FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Los inicios del post rock: una entrevista con Sebastián Thomson

Hablamos con el hombre detrás de Publicist y la batería de Baroness sobre sus orígenes en Trans-Am, el DC-hardcore, la música electrónica, influencias y de cómo crear una catarsis comunal.

Foto por @jimmyhubbard vía.

La voz de Sebastián Thomson por momentos suena temblorosa: un mezcla de nervios y excitación por estar dando una entrevista en español, después de casi no hablarlo por catorce años. Sin embargo, su vocabulario es amplio— sólo incluirá alguna esporádica palabra en inglés como para precisar algún concepto, pero su español es propio de aquel que lo ha absorbido desde la cuna. Sebastián nació en Buenos Aires, Argentina, pero a los cinco años su familia emigró de la dictadura de finales de los 70 para instalarse en Washington DC. Luego de un breve retorno a la Argentina en 1986, su familia volvió a DC y Sebastián, que ya había incursionado en la música, se sumergió en la escena hardcore de la ciudad. Formó la banda pionera de post-rock Trans Am, y sus dotes como baterista lo llevaron a proyectos como los psych-punks Weird War y Chain and The Gang, ambas con Ian Svenonius (Nation of Ulysses, The Make-up).

Publicidad

Vivió en Londres y fue ahí que creó su proyecto solista, Publicist, en donde aborda la música house con el espíritu transgresor y disruptivo de sus orígenes. Actualmente Sebastián es el baterista del grupo de metal alternativo Baroness, cuyo disco del año pasado, Purple, ha generado buenas críticas y giras extensas.

Con motivo de la primera visita de Publicist en suelo argentino, y de la próxima visita de Baroness a México, platicamos con Sebastian sobre sus orígenes, el hardcore de DC, la música electrónica, sus influencias y de cómo avivar su costado contracultural en pos de una honesta catarsis comunal.

NOISEY: ¿Cómo fue que terminaste viviendo en Estados Unidos?
Sebastián Thomson: Bueno, la primera vez nos fuimos fue en el 78, por el gobierno militar. Mi viejo estaba involucrado en la cosa política y nos fuimos a Europa por un par de meses. Después consiguió trabajo en Washington DC y ahí es donde empecé la primaria, y por eso casi que soy medio norteamericano. Pero después, en 1986, con la presidencia de Raúl Alfonsín [primer gobierno votado en elecciones libres luego del golpe cívico-militar de 1976], volvimos a Buenos Aires y mi viejo trabajó en la administración de Alfonsín durante cuatro años. Luego nos volvimos al DC y empecé la universidad en Estados Unidos. Estudié física e hice el primer año de un doctorado, pero no lo terminé.

¿Cursaste la escuela secundaria en Argentina?
Sí, primero fue muy raro para mí, porque había mucha diferencia entre Washington y Buenos Aires. Pero los últimos dos años lo pasé muy bien, fue muy divertido y cuando me fui estaba un poco triste.

Publicidad

¿Tocaste en bandas durante ese tiempo?
Sí, empecé a tocar la batería a los 14 años y tuve un grupo en el colegio. Empecé como cantante, porque mi inglés era el mejor de todos mis amigos, que querían hacer covers de The Police, The Cure, así empecé cantando, pero nunca fui muy bueno. Entonces me di cuenta de que soy mucho mejor baterista que cantante. [Ríe]

Foto vía.

¿Qué recordás de la música de entonces en Buenos Aires?
Mi grupo favorito de cuando estuve allí fue Sumo, siempre. No sé si se puede decir que son un grupo punk, pero algo de eso tenían.

No pasó mucho entre que regresaste a Washington y la formación Trans Am. ¿Recordás cómo fueron esos tiempos?Empecé tocando con unos amigos. Por entonces, lo importante era Bad Brains, Fugazi, así que empezamos a tocar ese tipo de música, pero pronto eso nos pareció aburrido o limitado. Tengo un hermano mayor que siempre fue fan de bandas como Kraftwerk, y a mí siempre me interesó la música electrónica. En esos años Aphex Twin fue también muy importante para mí, por eso en Trans Am empezamos a incluir cosas electrónicas. Era 1992 o 93, y empezamos a incluir sintes y batería electrónica, y creo que para el momento eso fue algo extraño, pero no nos importó. Además, antes de ser Trans Am, el grupo era más punk y teníamos un cantante que luego se fue, así que nos mantuvimos como un grupo instrumental.

El término post-rock era desconocido entonces.
La cosa post-rock no existía; para nosotros fue como un accidente, casi. Además, si comparás Trans Am con, por ejemplo, Tortoise, que es otro grupo post-rock, la verdad es que no tenemos mucho en común. Ellos tenían un influencia de dub y jazz que nosotros nunca tuvimos. Para nosotros, el objetivo de Trans Am fue “¿cómo podemos presentar la música rock de una forma más interesante pero todavía entretenida?”, porque algunos de los grupos post-rock eran tan intelectuales y fríos que no me resultaban muy excitantes.

Publicidad

¿Cómo encajaba todo eso en Washington?
La verdad es que la cosa post-rock no existió en Washington, y para nosotros fue difícil. Estaban tan metidos en la cosa hardcore o post-hardcore, que nosotros tocamos en Chicago y New York antes de tener un show en Washington. Fue como que Chicago nos adoptó más rápido. El sello [neoyorkino] Thrill Jockey también estaba interesado, y por mucho tiempo todos creyeron que éramos de Chicago.

En Washington fuiste miembro de Weird War y Chain and the Gang, ambas bandas lideradas por Ian Svenonius. ¿Cómo fue que hasta entonces no compartían fechas?
Bueno, éramos todos amigos. Washington es una ciudad pequeña, y la escena era aún más pequeña, así que nos conocíamos todos aunque musicalmente éramos todos muy diferentes. Trans Am nunca tocó con Nation of Ulysses, por poner un caso. Pero íbamos a las mismas fiestas y demás.

¿Cómo entendés la evolución de Trans Am, de entonces a hoy?
Bueno, Trans Am se transformó en un proyecto artístico más que un grupo. Ahora los otros chicos [Nathan Means y Phil Manley] viven en Portland y en San Francisco. Yo vivo en New York, así que nos reunimos cada cuatro meses y es medio dificil pensar en Trans Am como un grupo normal porque no podemos ensayar cuando queremos, tiene que ser todo planeado. Así que es algo part-time ahora, y creo que hasta puede ser algo bueno, porque nos conocemos hace casi treinta años. Por otro lado, si estás todo el tiempo con los mismos colegas haciendo lo mismo, eso te harta o te aburre. Como lo hacemos ahora, es divertido e interesante para nosotros.

Publicidad

¿Cómo surgió Publicist?
Publicist nació hace diez años, en el periodo en que estuve viviendo en Londres. Empecé a ir a fiestas, y la ciudad tiene una cultura de música electrónica mucho más amplia. En Washington, la música house es muy comercial, es para tipos que trabajan en un banco, no sé si entendés [ríe]. En Londres todo eso me impresionó mucho y me dije “sé cómo programar MIDI, sé tocar teclados y sintes, sé tocar la batería, ¿qué puedo hacer en esta escena que sea un poco diferente?” Entonces me di cuenta que la mayoría de los artistas hacen lo mismo: usan un drum machine y tocan los teclados en vivo y me dije “¿Por qué no hago lo opuesto? ¿Por qué no toco la batería y programo los sintes?”. Y así arrancó.

¿Cuál es tu actual set-up para el vivo?
Ahora, la mayoría de las veces uso un Oberheim Matrix-6 y un [módulo sintetizador analógico polifónico] Tetra, de Dave Smith. También tengo samples de otros teclados y un [sintetizador Roland] Juno-60 que uso de vez en cuando.

Foto por Julien Bauzin vía.

Tu sitio publicistmusic.com cuenta con una sección llamada Manifestodonde figuran siete puntos en los que desarrollas la idea de que el público se ha vuelto un espectador pasivo que sólo es capaz de participar con libertad bajo un set de DJ. ¿Cómo fue que te surgió confeccionar esa declaración?
Yo creo que Ian Svenonius tuvo un poco de influencia en eso. Él es muy político, pero le gusta mezclar la cosa política con lo musical de una forma particular. Y creo que la música dance no tiene nada político ni un statement cultural. Honestamente, me pareció gracioso hacerlo. Por ejemplo, el manifiesto futurista en Italia [escrito por el poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti en 1908], me impresionó y al mismo tiempo me pareció gracioso porque es tan serio, y por eso pensé que esta música no tiene ese tipo de cosas, así que “¿por qué no lo hago yo mismo?”.

Publicidad

La escena musical de Washington DC tuvo una carga política bien marcada y un fuerte compromiso con lo que se hace, visibilizado mayormente a través del sello Dischord de Ian MacKaye, o hasta el mismo Ian Svenonius. ¿Te reconoces en esa intención? ¿Creés que se liga de algún modo con tu pasado y la historia de tu familia?
Sí, claro. Mi viejo, no sé si es obvio, pero es un poco lefty [de pensamientos de izquierda] y yo también, y eso se vinculó con la cosa de Dischord. Por ejemplo, cuando salió el segundo disco de Trans Am [Surrender to the Night, 1997], marcas como Sony, Levi’s y Hammer nos ofrecieron mucha plata para usar nuestra música en publicidades, y dijimos que no, porque entendimos que era un sell-out [venderse]. Así que eso siempre fue parte de lo que hago y se mantiene.

¿Escuchás música nueva? ¿Qué cosas llaman tu atención?
Cosas que me interesan musicalmente hablando está Paranoid London, dos ingleses que son buenísimos, hacen un tipo de acid house que me gusta mucho. No sé si conocés Phuture, de Chicago, eso es acid house de los años ‘80, siempre me encantó, y Paranoid London hacen un acid house más moderno pero con una producción muy sucia que me gusta mucho. En Brooklyn también hay un sello llamado L.I.E.S que hacen un techno más distorsionado, eso también me gusta. Creo que la música house cuando empezó fue algo transgressive, medio peligroso, raro; yo quiero volver a eso. Porque creo que si le preguntás a un norteamericano al azar qué piensa sobre el house, te va a decir que es música muy cheesy, para un tipo que se quiere levantar unas minas el sábado a la noche, y eso me aburre mucho y quiero volver a cuando esa música era algo extraño.

Sebastian ensayando con Baroness, foto por Jimmy Hubbard vía.

Ahora, como baterista de Baroness, ¿cómo manejas la dinámica para que ambas cosas funcionen?
Baroness es la cosa principal para mí ahora, porque trabajamos mucho y creo que a este disco [Purple, vía su propio sello Abraxan Hymns] que recién editamos le va a ir bastante bien. Vamos a estar de gira todo el año. Con este grupo me pasa que además de que son mis amigos y que me gusta mucho su música, ellos son muy serios: quieren trabajar mucho y eso me gusta [ríe]. Trans Am es casi lo opuesto. También me gusta la música que hacemos juntos, pero es casi como un hobby para los otros chicos. O sea, hace cinco años lo más serio para mí era Publicist. Cuando vivía en Londres tocaba en Europa casi todos los fines de semana. Pero ahora Baroness es mi “trabajo” principal [ríe]. Lo bueno de Publicist es que como soy yo solo es muy fácil de organizar fechas, y cada vez que Baroness tiene un break pequeño, puedo hacer unos conciertos.

¿Cómo te uniste al grupo? ¿Qué te atrajo de su música?
Son un grupo de metal que realmente les interesa componer canciones y no solamente riffs. Entré porque tenemos un amigo en común, John Theodore, ex baterista de Mars Volta y ahora toca con Queens of the Stone Age. John [Dyer Baizley], el guitarrista de Baroness, lo llamó y le propuso unirse al grupo, y él le dijo “mirá, Sab de Trans Am, ellos casi no tocan hoy día, así que llamalo”. Y bueno, fue muy fácil: aprendí como diez canciones, tocamos juntos y ahora es como que no me siento como un miembro nuevo. John es el compositor principal, pero todos aportamos —es algo bastante democrático.