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Música

Helado Negro - Derribando fronteras

El 10 de julio se presenta en México la textura popera y transnacional de Roberto Lange, un imperdible de la música contemporánea.

Nacer y crecer en Tijuana siempre fue un episodio de Twilight Zone. Algo muy surreal. Desde nuestro léxico hasta lifestyle, todo se maneja diferente. Diría que casi al revés que al resto del país. Pero bueno, mi primer shock de aislamiento cultural fue al ver Chabelo, ese vato tenía –o sigue teniendo– una sección de su programa llamada “Cuates de Provincia”. Recuerdo mi confusión, estando en el mismo país yo era considerada “otra”, “los de allá” los de “provincia”. ¿Qué pedo? Es difícil identificarse con la mexicanidad de este país cuando el aislamiento y centralismo están penetrados en la cultura. Pero venga, para no andar chillando y de queja en queja, desde morrita fui fomentando una nueva identidad. El posicionamiento geopolítico de Tijuana ayudó a crear mi identidad cultural, una fronteriza. Sin embargo, va más allá de una etiqueta cultural, el ser fronteriza no se limita a un aspecto geográfico. Me identifiqué con el concepto “del otro”, the others. Y así es como fui entrando con profundidad a la apreciación de la comunidad Latina en Estados Unidos. Con aquella comunidad compartía más que con mi propio país.

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Para entender exactamente lo que es la conceptualización del otro, hace falta entender el concepto de esencia. Los Latinos en Estados Unidos, comunidades de primera y segunda generación ( tal vez más) que llegan a un país con la etiqueta de “los otros”. A pesar de contribuir al tejido social, los Latinos han sido estigmatizados al concepto del “no ser de aquí”, o sea de Estados Unidos. El approach más culero, el de humor gringo que estereotipa al Latino en Estados Unidos, ya sea de sirvienta o gritando algo como: Mijo, put on your chanclitas because está haciendo cold afuera. La xenofobia a todo lo que da, pues. La verdad es que el Latino en Estados Unidos es más que un stand-up de George Lopez o una película pendeja en Spanglish de Adam Sandler. Y como esa comunidad, yo en Tijuana me sentía igual, algo muy Buñuelesco – una comunidad de Los Olvidados.

Acto seguido –después de adentrarme a varios estudios académicos de identidad cultural – empecé por analizar el pop culture dentro de la comunidad de “los otros”. Siempre fue tan kitsch-y el retrato del Latino en Estados Unidos. Hasta que un día se iluminó mi camino con un gran artista. Recuerdo la primera vez que escuché Helado Negro y –sin exagerar– eché el grito al cielo y dije: THIS IS IT! Por fin, había encontrado el balance perfecto: un músico con talento extraordinario y el retrato de un Latino eliminando etiquetas y venciendo barreras de idioma.

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Él, Roberto Lange, con raíces de padres de Ecuador y sus firmes vivencias en Estados Unidos, se convirtió en un acto de empoderamiento. Puede que sea un tema recurrente dentro de la carrera de Helado Negro y que a cada rato se le pregunta, “¿Qué se siente ser binacional?”, pero el punto aquí es que a través de su música llega a reflejar la verdadera identidad de ser binacional en Estados Unidos. Helado Negro – con el uso de español e inglés en sus canciones – está rompiendo el paradigma de la lengua y cultura homogénea en Estados Unidos. Y no lo hace de una manera kitsch. Al contrario, es tan orgánico y natural. Un verdadero tributo a su talento. Roberto Lange es la voz de la nueva generación de artistas bi-nacionales en Estados Unidos.

Dentro del protocolo de la industria musical en Estados Unidos, ser músico latino era boleto automático para la fila de World Beat Music. No mames. Y con éste artista, se rompió ese protocolo. Al final del día, el Latino no es “el otro” y también entra a las filas musicales con el resto del esquema musical en Estados Unidos. Se convierte un issue más allá de la música, se convierte en todo un movimiento social. Y estoy segura que Roberto Lange no lo planteó de esa manera y que no fue la idea original, pero fue el público –como yo– que encontró un voz que dentro de su música reflejaba exactamente la vivencia de tener una identidad dual, de pertenecer a una comunidad de others pero también de ser parte de the big picture.

El último y reciente disco de Helado Negro – Invisible Life – reúne todo el enorme talento que venía recaudando a través de los años. Primer LP en inglés y español, donde además del sello de su identidad bi-nacional también destaca por la sutil manera de balancear diferentes sonidos cargados de synth-pop con interludios de ganchos melódicos. En Invisible Life, se puede distinguir el gran cuidado a la perfección de su producción, diversas texturas sonoras a la precisión del detalle en sus arreglos. Un trabajo meticuloso con cada sonido a la perfección. Una experimentación con kraut electrónico, ritmos en down-tempo y loops lujosos. Una elegante estética musical. Imaginativo. Adictivo. Temas como “Junes” y “Dance Ghost” son sellos del estilo de Helado Negro. Invisible Life hace que –por momentos– se crucen dos estilos, dos identidades, dos caminos con una tenue separación y nos tiene viviendo en eso, una vida invisible.

@martypreciado / Fotografías de Ryan Dickie