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Música

Question Mark & the Mysterians nos cuentan cómo nació '96 Tears'

Bobby Balderrama formó una de las mejores bandas de punk de la historia: Question Mark & the Mysterians, también conocidos como los que escribieron y tocaron “96 Tears”. Pude hablar con Bobby hace 20 años, cuando estaba haciendo las entrevistas para Pleas

Question Mark & the Mysterians, foto vía. Ilustraciones por Brian Walsby

Bobby Balderrama es un tipo maravilloso que formó una de las mejores bandas de punk de la historia: Question Mark & the Mysterians, también conocidos como los que escribieron y tocaron “96 Tears” en 1966. Su persistente riff de órgano, esas voces desnudas y el trabajo de producción de baja fidelidad la convierten en una firme candidata a ser la primera canción de punk rock. Si todavía no la has oído, lo siento por ti y te recomiendo que, antes de seguir leyendo, hagas clic en el botoncito naranja que hay más abajo.

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_Tuve la oportunidad de hablar con Bobby hace 20 años, cuando estaba haciendo las entrevistas para _Please Kill Me. Fue un verdadero placer entrevistarlo. Me contó cómo “96 Tears” había llegado a ser un éxito, y durante toda la entrevista destilaba entusiasmo, ingenuidad y verdadera pasión por el rock’n’roll. Bob explicó la historia tan bien que casi podía imaginármelo entrando en tiendas de discos y cadenas de radio con su single bajo el brazo, con la esperanza de que alguien se fijara en él.

Aquí les dejo su relato, que arranca desde su infancia en una comunidad mexicana en Saginaw, Michigan.

MEXICANOS

Saginaw tenía una nutrida población de origen mexicano, debido a la llegada de muchos inmigrantes que acudían para trabajar en las granjas. General Motors había construido una fábrica enorme allí durante la década de 1940 o 1950. Cuando los trabajadores migrantes se enteraron de que en GM los contrataban aunque no tuvieran formación escolar, se establecieron en la zona. Así lo hicieron mi padre y mi hermano mayor, y por ese motivo empezamos a vivir en Saginaw.

En el instituto no éramos muchos mexicanos americanos, quizá seis o siete, por lo que era un poco duro. A pesar de ello, todo el mundo era bastante agradable; donde más prejuicios había, de hecho, era en los clubes sociales. Cuando formamos la banda, no nos dejaban tocar en sus clubes. No podíamos porque éramos mexicanos, ¿sabes? Eso era lo raro, pero como nos hicimos famosos tan rápido, luego éramos nosotros los que no queríamos tocar allí.

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Éramos yo y mi primo, Larry Borjas, y un baterista que se llamaba Robert Martínez, quien fue el que empezó el grupo. Éramos solo tres. Tocábamos canciones de los Ventures, como “Walk, Don’t Run”, “Guitar Man” de Duane Eddy y temas instrumentales del estilo. Por aquel entonces no éramos conocidos.

Un día estábamos mi primo y yo viendo una película japonesa en la que había un grupo de alienígenas llamados “The Mysterians”, y Larry decidió que así nos llamaríamos. Al principio no me gustó nada la idea, pero una semana después, cuando ya empezamos a usar el nombre, me acostumbré a él.

QUESTION MARK

Fue mi padre quien me animó a tocar la guitarra. Él era guitarrista. De hecho, tocaba el acordeón, la guitarra, el violín, la armónica y esas cosas. Me gustaba verlo tocar y también quería aprender. Luego, los dos empezamos a ver programas como Hullabaloo y Shinding! y a todos esos grupos ingleses de la invasión británica: Los Beatles y los Rolling Stones salían en el programa de Ed Sullivan y a mí empezaban a gustarme. Así que, básicamente, mi padre nos motivó para tocar ese tipo de música. Empezamos a tocar mucho fuera, en fiestas y así. Una vez, alguien nos preguntó quién cantaba.

Ninguno de los de la banda éramos cantantes. Queríamos encontrar a uno y conocíamos a Question Mark, quien decía que sabía cantar. De hecho, mi hermana lo conocía por su reputación de ser uno de los que mejor bailaban en la zona. Mi hermana iba a verlo bailar. Así que nos recomendaron a Question Mark, le hicimos una prueba y nos gustó mucho. Hizo una versión de Mick Jagger, por lo que pensamos que podríamos hacer covers de Rolling Stones, y fue lo que empezamos a hacer.

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Por aquel entonces, Vietnam estaba en guerra. Larry Borjas y Robert Martínez estaban en edad de ser llamados a filas, por lo que se alistaron en el Ejército. Yo no sabía mucho de Vietnam hasta que me dijeron que tenían que alistarse. No querían ir a Vietnam, pero decidieron alistarse voluntariamente porque de esa manera podrían escoger destino. Los enviaron a Alemania. Cuando se marcharon nos sentimos como abandonados.

Justo antes de que se marcharan conseguimos un tecladista, Frank Rodríguez. Buscábamos uno porque muchos de los nuevos grupos que estaban saliendo, como los Moody Blues, tenían ese genial sonido de teclado.

Así fue como encontramos a Frank Rodríguez. Frank y yo éramos como los chavos jóvenes que quieren salir con los mayores. Frank tenía sólo 13 años cuando se unió al grupo. La única forma de salir con los chicos mayores era tocando con ellos, y eso fue lo que hicimos.

Luego entró Frank Lugo, que tocaba el bajo, y empezamos a componer. Un día, Frank empezó a tocar una melodía de órgano que nos gustó mucho a todos. Yo me inventé los acordes y cada vez que ensayábamos lo grabábamos todo. Al principio, la canción no tenía letra. Question Mark nos dijo que tenía una letra, pero yo pensaba que se la estaba inventando, que improvisaba.

Sobre cómo se nos ocurrió lo de “96 Tears”, pues fue mientras montábamos la canción. En un punto, Question Mark cantaba “too many teardrops” (demasiadas lágrimas) y pensamos que podríamos llamarla así, pero nuestro batería sugirió que la llamáramos “69 Tears”. Estábamos de acuerdo en que era un nombre pegadizo, pero creíamos que era demasiado guarro para que lo dijeran por la radio.

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Aunque sólo tenía 14 años cuando grabamos la canción y 15 cuando salió, ya sabía lo que significaba 69. Casi censuraron a los Rolling Stones por hacer lo mismo en el show de Ed Sullivan, cuando cantaron “Let’s Spend The Night Together” (Pasemos la noche juntos). Los censores del programa consideraron que la frase era demasiado sucia y les hicieron cambiarla por “Let’s Spend Some Time Together” (pasemos un rato juntos).

Así que nuestro baterista sugirió que cambiáramos el orden de los números. “¿Qué quieres decir?”, le pregunté, y me dijo, “llamémosla ’96 Tears’, ¿no?”. De repente se encendieron bombillas y dijimos “¡SÍ, ESO ES!”. Y así fue como dimos con el título.

TOP 40 RADIO

Fuimos a ver a la productora Lilly Gonzáles. Ya nos habíamos reunido con ella un año antes, pero nos rechazó. Nos dijo, “bueno, creo que todavía no están preparados; ¿por qué no vuelven el año que viene?” Y ahí estábamos. Tocamos nuestros temas nuevos y esta vez nos aceptó. Era propietaria de un estudio de grabación de cuatro pistas en Bay City, Michigan. Allí grabamos “96 Tears” y “The Midnight Hour”. La señora Gonzáles tenía una discográfica mexicana en Texas, con la que había fundado varias bandas mexicanas, y una tienda en Saginaw.

Pero Gonzáles no quería que fuéramos un grupo mexicano, porque ella también tocaba mucho rock’n’roll. Esa era nuestra única oportunidad para darnos a conocer. No me gusta tener que decirlo, pero en los años 60 había muchos prejuicios.

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Creo que si hubiéramos ido a una discográfica llevada por blancos, se habrían reído de nosotros. Nos habrían rechazado por ser demasiado jóvenes. Estábamos en la escuela. En cambio, la señora Gonzáles nos dió una oportunidad. Creó una discográfica llamada Pa-Go-Go Records y nos envió 500 copias del single “96 Tears”.

Así que Question Mark, yo y el resto de los chicos empezamos a ir a todas las tiendas a dejar los discos. Empezamos por la cadena de radio WKNX, en Saginaw, donde nos dijeron que primero deberíamos dejarlos en la tienda y esperar a ver si se vendían.

Fuimos a las otras cadenas de radio y Rob Dyer y Dick Dave, de WKNX, nos dijeron que si podíamos ayudarlos a ellos, ellos nos ayudarían a nosotros. “Si tocan para nosotros en los conciertos y hacen promociones para la cadena, pondremos su disco y moveremos el tema de las relaciones públicas”, dijeron.

En cualquier caso, no estábamos sacando mucho dinero. Lo único que queríamos era promocionar el disco. La WKNX empezó a ponerlo, creo que fueron los primeros en hacerlo. Quería oírlo por la radio y ver cómo reaccionaba la gente. En WKNX había una “Batalla de Canciones”, en la que pinchaban varias canciones y la gente llamaba para decir cuál le había gustado más. Me entraban ganas de llamar y decir, “guau, he escuchado una canción genial”, pero nunca llegué a hacerlo.

Yo estaba en noveno grado cuando salió el disco. Recuerdo estar en los pasillos y que la gente venía a decirme, “¡Bobby, escuché tu canción en la radio!”.

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Yo pensaba que era el único que escuchaba la “Batalla de Canciones”, ¿sabes? Pero me di cuenta de que todo el mundo seguía el programa. Empezamos a hacer conciertos para WKNX y llevamos el disco a un tal Bob, de la cadena WTAC, quien nos hizo la misma oferta que nos hicieron en WKNX. Bob nos dijo, “si tocan para mí, yo pondré su canción y vendrá mucha gente a verlos tocar”.

Le dijimos, “genial, ¡hagámoslo!”.

Bob empezó a reservar conciertos y tocamos en un sitio en Mount Holly. A partir de entonces, de repente todo fue una locura. Primero pusieron nuestro tema en Saginaw, luego en Flint, y luego todas las tiendas de discos empezaron a llamarnos porque se les habían agotado nuestros discos. No podía creerlo. Teníamos todavía bastantes discos, así que fuimos a repartir más.

Más tarde decidimos ir a Detroit e intentarlo con la DTFW, porque era el momento. Detroit nos intimidaba un poco, pero aún así nos presentamos allí y dejamos un disco en la radio. Nos miraron así como diciendo “Órale, sí, cómo no”.

Cuando la canción llegó al número uno en Flint, nos llamaron de DTFW pidiéndonos más discos, pero ya les habíamos enviado unos cuantos. Por aquel entonces, las cadenas recibían miles de singles que acababan directamente en la basura. Supongo que fue lo que hicieron con el nuestro, así que fuimos y les dejamos unos cuantos más.

Empezaron a poner nuestra canción en Detroit. A la gente le gustaba y pedía que la pusieran, así que a DKSW, la cadena de radio más importante de Detroit, no tuvo más remedio que empezar a ponerla, también. Finalmente llegó a ser número uno en la cadena, y la gente me decía, “¡SU CANCIÓN ES NÚMERO UNO EN TODO EL ESTADO!”.

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No lo podía asimilar. Gente a la que no conocía de nada me decía que mi canción iba a ser número uno y yo ni me enteraba de lo que eso significaba. “¿Cómo? ¿Número uno? Pero, ¿esta mañana? ¿Eso es bueno? O sea, ¿número uno significa estar en lo más bajo, o cómo?” No entendía el sistema de clasificación hasta que alguien me lo explicó: “no, ahora mismo, su canción es la mejor de la radio”.

LA FAMA

Incluso tuvimos que ir a la tienda de discos a firmar autógrafos. Yo estaba maravillado. Como cuando vas a ver a una estrella y quieres un autógrafo suyo y, cuando lo consigues, es como “¡sí, lo tengo!”. Por eso me alucinó que la gente quisiera mi autógrafo.

De repente nos llovieron las propuestas de las grandes discográficas para comprar los derechos de nuestros temas. Nos quedamos con Cameo Parkway Records, la empresa de Neil Bogart. Neil organizó varias actuaciones para la televisión en Nueva York, y también actuamos en American Bandstand, de Dick Clark. Yo veía ese programa todos los sábados por la mañana y pensaba “¡madre mía, voy a salir en American Bandstand!”.

Dick Clark me intimidaba un poco, pero resultó ser una persona muy sensata. Vino a nuestro camerino a saludarnos y se sacó una foto con nosotros. Era muy buena gente, y desde aquel día fuimos de gira con él. Nos puso con bandas como Strawberry Alarm Clock, los Electric Prunes, los McCoys, los Shadows of the Night, los Seeds… Viajábamos en una camioneta en la que llevábamos todo el equipo. Nos turnábamos para conducir y la pasábamos muy bien viajando y tocando. Era una forma genial de conocer nuestro país.

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También hicimos algunas giras con los Beach Boys. Fue grandioso. Me encantaba escuchar a esos tipos tocar. Recuerdo pensar, “Dios, me encantaría poder tocar así en directo”. Eran geniales, pero nunca pudimos acercarnos a ellos, porque llegaban en una limusina e iban directo al escenario. En cuanto acababan, se volvían a meter en la limusina y se iban.

Mis padres estaban muy orgullosos de mí, aunque les preocupaba que me metiera en drogas y cosas así. En una de las primeras giras, cuando estaba a punto de meterme en el autobus con los otros grupos —los McCoys, los Shadows of the Night y los Seeds—, mi padre me dijo, “firmaré el permiso para que puedas irte si me prometes que nunca en la vida vas a tomar nada”.

Le dije, “¿qué quieres decir, papá?”.

Y me dijo, “ya sabes, marihuana…”

Le respondí, “¡claro, papá, si ni siquiera he fumado cigarrillos!”

En cuanto me metí en el bus, alguien detrás de mí dijo, “uf, me encantaría fumarme un porro ahora mismo”.

Frank, nuestro bajista, dijo, “¿Un porro? ¿Qué quieres decir? ¿Qué es eso?”

Y el tipo contestó, “ya sabes, hierba…”.

Y Frank, “sí, ¿qué pasa con la hierba?”.

Y el tipo le dice, “¡marihuana!”.

Entonces yo dije, “¡carajo, mi padre ya me había avisado de esto!”.

Nos influyó mucho Little Richard y su rollo salvaje. Muchos de sus temas tenían un ritmo trepidante y Question Mark lo imitaba. Fue la estrella del grupo y a la gente le encantaba. Era un gran artista. Daba giros y bailaba por todo el escenario, mucho antes de que lo hiciera Michael Jackson. Question Mark era tan bueno como James Brown, aunque yo no estaba muy metido en música soul. Yo era más de rock´n´roll, del primer álbum de los Rolling Stones, ¿sabes?

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Cuando a mediados de 1966 “96 Tears” llegó al número uno en las listas nacionales, desbancamos a los Monkees y su “Last Train to Clarksville”. Eso me dejó atónito. Me encantaba ver a los Monkees por la tele. Para mí eran como los Beatles al principio. Provocaban el caos por donde pasaban con sus canciones, y su programa de televisión fue el primer show de videoclips de rock’n’roll que hubo, mucho antes que MTV. Y me encantaba.

HÉROES Y VILLANOS

Todo eso pasó cuando tocamos en Cobo Hall, en Detroit. Ese fue nuestro gran momento. Cuando Frank y yo llegamos al Cobo Hall con nuestras novias, había mucha gente y recordé la vez que fui allí para ver a los Rolling Stones. La situación me recordó a aquella ocasión; todo el mundo hacía cola con sus entradas en la mano. Era como ir al concierto de alguien distinto a nosotros. En ese momento pensé, “Dios, ¿de verdad vamos a tocar aquí o estoy soñando?”.

Cuando nuestro tema llegó al número uno, recorrimos el país de este a oeste. Aparecimos en American Bandstand un par de veces y en un programa de Dick Clark, Where the Action Is. Había bailarinas y estaba el grupo Paul Revere & the Raiders. Siempre estaban en ese programa. No llegué a hablar con las bailarinas porque eran mucho mayores que yo. Tendrían 18 o 19 años y nosotros 15 o 16. La única vez que llegué a conocer a chicas de mi edad era cuando tocábamos en los bailes de adolescentes, pero cada vez actuábamos menos en ese tipo de eventos.

Hicimos muchos conciertos, algunos de ellos con los Yardbirds, que era uno de mis grupos favoritos. Tenía muchas ganas de ver a Jeff Beck, me encantaba cómo tocaba la guitarra. Pero en aquella época había dejado la banda o se estaba tomando un descanso; el caso es que lo sustituyó Jimmy Page. Fue muy decepcionante, hasta que vi a Jimmy en acción. Ahí me di cuenta de lo bueno que era, también. Me dejó impresionado. Cuando fue nuestro turno, Jimmy se quedó a vernos, con una cara que parecía decir “¿de dónde coño han salido estos güeyes?”.

Una de las mayores decepciones que me he llevado ha sido con los Doors. Antes me encantaban y “Light My Fire” era uno de mis temas favoritos. Cuando esta canción salió, la nuestra ya había sonado hasta la saciedad, aunque seguíamos haciendo conciertos y tal. Una vez leí algo que había dicho Jim Morrison: “No me gusta la música bubblegum como la de Question Mark & the Mysterians o los Monkees”. ¡Nos estaba menospreciando!

Jim era un compositor genial y todavía lo admiro, pero me chocó oír algo así de él. Supongo que la música bubblegum podría incluso considerarse punk, lo que también me convertía a mí en uno. Pero Morrison me decepcionó mucho, porque ahora, cada vez que escucho “Light My Fire” por la radio, me acuerdo de sus palabras.

En 1975, Legs McNeil participó en la fundación de Punk Magazine, la revista que es en gran parte responsable de que sepas lo que significa esa palabra. También escribió Please Kill Me, lo que lo convierte en el Studs Terkel del punk rock. Además de sus colaboraciones en VICE como columnista, McNeil escribe en su blog personal, pleasekillme.com. Puedes seguirlo también en Twitter: @Legs__McNeil.