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Libreta militar para señoritas

Hablamos con una "mujer con sexo masculino", sobre la exigencia de la libreta militar para mujeres transgénero y el tema, en realidad, va más allá de un lío de documentos, faldas, camuflados y tacones.

Fotografía: archivo personal de Diana Navarro Sanjuan.

A principios de julio, los medios de comunicación pusieron en su agenda la historia de Grace Kelly. Y no precisamente la que revivió Nicole Kidman en Grace of Monaco sino una colombiana a la que le negaron un trabajo con el Estado. La Secretaría Distrital de Integración Social necesitaba a una persona con un perfil muy específico: auxiliar de enfermería con tantos años de experiencia en equis campo. La subdirección para asuntos LGBT en Bogotá le extendió a Grace una "invitación directa" (una modalidad de contratación amparada por la ley 80 del 93, la 1150 de 2007 y el Decreto 734 de 2012). Ella presentó su hoja de vida y demás papeles, pero a finales de octubre del año pasado le avisaron que su proceso de contratación había sido suspendido porque le faltaba un requisito: la libreta militar.

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A Grace le estaban exigiendo la libreta militar porque su cédula tiene un defectico que no ha podido solucionar: es el campo dedicado a la categoría 'SEXO', donde aparece una 'M' en lugar de una 'F', porque en Colombia el decreto 1260 de 1970 establece que desde el acta de nacimiento hasta la de defunción se debe consignar siempre el "sexo" de cada individuo. ¿La necesidad? Ni idea. El criterio para evaluarlo tampoco está lo suficientemente claro, por lo que a veces a los registradores se les pasa más de una mujer con pene  –como es el caso de Grace– o un hombre con vagina y en el caso de lo indefinido acudirán a algún 'experto'. Pero a todos, indefectiblemente se les asignan una 'M' o una 'F'. Luego, la letrica se convierte en una cruz perpetua para el ciudadano mal documentado. El otro problema para quienes llevamos la 'M' en la cédula, es que la ley 48 de 1993 nos obliga a definir nuestra situación militar para poder celebrar contratos con entidades públicas, ingresar a una carrera administrativa, tomar posesión de cargos públicos o para que al menos nos impriman un diploma en cualquier centro de educación superior.

Grace Kelly Bermúdez de la Vega, con todos sus apellidos asignados y los no asignados encima, se fue a instaurar una acción de tutela. Y aunque fue interpuesta contra la Subdirección para Asuntos LGBT, es el requisito militar lo que realmente le jode su derecho al trabajo, al libre desarrollo de la personalidad, a la construcción de una identidad y otros tantos más. Pero la tutela también le fue negada por María Patricia Ramírez, jueza 21 del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá. La jueza le mandó a decir a Grace que todo 'M' estaba obligado a definir su situación militar. La tutela actualmente la evalúa la Sala Tercera de Revisión de la Corte Constitucional.

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Los medios de comunicación y algunas organizaciones se sintieron atraídos por el caso de Grace. Pero llegaron cuando ya alguien más estaba sentada frente al tablero de juego, planeando una estrategia. Se trata de la abogada Diana Navarro Sanjuan, quien se define como una "mujer con sexo masculino" y es la directora de la Corporación Opción por el Derecho a Ser y el Deber de Hacer. Entre Diana Navarro y Juan Carlos Florián Silva, subdirector para Asuntos LGBT, acordaron que si la invitación directa a Grace Kelly no iba a resultar en un trabajo formal, por lo menos que sirviera de caso para mostrarle al sistema jurídico colombiano algunas fallitas sistemáticas que debería afinar.

Acordé un encuentro con Diana Navarro en el Centro de Atención a la Diversidad Sexual y de Género (CAIDS) en Bogotá. Mientras la esperaba en una calle del barrio Santa Fe, desfilaban unas cuantas chicas trans que ejercen la prostitución en el sector, mientras otros tantos chicos que entraban y salían de puertas y bocacalles me miraban un tanto extrañados. Quizá mi gesto aturdido no era muy distinto al del gatito miserable que me miraba, temblando y con los pelos crispados, desde el frente y debajo de un carro.

Cuando llegó, me relajé al fin. Me fui con la idea de que su intención al citarme allí era para que comprendiera –a altura de calle– que el tema en realidad va más allá de un lío de libretas, faldas, camuflados y tacones.

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VICE: Hola Diana, ¿qué onda con todo ese interés mediático que adquirió el caso de Grace Kelly? ¿Se está ignorando la verdadera dimensión del problema?

DIANA NAVARRO: No fue un solo caso y creo que están minimizando el asunto, el tema no es la libreta militar. El tema coyuntural puede parecer la definición de la situación militar por parte de mujeres trans obligadas por la ley, pero el tema de fondo es el reconocimiento de la identidad de género de las mujeres transgeneristas. El problema viene desde hace rato porque realmente muchas mujeres transgénero han visto limitadas sus oportunidades laborales porque no tienen el documento que da cuenta de la definición de su situación militar. Cuando llegaron las oportunidades laborales por parte de la Alcaldía Mayor y de otros actores para ingresar al mercado laboral formal, muchas mujeres transgénero no pudieron acceder a las ofertas porque no tenían definida su situación militar. Usamos lo de la libreta militar de Grace Kelly como trampolín para el tema de reconocimiento de la identidad de género. Sería fabuloso que la acción de tutela dijera que a Grace Kelly no le tienen que pedir la libreta militar porque es una mujer y es reconocida como mujer, y eso nos catapultaría de una vez al reconocimiento de la identidad de género femenina de las mujeres transgénero.

Entonces fue una jugada estratégica, como esas que hace la Patrulla Legal del Proyecto Transgénero en Ecuador*…

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Exactamente, fue una estrategia que nos inventamos. Yo he aprendido de Germán Humberto Rincón Perfetti que una tiene que ser estratégica. Una no tiene que darse contra el muro sino aprovechar ese muro para lo que necesita. Entonces usamos esas estrategias. Hombre, si la ley dice esto y la Constitución Política me da la posibilidad de construir mi identidad de género acorde a lo que yo quiera y no lo que otros lean de mí, entonces apliquemos la Constitución. Reconozcamos a las mujeres transgénero en su plena identidad femenina y que gocen de todo eso porque ellas son mujeres.

Entonces nos ideamos como estrategia lo de la tutela en colaboración con la Subdirección para Asuntos LGBT en el Distrito. La presentamos y en primera instancia la jueza 21 parece que no la leyó ni siquiera, eso lo debió contestar cualquiera de sus auxiliares y ella simplemente le puso la rúbrica.

¿Y cuál fue la respuesta de la jueza 21?

Que ella era un hombre y que los hombres tenían que presentar el servicio militar porque las causales de exención eran algunas… y entonces la trató siempre como hombre. Nunca entendió ni reconoció que Grace Kelly es una mujer transgénero. Ni siquiera vinculó a la Dirección Nacional de Reclutamiento para que cree un enfoque diferencial y reconozca las especificidades de las mujeres transgénero y nos traten como mujeres. Pero Grace Kelly por su necesidad de subsistir empezó a ser invitada a eventos, y por andar de escenario en escenario no presentó la apelación ante el Tribunal Superior. Y ante ese Tribunal hemos redactado algunas acciones de tutela para el tema de reasignación sexual y ellos creen que ser mujer solamente es tener vagina. Entonces se olvidan de otros procesos, cirugías y procedimientos que necesitamos para la feminización. Para nosotras no son procesos estéticos, son cosas necesarias para conectar con la identidad de género que buscamos.

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Ahora el caso está en revisión en la sala tercera de la Corte Constitucional, ¿hay más casos similares al de Grace que presionen para que la Corte emita un fallo que favorezca realmente la situación de las chicas y chicos trans?

A partir del caso de Grace se nos catapultó la cosa. He recibido comunicaciones de varios departamentos del país. En este momento estoy redactando 29 tutelas de diferentes regiones para este tema de la libreta militar. Ahora, las mismas mujeres trans lo ven miopemente como un asunto centrado en la libreta militar, pero hay una perspectiva más amplia: el reconocimiento de la identidad de género de las mujeres transgénero. Que se nos considere mujeres. Yo siempre lo digo en muchas partes, yo no soy una mujer transgénero porque nunca he transitado en el género, yo uso la categoría transgénero para incidencia política, pero yo soy una mujer con sexo masculino. Invitando un poco a reflexionar sobre el tema del género y del sexo.

¿Los medios de comunicación y las instituciones han estancado el debate por reducirlo a un simple asunto genital?

Sí, porque ni siquiera entendemos la diferencia entre sexo y género. Circunscribimos el género al sexo con el que nacen las personas. Ni siquiera se ha materializado ese derecho al libre desarrollo de la personalidad que yo tengo en el caso de las mujeres transgénero. Entonces ahí empezamos a tener dificultades, y lo peor del asunto es que el sistema judicial colombiano produce leyes para personas de sexo masculino y para personas de sexo femenino. A las personas de sexo femenino las lee como mujeres y a las personas del sexo masculino las lee como varones. En Colombia ni siquiera se legisla para las personas.

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Diana, me contabas de un encuentro con la Dirección de Reclutamiento para resolver temporalmente el asunto de la libreta. ¿Cómo fue eso?

Sí, tuvimos ese primer acercamiento con la Dirección de Reclutamiento. En ese entonces estábamos explorando soluciones, ellos nos propusieron una que en la inmediatez nos pareció adecuada. Logramos unos cupos para que algunas mujeres trans definieran sus situación militar, pero realmente muy pocas lo aprovecharon. Teníamos cupos abiertos para que asistieran a las campañas de amnistía pero solamente 28 personas fueron: 14 personas transgénero y 14 parejas de mujeres trangénero. Muchas no lo quisieron hacer por el sofisma de que "para putiar no necesito libreta y si putiar ya no lo concibo, entonces me pongo a cortar pelo".

¿Sabes de casos de mujeres transgénero que hayan intentado enlistarse en el ejército?

Conozco el caso de una mujer transgénero en Popayán que prestó el servicio militar en la policía. Todo el mundo sabía que ella era mujer transgénero, incluso usaba polvitos y cosas pero la mantenían por allá oculta. Ella quiso seguir su carrera en la Policía pero se enamoró y esa fue la debacle.

Craso error, porque sería interesante ver si la institución castrense está "castrada" en este tipo de situaciones, ¿no?

Exactamente, a eso iba. Al ejército le tocaría prepararse para garantizar los derechos de los hombres transgénero en las filas y también de las mujeres transgénero que quieran prestar el servicio militar. Hablaba alguna vez con un capitán del ejército y me decía "se van a venir ustedes  para acá y se nos va a convertir esto en un burdel". Yo le respondí, "a nosotras nos gustan los hombres pero no todos los hombres". Por ahí habrá uno que otro soldadito que me llame la atención –y con soldaditos me refiero a todos ustedes independientemente del cargo–, pero eso no quiere decir que yo me vaya a acostar con esos dos soldaditos. Todo se lleva a lo sexual, porque solamente hemos empoderado el tema de la orientación sexual y genitalizado el discurso.

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Es el mismo dilema de los soldados "abiertamente homosexuales" en las fuerzas armadas de Estados Unidos…

Exactamente, cuando yo digo que soy gay, eso enciende una alarma en contra mía porque es que soy una depredadora de hombres. No entienden a una persona que no tiene una orientación sexual que sea la "común" –presuntamente la mayoritaria heterosexual–, entonces ya la persona es una depredadora sexual y está buscando es amantes, no desarrollar su proyecto de vida.

¿Qué hay por decir de los objetores de conciencia?

Los objetores simplemente quieren que el servicio militar no sea obligatorio. Muchas de nosotras querrán tener la posibilidad de entrar al ejército y prestar el servicio militar. Algunas me han dicho "que rico estar en el ejército pero como mujer". La institución castrense debe empezar a prepararse en el caso de que le llegue Diana Navarro y diga "yo quiero ser militar", y deben garantizar todas las condiciones necesarias para que pueda seguir una carrera militar con mi identidad de género femenina y no ser víctima de violencia por parte de la institución ni por parte de las personas vinculadas.

Y los chicos trans…

En cuanto a los hombres trans tenemos unas dificultades tremendas si lo miramos desde lo sociológico, desde el marco normativo y desde el derecho que tienen de construir su identidad de género y el libre desarrollo de la personalidad. Una discusión que tuve con un magistrado auxiliar de la Corte Constitucional es que si ellos quieren que se les considere hombres y nosotras mujeres, debemos cumplir con el marco normativo que regula algunas cosas de las mujeres y de los hombres. Entonces los hombres transgénero tendrían que prestar el servicio militar, jubilarse a cierta edad y otras cosas.

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Colombia Diversa ahora está hablando de la necesidad de una ley de identidad de género, ¿están en alianza?

Parcialmente, digamos. Porque ellos entienden el tema de la libreta militar y lo circunscriben en su cosa de objeción de conciencia. A mí no me interesa la objeción de conciencia, a mí me interesa que si yo soy una mujer se me reconozca como mujer y se me garanticen mis derechos como mujer que soy. Que se me aplique la ley 1257, que se me aplique la cuota de discriminación positiva del 30% para las mujeres, que se me apliquen todos los avances normativos que tenemos alrededor del tema de las mujeres.

En términos de agenda legislativa, ¿qué debe tener ese proyecto de ley?

Tiene que ser un documento capaz de transversalizar toda la producción legislativa colombiana para que se reconozca la identidad de género de las mujeres y los hombres transgénero. Ese tiene que ser el documento. Debe entrar a analizar el sistema judicial, las leyes laborales y toda esa producción normativa colombiana. Tiene que moverla para que empecemos a ser actoras y actores válidos en la construcción de esta sociedad. La ley no garantiza absolutamente nada, pero el uso de la ley nos garantizaría muchas cosas a las mujeres transgénero. Porque cuando empiezo a utilizar una herramienta le doy validez. Debemos pegarnos a este tema que no solamente contempla lo de la situación militar sino temas álgidos: salud, educación, trabajo, vivienda. Lo que queremos es que se propicie desde lo legislativo el ejercicio pleno de nuestros derechos y la garantía de la educación por lo menos. El documento ya lo tenemos preparado, solamente falta negociar.

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¿Y con quién se negocia?

Con el Congreso de la República. Estamos haciendo el mapeo, tenemos ahí algunas aliadas y aliados, porque con la que queríamos trabajar ya no está en este periodo. Ella dijo "ya no voy más".

¿Quién era esa aliada?

Gloria Inés Ramírez (senadora del Polo Democrático).

Por último, ¿cuán difícil es el panorama en el Congreso para sacar este proyecto adelante?

En cuanto a los compromisos que adquirió el Gobierno Nacional y el presidente con personas de los sectores LGBT –o el movimiento social, si se quiere–, tendríamos muchas más posibilidades, porque la Unidad Nacional que respalda a Juan Manuel Santos tiene la mayoría en el Congreso. Eso nos daría una perspectiva de que la cosa puede pasar. Pero también tengo que contar con el conservadurismo de muchos de esos partidos y la oposición que puedan tener. Entonces tenemos que ser muy estratégicas y estratégicos para la presentación de este proyecto.

*La Patrulla Legal es una iniciativa del Proyecto Transgénero de Ecuador que apunta a un ejercicio efectivo de los derechos por parte de la población transgénero. Es una estrategia "paralegal" que hace un uso alternativo del derecho, con lo que ha logrado implementar "cédula de identidad alternativa" para mujeres trans, la celebración del primer matrimonio gay de Ecuador y adelanta actualmente un litigio para que se reconozcan las "familias callejeras" conformadas por mujeres transgénero.

A Julio C. lo pueden encontrar en Twitter como @martinsubmarine