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Música

El método Aguayo

Charlamos con Aguayo desde su hogar en Berlín sobre Cómeme, su próximo disco con Kompakt y su estrategia para ser un espíritu libre en uno de los terrenos creativos más coercitivos de todos: el de la música electrónica actual.

Foto por Julia "Yula" Kasprzak

Siempre es un placer entrevistar a un DJ con argumentos. A un productor movido por preguntas y no por flashes. A un artista incómodo que navega las frecuencias del sonido desde sus aguas más profundas y revoltosas. Que entiende a la música como algo que, en esencia, no tiene nada que ver con lo que lo hemos convertido, sino con eso que en últimas es: magia.

O al menos algo similar.

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Siempre es un placer hablar con un fino artista del escape.

Y es que hay que verlo arriba, libre de todo personaje.

En el escenario, este experto conductor de noches y mañoso domador de máquinas, se mete en problemas. Espontáneo, coge el micrófono y comienza a tararear lo primero que se le viene a la cabeza. Y entonces se samplea y se loopea una y otra vez. Y le pega a la percu como desesperado. Y entonces al rato entra en trance. Entramos, digo, pues nos tiene a todos bailando, no techno ni house ni el último eructo de basement londinense o de aliento minimalista alemán, sino algo parecido, pero con un algo medio ronda infantil, balbuceo submarino, verborrea pop, paisaje suramericano…

Matías siempre se elude.

Hasta de casa.

Nacido en Chile y criado en Perú y en Alemania, vivió su juventud en Colonia justo cuando estallaba la electrónica germana de la mano de Kompakt, sello definitivo y generacional que pronto se convertiría en la casa de sus curiosidades musicales. Con estaciones en lugares como Argentina y Francia, cultivó un espíritu transnacional que años después inyectaría en Cómeme, un label propio que, gracias a su joven y colorido roster de artistas (entre los que se incluyen varios paisas como Glad Kazuka, Sano y Dany F), pero sobre todo, a su política anárquica (conocidas son sus fiestas callejeras im promptu), a su carácter de laboratorio colaborativo, a sus transmisiones tipo emisora pirata y a su actitud hago-lo-que-se-me-da-la-gana, se ha convertido en uno de los sellos más agalludos de los últimos años.

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Y hablo de música electrónica contemporánea.

Es decir: sin géneros. Sin fronteras. Y sin maricadas.

DJ desde el cambio de milenio y con un catálogo de producción ecléctico y sin ninguna duda, impar (del 2009, su celebradísimo Ay Ay Ay, por ejemplo, está compuesto casi en su totalidad por fragmentos a capela), a Aguayo, que ya está por los 40 y desde hace ya casi una década hace parte de esa selecta élite de chilenos, como Jaar, como Villalobos, que refresca la electrónica global desde la diáspora, siempre se lo encuentra inquieto, activo y activista, en un constante desmarque de espacios obvios y trillados. Escapando de la etiqueta, de las tendencias, del supermarket. Divirtiéndose como niño y dándole a la música el respeto que se merece como energía comunal liberadora.

Como una experiencia profunda y espiritual.

Charlamos con Aguayo desde su hogar en Berlín sobre Cómeme, su próximo disco con Kompakt y su estrategia para ser un espíritu libre en uno de los terrenos creativos más coercitivos de todos: el de la música electrónica actual.