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Música

Un lugar para enterrar a los desconocidos

A Place To Bury Strangers regresa a nuestro país a tocar en un foro mas ad-hoc, solos y sin compartir escenario con el Tri ni Korn.

Fotografía: Self Titled Mag

¿En qué momento el indie rock se hizo tan marica? No tienes que ser un metalero tatuado para hacer llorar al niño Dios; hay muchas maneras de sacarle maldad a una guitarra.

Uno de mis géneros favoritos en cuanto a maldad se refiere es el shoegaze, el hermano deforme del rock. Ese que tus papás escondieron y olvidaron en el ático en los ochenta. Alimentándolo solo con cabezas de pescado y enfureciéndolo cada día más hasta el día que por fin se pudo escapar para meterse cuantos ácidos se encontró y formar una banda nuevamente.

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En 2003 la música gozaba de un oasis popero; la música se jactaba de haber logrado una técnica, limpieza en ejecución de todos sus instrumentos y en todos sus géneros, pero más importante: la industria musical había domesticado nuevamente al rock; el grunge y el punk estaban nuevamente muertos y los sobrevivientes estaban controlados bajo un falso status quo de rebeldía que estábamos viviendo nuevamente en 1983, con todos sus clichés y todas sus carencias. La música necesitaba algo y tal y como sucedió en los ochenta, cuando llegó el hard core a hacerse pipí en todos los cánones gabachos del rock o el shoegaze manchando de grasa la limpieza del britpop en el norte del Reino Unido.

El nu-gaze (re-encarnación del shoegaze) regresaba a abrazar la suciedad y los malos modales para hacer ruidoso el rock otra vez.

Ese mismo año un trío de entusiastas del ruido decidieron empezar a tocar bajo la premisa de caer lo más gordo posible, subirle siempre al máximo a sus amplificadores y sin miedo a volar las bocinas empezaron a hacer música de los restos de un género y actitud olvidados. Este trío se hizo llamar A Place To Bury Strangers y es ya una referencia del nuevo sonido del subterráneo gabacho de la costa este.

Todo esto que cuento no es algo que solo digo yo: el trío neoyorquino ostenta el título de la banda más ruidosa de Nueva York y viniendo de la ciudad natal de Sonic Youth, es un verdadero trofeo a presumir en cualquier parte del mundo.

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No es gratuito que la banda saltara a la fama mundial por haber sido elegidos a telonear actos como Nine Inch Nails, Black Rebel Motorcycle Club. Inclusive blandengues como MGMT o la tía loca de Björk recurrieron a ellos para ponerle un poco de onda a sus shows.

La banda hoy día trae un sonido un poco más tirado al rock espacial pero sin dejar de lado la suciedad que tanto me gusta. De escuchar su último disco sólo puedo concluir que la banda le empezó a meter a otro tipo de drogas… pero lo que si no ha olvidado es cómo hacer música cabrona.

A Place To Bury Strangers regresa a nuestro país a tocar en un foro mas ad-hoc, solos y sin compartir escenario con el Tri ni Korn. En un lugar a modo para la banda como lo es el Pasagüero pero más importante, la banda regresa de la manera más punk que puede existir, con una promotora independiente que financió el show con una fondeadora, es decir que el show fue pagado por fans de la banda.

Un show de fans para fans. Nada más un puñado de malvados podrán asistir a este show el próximo 19 de Julio donde la banda tirará su cortina de ruido blanco para tocar temas de sus últimos 3 discos y con un poco de suerte alguno de sus extraordinarios covers.