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Cultură

Rumblr, el "Tinder para buscar pelea", es un fraude

La aplicación Rumblr, diseñada para poner en contacto a quienes tuvieran ganas de pelearse porque sí, ha resultado ser una gran campaña publicitaria.

Casi. Esta es la palabra que define Rumblr, una aplicación que prometía ser la hermana malvada de Tinder: esta herramienta tenía la teórica intención de poner en contacto a gente que sencillamente quisiera darse en la jeta. Rumblr llevaba tres días en boca de todos, en muchos medios de comunicación y en Twitter… pero al final resultó ser un gran engaño.

Como no todo lo que brilla es oro, esta aplicación resultó ser… (aquí podría venir el redoble de tambores)… ¡una maravillosa campaña de publicidad!. Unos chicos que acababan de terminar la universidad decidieron montar una consultoría creativa y lanzaron la bomba. Probablemente, ni ellos mismos se imaginaron la repercusión que han tenido.

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Esencialmente, la aplicación ofrecía la posibilidad de subir un perfil y emparejarlo con otros, de modo que tú como usuario podías elegir contra quién querías pelear; si la otra persona también daba su Ok… listo, pelea servida. Más de 80.000 personas se inscribieron en la versión beta de la aplicación a la espera de que Apple aprobara la versión definitiva.

Sí, ochenta mil personas. Eso es mucha gente. ¿Puedes imaginarte a una cifra así peleando en la calle? Como si esto fuera poco, la publicidad afirmaba que también había sitio para los espectadores, así que supuestamente podías buscar dónde se iban a romper dos tipos e ir a verlo. Imagínate eso, te ofrecían pasar la tarde de un domingo cualquiera viendo a dos zánganos dándose en la jeta.

Al descubrir Rumblr, los medios de comunicación —incluyendo VICE, faltaría más— se preguntaron si una aplicación así podía ser legal y empezaron a plantearse la posibidad de que fuera un engaño. Otros, no obstante, se lo creyeron completamente y le hicieron muchísima bulla. No es raro que el lunes por la noche —la aplicación en teoría entraba en funcionamiento a las 5PM EST— todas las galas estuvieran ensayando los ganchos y los rodillazos con los que derrotarían a todo aquel que se les pusiera por delante.

Mala suerte, queridos. Siempre hemos dicho que pegarse por pegarse es malo. Y si hay un motivo… bueno, al menos hagámoslo como deporte y en buenos términos.

Si nos ponemos moralistas, podríamos inferir que lo alarmante del asunto es la confirmación de que vivimos en una sociedad enferma. Nuestro entorno considera la violencia gratuita como una salida a la rabia generada por trabajos de mierda, relaciones que no van a ninguna parte o equipos de fútbol que no ganan ni a bate. Sí, desde esta óptica podemos sacar muchas conclusiones baratas.

Los desarrolladores de toda esta campaña, que durante unas horas casi consiguen parar el mundo, publicaron una carta en la página web disculpándose por dar esperanzas a los que se habían registrado en la aplicación. La agencia Von Hughes, además, ha doblado la apuesta, sugiriéndole a quienes se habían apuntado a focalizar su rabia en la lucha contra el abuso doméstico, los jóvenes en situación de exclusión social o la violencia entre pandillas callejeras.

Como decíamos antes, es muy probable que haya una valiosa y profunda lección moral que sacar de todo esto. El problema es que ahora mismo no la encontramos, así que a cambio les ofrecemos este link a un gif de gatos, que en Internet esto siempre funciona. Algo es algo, ¿no?