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Sexo

Lo que los políticos deberían aprender del porno en materia de debates

Señores políticos, tomen nota.

En cierta ocasión, durante un programa de TV, le preguntaron al escritor Gore Vidal si estaba o no a favor de la pornografía.
―El que personalmente me guste o no la pornografía no hace al caso ―respondió el autor de Juliano el Apóstata―. La libertad de publicar cualquier cosa está garantizada por la Primera Enmienda a la Constitución.
― Pero… ―dijo uno de sus interlocutores un tanto nervioso― los fundadores de Estados Unidos… de América propusieron la libertad de expresión sólo para… bueno, cuestiones políticas.
­―Pero es que el sexo es política.

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Sabemos que viste el primer debate presidencial. Y también sabemos lo que viste del primer debate presidencial (¿para qué abres las noticias sobre Julia Orayen desde el Facebook?). Lo anterior no hace sino confirmar la tesis del buen Gore. Lo admitimos: el Equipo Zorro se reunió a ver el debate y nuestra conclusión fue la misma que la del poeta Óscar de Pablo: “El vestido de la edecán fue lo menos inmoral de cuanto aconteció ahí”. Quedamos con mal sabor de boca. Nos pusimos a pensar en algunas cosas que debería aprender la clase política mexicana:

Debates, muchos debates, debates en todos lados

Dos tipos frente a frente. Uno considera el porno un “parásito del cerebro” y aconseja: “Bájese mientras pueda”; el otro responde: “Ningún tipo de adicción es buena. Pero si usted tiene un buen trabajo, es un miembro productivo de la sociedad, y quiere ir a casa, mirar porno, masturbarse e irse a dormir, eso está bien”. Uno es Craig Gross, el otro es Ron Jeremy y ambos emprendieron una serie de debates acerca de esta candente cuestión. Como buenos debatientes, no se limitaron a aparecer en un programa de TV o mandar sus respectivos mensajes desde una convención llena de simpatizantes: se fueron de gira por las universidades de EU para poner a discusión sus posturas.

Gross es el pastor fundador de XXX Church (cuyo slogan “Jesús ama a las estrellas porno” procede, nos dicen, de la Epístola a Timoteo). Este hombre ha tomado para sí el apostolado de “crear conciencia entre los afectados por la pornografía”, y eso incluye, por supuesto, ir a las convenciones de la industria porno a… bueno, a concienciar, eso está bastante claro.

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Su adversario es Ron Jeremy, alguien que de seguro ya conoces demasiado, aunque quizás no sepas que se trata del primer actor porno en hablar ante los miembros de la Oxford Union, la más prestigiosa sociedad de debates del mundo.

Puedes ver el sitio oficial de los debates porno aquí. En este otro lado una nota de la ABC y en el siguiente video, una muestra de la elocuencia de estos dos oradores:

Hacer formatos más dinámicos. Mostrar a los candidatos tal como son.

Las bailarinas y actrices Amandha Fox y Luana Borgia se postularon este año para la alcaldía de Taranto, al sur de Italia, y plantearon medir sus propuestas políticas en una batalla de pole dance.

Ello, supusieron con razón, les llevaría a tener un contacto cercano con los votantes. “Me gustaría mezclarme entre la gente para escuchar sus problemas", afirmó Fox. "Quiero que mis votantes vean quién soy realmente", aseguró, a su vez, Amandha.

La propuesta contempla también la participación de los otros candidatos, quienes ―por cierto― se han mantenido al margen. Estaremos al pendiente.

Nota: Señores asesores de campaña: no todo el sexo es buena estrategia de campaña. En 2007, Tania Dervaux ofreció sexo oral a 40 mil personas si lograba un escaño en el Parlamento de Bélgica. Alcanzó apenas el 0.18% de los votos. Al respecto, dijeron los diarios: “No consiguió su objetivo. Sus votantes tampoco”.

Mantener la atención de su público.

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Un auditorio ―como el mexicano― al que le cuesta tanto concentrarse es por definición un público difícil. Y aunque los políticos suelen tener problemas de atención (entre otros problemas mentales), el porno es capaz de mantenerlos concentrados. Mike Bennett, senador estatal de la Florida, es el chico que vemos en este video, donde aparece entretenido en imágenes de muchachas sin ropa mientras sus compañeros debaten un controvertido proyecto de ley.

“Yo estaba allí sentado, aburrido, ya que estaban debatiendo la Ley del aborto”, declaró más tarde Bennett a los medios. “Entonces, abrí un correo electrónico. Lo abrí y me dije: Santo Dios, ¿qué hay en mi pantalla? E hice click de inmediato para salir de ahí”.

Ah, ¡esos correos! Y bueno, al parecer no se trata sólo de un problema de Occidente: un legislador musulmán se vio obligado a renunciar después de que fue sorprendido mirando videos sexualmente explícitos en su computadora durante pleno debate parlamentario. Las autoridades tardaron en determinar si el legislador había violado una severa ley contra la pornografía, que él mismo había respaldado.

Señores políticos, tomen nota.

Anteriormente en A tranquear el zorro:

La otra versión de E.T.

El porno es cultura