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ESPAÑA

Turno español para jugar a la Guerra Fría 2.0 con Rusia

España ha asumido tareas de vigilancia del espacio aéreo de Lituania por mandato de la OTAN para evitar intromisiones rusas, pero varios analistas señalan el contraste con el momento diplomático entre la Unión Europea y Rusia.
Contingente español en la base aérea de Siauliai en Lituania. (Imagen vía Ministerio de Defensa español)
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Le toca a España jugar al gato y al ratón con la Federación Rusa. Un destacamento de unos 130 efectivos españoles entre pilotos, mecánicos y personal de apoyo, a cargo de cuatro aviones de combate Eurofighter, han sido desplegados en Lituania para evitar violaciones de la soberanía territorial de su aliado militar en el báltico.

Y no parece que esto preocupe mucho a Moscú.

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Esta república es un diminuto país de la Unión Europea (UE) de algo más de 3 millones de habitantes, una población similar a la de Buenos Aires capital. En 1991 proclamó su independencia respecto a la ya extinta Unión Soviética, y tres años después ya solicitaba su ingreso en la OTAN ante la amenaza expansionista de su poderoso vecino ruso.

Las violaciones de su espacio aéreo y marítimo por parte de Rusia han sido una constante, y el no tener una fuerza aérea propia obliga a sus países aliados a asumir tareas policiales de manera rotatoria.

Fue en 2004 cuando se convirtió en un país miembro de la Alianza Atlántica de pleno derecho. Y sucedió en este mismo año que distintos países de la OTAN, como España, comenzaron este tipo de vigilancias de forma rotatoria. Algo que no parece amedrentar a la Federación.

El ministro de Defensa lituano, Juozas Olekas, explicó en una comparecencia de prensa a principios de año que, durante el 2015, aviones de combate de la OTAN espantaron hasta 160 veces aviones rusos que habían violado el espacio aéreo de las tres repúblicas bálticas, Letonia, Estonia y la misma Lituania. Esta cifra representaba un incremento del 14 por ciento respecto a 2014.

De fondo, en los últimos dos años han tenido lugar los mayores encontronazos entre Rusia y la Alianza Atlántica desde los tiempos más duros de la guerra fría: la anexión de Crimea, el conflicto en el este de Ucrania o la intervención rusa en Siria son solo algunos ejemplos.

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El derribo de un avión de combate ruso por cazas de Turquía, miembro de la OTAN, situó en el horizonte la posibilidad de un contencioso militar que parecía conjurado desde la caída del Muro de Berlín. La OTAN volvió a mirar al Este.

Enemigo a las puertas: España, ¿primera línea de combate de la OTAN?. Leer más aquí.

"Hay que hacer frente a los riesgos y amenazas que la OTAN tiene, no sólo en el flanco Sur, y esto lo estamos haciendo aquí con la misma ejemplaridad con que lo hicimos en Estonia", declaró a la prensa el ministro de Defensa español en funciones, Pedro Morenés, en su visita al destacamento.

Félix Arteaga, investigador en políticas de seguridad y defensa, conflictos armados y asuntos estratégicos del Real Instituto Elcano, entiende que la presencia española contribuye a visibilizar el compromiso de España con la organización. Algo que, a su parecer, puede ayudar a orientar la acción de la Alianza Atlántica hacia el Sur. De ahí la mención del ministro a este frente.

Más puntos para el gobierno español: entre mayo y junio tendrá lugar en el Este el ejercicio Brilliant Jump, que implicará el despliegue de más de mil efectivos españoles en Polonia, de acuerdo a la información que el Ministerio de Defensa ha facilitado a VICE News.

El ministro de defensa español, Pedro Morenés, en la base lituana de Siauliai. (Imagen vía Ministerio de Defensa)

A esta inequívoca adhesión cabe añadir que, el pasado octubre y hasta el 21 de noviembre, el Estado español acogió los entrenamientos de la Very High Readiness Joint Task Force: la fuerza de respuesta rápida de la OTAN. Más de 36.000 efectivos participaron en las maniobras, denominadas Trident Juncture 2015.

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Y es que al sur de España la lista de estados fallidos y de territorios fuera de control en el Norte de África no paran de crecer.

Libia se recompone poco a poco tras los últimos años, en los que fue un estado fallido; varios atentados en Túnez han hecho peligrar la incipiente democracia recién alcanzada después de la caída de Ben Ali, y Egipto ha perdido el control de algunas partes del país en favor de grupos yihadistas. Amenazas a las que hay que añadir la creciente militarización de la política migratoria comunitaria.

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Definitivamente a España no le iría mal que le ayudaran un poco sus socios de la OTAN en su frontera sur. Y es que, según Arteaga, la misión española no presenta mayores riesgos, más aún cuando la semana pasada se acordó reabrir el Consejo OTAN - Rusia, suspendido con motivo de la crisis en Ucrania. Y es más:

"A España no le interesa lo más mínimo el Este; tiene una relación muy fluida con el Kremlin y quiere mantenerla. Y de ahí vienen premios como proponer que España forme parte del grupo de contacto en Siria", comenta a VICE News Nicolás de Pedro, investigador del Barcelona Center for International Affairs (CIDOB) en el área post-soviética.

De Pedro insiste: "La presencia española responde al acuerdo de la OTAN, está ahí porque le toca por rotación. Pero, por mucho que haya declaraciones grandilocuentes, el corazoncito de la Moncloa está con el Kremlin, y viceversa".

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El analista de Elcano, Félix Arteaga, insiere la situación en una lógica de palo y zanahoria: disuasión militar de un lado, distensión diplomática del otro. Un juego al que Rusia sabe jugar muy bien.

"A Rusia le sale muy rentable mantener la presión porque, en el momento en el que incrementa la presión, recibe concesiones, o recibe concesiones para que elimine la presión", afirma Félix Arteaga.

Moscú nunca ha visto con buenos ojos la expansión de la Alianza Atlántica hacia el Este. Cuando un país de su área de influencia ha mostrado síntomas de acercamiento a la OTAN, el Kremlin ha incendiado los llamados conflictos congelados. Lo acaecido en el este de Ucrania, el Donbass, es sólo un ejemplo de ello.

Y ahora el gobierno ucraniano ha quedado deslegitimado al no estar por la labor de las reformas, la UE ha vuelto sus ojos a Oriente Próximo, y Estados Unidos encara sus elecciones. Nicolás de Pedro cree que es un buen momento para la Federación a la hora de conseguir concesiones tales como el levantamiento de las sanciones por ese conflicto. Algo que muchos países de la Unión podrían apoyar, España incluída, a pesar de su participación en tareas de vigilancia del espacio aéreo del Báltico.

Y al final, este juego lo paga el contribuyente.

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