que les peguen.

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¿Has visto o experimentado ese tipo de abuso alguna vez?

Por supuesto. He estado en la industria del sexo durante 30 años. He hecho las calles, he sido una acompañante, una madame, incluso he estado un tiempo en prisión por ello.

Las memorias de Terri-Jean, el juicio de la Dominatrix

¿Hubo algún momento crítico en el que decidiste que ibas a hacer algo al respecto?

En 1994 me detuvieron sin razón, no había cargos. Me quitaron mi casa y mis pertenencias. El juez dijo que la policía tenía todo el derecho a hacer lo que había hecho porque eran los “chicos buenos”. Dijo que se tenían que llevar mis muebles porque hombres travestidos y con erecciones se habían sentado en ellos, aunque no hubiesen tenido sexo. Cuando me los devolvieron, me pusieron una multa de 3.000 dólares por haberle hecho perder el tiempo a los Tribunales.

Eso suena un poco duro. Cada vez que has recibido una reprimenda, has descrito a la ley como una institución masculina. La única vez que la ley jugó a tu favor fue porque lo promovió una mujer, Justice Himel. ¿Crees que el género fue la clave?
Sí. Justice Himel fue comprensiva. Esos “chicos buenos” tienen su pequeño club y todo lo que hacen es reírse. Como la policía de Vancouver, que llega después de un montón de denuncias y lo único que hacen es tirar los informes de mujeres desaparecidas a la basura y partirse de risa. O cuando una mujer aparece sangrando por todos los orificios de su cuerpo porque la han violado y la RCMP (Royal Canadian Mountain Police) se ríe y presentan los cargos contra Robert Pickton y ya está. (Pickton es un asesino en serie cuyas víctimas eran prostitutas. Se está llevando a cabo una investigación sobre este caso, aunque la fecha límite para que termine es en junio).

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Terri-Jean blandiendo su fusta de marca fuera del tribunal.

¿Y qué pasa con los hombres condenados por montárselo con prostitutas?

Le envían a una escuela para corregir su comportamiento. Pero es que tendrías que castrar a un hombre para hacerlo cambiar. Tiene polla y huevos. O les da uso o se le ponen gordos y azules. Un hombre necesita compañía femenina, necesita amor y sentirse cuidado, incluso si solo es durante una hora y tiene que pagar por ello. La gente que no fuma quiere que los que sí fuman lo dejen. La gente que no folla quiere que los que sí follan y disfrutan dejen de hacerlo.

¿Crees que un hombre puede respetar a una mujer legítimamente y a la vez montárselo con prostitutas?
Sí. Por supuesto. Ya la está respetando solo con pagarle. Le vas a pagar pase lo que pase, o si no te vas a casar con ella, irás a trabajar y pagarás la casa y le comprarás ropa. El dinero lo es todo. Todas las relaciones son un intercambio de divisas.

(de izquierda a derecha) Nikki Thomas, Directora ejecutiva de Sex Professionals of Canada, Terri-Jean y compañera litigante Valerie Scott.

¿Qué significa “vivir de los beneficios”? Ahora las prostitutas pueden tener empleados, ¿no?

Ahora son los hombres los que trabajan para las mujeres. Si quieren un guardaespaldas pueden contratar a un tío por 20 dólares la hora o ponerse un sistema de vigilancia en sus casas. Tienen que extenderle un cheque y tenerlo todo archivado, conseguir un número HST [Harmonized Sales Tax, parecido a VAT]. No importa si es stripper, masajista, prostituta, acompañante, dominatrix… Se saca la licencia y paga sus impuestos.

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¿Fuiste a la cárcel por dirigir un burdel, verdad? ¿Qué paso?

Fui a la cárcel en los ochenta. Tenía un burdel en el 86 y pasé 15 meses en la cárcel. Pasé de ser prostituta a dominatrix, no vendo mi cuerpo por sexo.

¿Cómo era estar en prisión?

Bueno, tenía un montón de amigas. Recuerdo un día que todas las chicas estaban de pie, en línea, esperando a que las azotase y una oficial miró por la ventana. Entró y gritó “¿Qué coño esta pasando aquí?” yo contesté: “Las chicas quieren que las azote. ¿Quieres que pare de disciplinar a estas chicas?” Y simplemente se marchó.

¡Ja, ja! ¿Qué te hizo querer ser una dominatrix?
La ley tuvo mucho que ver con ello. Cometí todos los errores posibles, excepto tráfico humano, incitar un delito o cualquier otra cosa terrible de esas que las personas se hacen unas a otras. Decidí que ya era suficiente y que empezaría como dominatrix.

Para que quede claro, ¿cuál es la diferencia entre una dominatrix y una prostituta?

A la policía le gustaría hacerte creer que es lo mismo pero las dominatrix no se quitan la ropa, no se comunican para ofrecer sexo. El único momento en que tocan una polla es para atarla. Normalmente azotan con una fusta. Eso no es sexo, es tortura. Yo buscaba inteligencia, así que fui a buscar a alguien en la universidad. Puse un letrero para atraer a estudiantes con cerebro, que pudiesen hacer una frase enterita.

Uno de los clientes de Terri-Jean, Sexy Suzy, sacado de un extracto de su libro.

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¿Cómo era tu casa por entonces?

Tenía habitaciones que realzaban la escena. Eran intercambiables, como en el colegio. Una clase fácilmente podía convertirse en una enfermería. En mi habitación tenía una chaise longue (sillón) donde los recibía para que me adorasen los pies. La mazmorra estaba en el sótano y el comedor era un salón.

¿Tuviste algún cliente destacable?

Ya lo creo, cada dos por tres. Una vez miré por la ventana de mi comedor y debajo había un Bentley y un Rolls-Royce aparcados.

¿Te importaría darme el nombre de alguno de tus ex clientes?

Ni de coña. Tendrías que torturarme.

OK. ¿Y sus profesiones?

Hojalatero, sastre, cowboy, marinero, doctor, abogado… [se ríe]

¿Algún político o juez?

Sí, ambos. Y también reverendos. Y altos cargos de la policía. Estábamos en un buen barrio. Yo investigaba a los clientes antes de confirmarles una cita. Venían, se daban una vuelta por las instalaciones y rellenaban un formulario de tres páginas que detallaba todo tipo de cosas y parafernalias en las que se podían ver implicados, tanto de forma legal como ilegal.

¿Tanto de forma legal como ilegal?

Sí, porque yo podía adivinar a qué nivel estaban solo con ver los cheques en la caja. Esta persona tiene pasta, le haremos una buena mamada. Este otro es un pelele, le concedo un intento y a la calle.

¿Te iba el sadomaso antes de convertirte en dominatrix?

Sí. Siempre he sido dominante. No me gustaba ser prostituta. Me gusta el sexo pero no quiero ser sumisa. Una hace lo que quiere. En serio, si quieres llevarme a la cama harás lo que yo diga, como yo diga y cuando yo diga. Y por tu bien, hazlo bien, tal y como yo especifico o si no olvídate. ¿No es así como se supone que debe ser? A las mujeres debería enseñárseles a ser dominantes desde el momento en que nacen.

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Terri-Jean enseñando sus utensilios.

Algunas mujeres pueden sentirse cómodas siendo sumisas, igual que algunos hombres. Siempre y cuando sea su elección.

Es mejor para el hombre ser sumiso, lo hace mejor. Creo que Dios es una mujer y vio que Eva necesitaba ayuda porque no podía levantar esa estúpida roca. Entonces creó a Adán, alguien grande y fuerte a quien ella pudiese mandar hacer todas las cosas. Eva era la que tomaba las decisiones. Le decía a Adán, “cómete esto”.

Lógicamente, creo que no estoy en posición de discutirlo. ¿Alguna cosa más que quieras añadir?
La ley no debería hacer que la gente se sintiese como un criminal por hacer algo de lo que disfrutan. Estas leyes están hechas tanto para hombres como para mujeres y para proporcionar dignidad a la gente que trabaja en la industria del sexo. Se lo merecen. El presidente de EEUU es negro. Quizás algún día Canadá tendrá una primera ministra ex prostituta. Si Stephen Harper (primer ministro de Canadá) se ocupa de este tema con dignidad, conseguirá el respeto de la gente. Si se porta como un bufón, lo único que conseguirá es cabrear a la gente. Su mayoría es mi mayoría. El 75% de los canadienses están de acuerdo conmigo. Tengo a Stephen Harper cogido por los huevos. Voy a apretar hasta que me suplique clemencia.

Que aprietes feliz, gracias Terri-Jean.