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Música

El #WIRD festival es el héroe local que todas las ciudades necesitan

Los chavos raros de San Luis Potosí que se rebelaron en contra del “aquí no pasa nada”.

No existe ninguna ciudad demasiado chica para un festival de música y el WIRD Festival lo sabe. San Luis Potosí, una ciudad al centro-norte de México, es uno de tantos lugares condenados por el “aquí no pasa nada”, consideradas no aptas (por promotores, bandas, etc.) para albergar de manera seguida fiestas, conciertos y festivales de música. Como si todas las ciudades fuera del DF, Guadalajara o Monterrey fueran pueblos fantasmas. Esta idea ha habitado por años el inconsciente colectivo, pero Valdimir Zamarripa, junto con un enorme grupo de amigos, realizó el WIRD festival (por segunda ocasión) para demostrar lo contrario.

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El WIRD festival es un punk y el héroe local que todas las ciudades necesitan. 11 horas de música con talentos locales, nacionales e internacionales, y con causa (la entrada era por donación, ya sea para una fundación para perros sin hogar, o para una que ayuda en la nutrición de niños carentes de recursos). Ya nadie lo hace así. El escenario del WIRD vomitó guitarrazos punks sobre los jóvenes potasinos que alimentaron rueda de slam to-do-el-tiem-po. Nunca faltó gente frente al escenario, la curiosidad de los asistentes fue infinita y todos los talentos lo agradecieron.

Foto tomada del Instagram de venancio_villalobos

Para mí, los mejores fueron los GLUE: ansiedad adolescente traducida a gritos del vocalista, quien en algún punto escaló la torre de sonido sólo porque sí, convirtiéndose en el estandarte de aquella tarde.

El mejor momento fue cuando los Malportado Kids dejaron a merced del público una piñata de Donald Trump, que la gente pateó, aventó y destrozó por completo.

Foto de Nahúm Delgado

Ceremony estuvo lejos de la actitud vale madres en la que estábamos todos. La ausencia de sus playeras estuvo de más; fueron los rockstars del lugar. Institute se llevó el trofeo de calidad: la presencia del vocalista estaba lejos de ser vulgar, sin embargo imponía una inconformidad con la que cualquier adolescente podía identificarse.

Al anochecer, el festival tomó otro tono, el escenario recibió a los actos electrónicos. El público dejó la violencia de los puños y los cambio por el retumbar del baile. Algunos parecían confundidos por los ritmos alejados de las guitarras mientras otros parecían disfrutar el reto.

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Marie Davidson fue la sorpresa del festival. En cuanto subió al escenario, el tamaño de su actitud fue evidente. Una chica que parecía estar destilando el punk de toda la tarde a través de sus cables y beats fue un excelente preámbulo al cierre de techno oscuro que nos esperaba.

Foto tomada del Instagram de dxnielo

Las Brisas tomaron a muchos por sorpresa. Fue interesante observar la reacción de la gente ante un acto comprobadísimo en ciudades cosmopolitas. La intensidad de este acto únicamente reafirmó la excelente curaduría del festival.

A momentos se podía sentir una familiaridad extraña y comparable al sentimiento de estar en los primeros años del festival Nrmal en Monterrey. La apertura de la gente a actos que tal vez no conocen es algo que pocas veces se puede disfrutar en ciudades como el DF. El WIRD festival es una experiencia que te recuerda que no todo es venta de cerveza y boletos. Que la música de todos y que no hay ningún lugar pequeño para que exista una escena. Un esfuerzo de la comunidad creativa que está en desarrollo en una ciudad que está en contra del “aquí no pasa nada”.

Gracias infinitas a todo el staff del festival que estuvo al tanto de nosotros, ¡nos vemos el próximo año!

A Val le urge que ya sea el próximo WIRD. Mientras tanto síguela en Twitter -@Pandroide