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Música

Deerhof: 20 años después siguen reventando amplificadores

Satomi Matsuzaki nos ilumina en el arte de grabar algunos discos en cocinas, otros en en dos semanas y en hacer pasitos de baile para niñitos japoneses.

Satomi Matsuzaki, la líder del grupo, está sentada en su departamento de Brooklyn, el día gris afuera de su ventana. El clima, que es triste y húmedo, contrasta con su camiseta de Snoopy y sus shorts. Sé todo eso porque le pregunté esas cosas desde el teléfono, como un pervertido. Ella me contestó con otra pregunta: "¿En dónde estás?" Dije que en Londres, donde también llueve y es gris y frío. Pero esto no se trata de mí. Esta entrevista es sobre los punks esos de San Francisco que están a punto de lanzar su disco número 13, La Isla Bonita (que, claro, es una referencia a esa clásica de Madonna) y que además van a celebrar su aniversario número veinte como banda: Deerhoof. De 1995 a la fecha, el sonido de la banda pasó de la improvisación ruidosa y estridente al noise-punk fresco y popero.

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Son de mis favoritos.

Hablamos con ellos:

VICE: ¡20 años! ¿Cómo te sientes?

Satomi Matsuzaki: ¿Resumido? Hoy, oficialmente, Deerhoof se convirtió en mi vida.

¿Qué ha sido lo mejor de las últimas décadas?

Lo que más me gusta es cuando estamos a punto de reventar un ampli en vivo. Sabemos que va a pasar, y le subimos a los bajos, y empieza a salir un poco de humo, y nos volteamos a ver y de pronto: ¡BOOM! ¡Adrenalina!

¿Y el momento más raro?

Tocamos en Palermo, en Sicilia, y la gente no nos estaba esperando. Querían una fiesta disco o algo así. Estábamos tocando un cover de las Shaggs, "My Pal Foot Foot", y llegó una señora italiana y nos decía: "¡Más rápido! ¡Más rápido!", y de pronto decía: "¡Paren!". Y así. Muy raro. Esas cosas pasan todo el tiempo. Gente drogada que te grita cosas.

¿Te sientes mal cuando el público es un mal público?

No me importa. De eso se trata el punk. Lo que más me gusta de tocar en vivo es ver a la gente del público. Me encanta. La gente se siente muy rara. No saben qué hacer. Si ir por una cerveza o quedarse ahí con sus amigos. Me gustan mucho las reacciones de la gente.

La Isla Bonita es el disco número 13. ¿El disco de la mala suerte?

Yo no creo en eso porque soy de Japón. El 13 es un número normal en Japón. El 9 es malo en Japón, y el 4. ¡El 4 significa muerte!

Eso está muy oscuro. ¿De qué se trata La Isla Bonita?

En la última canción, "Oh Bummer", Greg canta y yo toco la batería. Es una canción que se trata de la decadencia y el declive de las cosas. Este disco se trata de… la sensación de que Deerhoof ya es mi vida. Es un disco que salió rápido y muy naturalmente. Espero que la gente lo disfrute.

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Dicen que se tardaron dos semanas en hacerlo. Todo.

Lo grabamos en diez días, en un cuarto muy chiquito. Lo puedes ver en el video. Terminamos de escribir las canciones en una semana y las grabamos a la siguiente. Fue súper rápido.

¿Trabajaron en ese sótano para recordar sus orígenes?

Al principio siempre grabábamos en nuestras cocinas, con los perros y los gatos. Puedes escucharlos en los primeros discos. Era muy DIY. Es lo que importa en el punk.

¿Son tan punks que todavía tienen trabajos?

¡Ya no! ¡Somos unos suertudos! Porque hacemos todo nosotros, entonces no gastamos nada de dinero. Y somos humildes. Suena raro decir eso, pero no nos quedamos en ningún hotel elegante, ni necesitamos seguridad. Seguimos siendo underground.

Eso significa que hay mucha gente que no los conoce. ¿Por dónde deberían empezar?

Por este disco, porque es nuevo y estamos emocionados. Siempre debe ser el nuevo.

Veinte años son muchos. ¿Se siguen llevando bien?

Somos muy buenos amigos. Nos encanta estar juntos. Vamos a cenar. Jugamos fútbol. Siempre jugamos con los que llegan temprano del público en los estacionamientos.

Vean los primeros 30 segundos de este video. Por favor.

Bailas muy bien. Tus pasos de baile parecen aeróbicos. ¿Has pensado en lanzar tu propio video de ejercicios?

No. Pero acabamos de grabar un nuevo video en Londres y puede ser un gran video para eso. Pero… ¿puedo decir algo más?

Claro…

Solía darles clase a niñitos de 3 ó 4 años, japoneses, que vivían en San Francisco. Siempre empezaba mis clases con ejercicio. Lo que tú dices que son aeróbicos en realidad son mis pasos de baile para niñitos japoneses.