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Cultură

¡DETENTE, CASCANTE! #7 – Una buena mierda

Todo lo que de verdad importa te lo puede contar tu amigo el basurero.

El barrendero municipal trescientos cuarenta y nueve, a.k.a. José Luis Rufilanchas, nació en Madrid en agosto de 1971 hijo de un empleado del Real Automóvil Club de España (RACE) y una señora de Palencia. Su infancia fue tranquila. De joven tuvo un amigo. Vomitó una vez en el suelo de una iglesia en un funeral de cuando se le murió un abuelo. La vida suya de brossaire la puso en marcha en 2003 por un enchufe que tenía por parte del padre de un amigo de la facultad que un viernes le llamaron de la Central de Recogida de Basuras por teléfono y le dijeron "

" y así hasta hoy. José Luis inspira confianza, lleva calada una gorra gris con un dibujo de un huevo frito por detrás. Sus ojos están más separados de lo normal. "Me han hecho exámenes médicos y no afecta en absoluto a mi trabajo", dice. "Estoy como si nada". Su hijo, que va vestido igual que él -con un mono verde y blanco de barrendero de la comunidad-, está sentado en el bordillo de la acera comiéndose un Tigretón con la pegatina sin abrir. José Luis se apoya en la puerta del camión que conduce todas las noches rascándose un chicle de la suela de la bota utilizando un trozo de cristal del suelo. Habiendo acabado su jornada, con el sol ya saliendo, accede a mantener la conversación que sigue. Veo que has vuelto de la ronda con este niño con disfraz. ¿Es tu hijo? ¿Suele acompañarte en tus viajes?
No, no. Por amor de Dios: es mi compañera Izaskun, no es mi hijo. Lo que pasa es que es enana, enanita, una "persona pequeña", sufre lo del enanismo. ¡Izaskun, saluda! No es mi hijo para nada, yo no tengo hijos. No tenía ni idea, perdona.
Da igual, nos pasa todo el rato. Como lleva el pelo corto la gente se piensa que es el crío de alguno de nosotros. Pero da igual, en serio. No es una enana cualquiera la Izaskun. Antes trabajaba en IBM; ha dado más vueltas que una peonza. La acerco a su casa en cuanto acabemos. ¡Izaskun! La llevo todos los días. No tiene ni coche ni nada pero trabaja como el que más. ¿Y ahora tú te vas a tu casa y qué haces?
Pues llego y me voy directo a la cama que me la habré dejado sin hacer imagino y luego a eso de la una me levanto y poco más. A esperar hasta las doce a mi turno. En general prefiero estar en el trabajo. Qué me estás contando, José Luis.
Hago poca vida. ¿No te gusta nada aparte de tu trabajo? No me lo creo.
A ver, tengo internet. Pero es que no sé, no lo entiendo. También tengo el Facebook y un videojuego que me grabaron en un CD-Rom: no es lo mío. Vivo solo, las novias no me duran. Cuando estoy en casa paso un montón de tiempo quieto y callado que todo lo que hago es estar sin saber qué hacer. Soy de la opinión de que hay más sorpresas dentro de la basura que fuera de la basura. Esto último lo digo mucho. ¿Y lo del grupo que me comentabas antes?
Es que no es lo mismo. Yo eso me lo tomo muy en serio, no es una historia que me "guste" así sin más. Que nada, que no sé, que montamos el año pasado un grupo de grindcore con unos compañeros de siempre del tajo, ensayamos una vez a la semana. Nos llamamos "Camión de la Basura", tenemos website en internet. Ahora estamos empezando a dar forma por fin a las referencias que traemos cada uno, que son unas cuantas. ¿Por ejemplo?
La pizza de huevos por encima del Telepizza, los atardeceres, las personas muy gordas, los toreros cogidos, grupos como Brujería, Rotten Sound, Juan Pardo, Ministry, Deathspell Omega, todo el sello 4AD, el elefante de dibujos animados "Babar", una foto de un puesto de perritos calientes envuelto en llamas que tengo pegada en el cristal del camión. No sé qué hago hablándote de esto. Me interesa.
Izaskun es bastante seguidora de Pig Destroyer, cuando nos toca turno de fin de semana escuchamos mucho el segundo disco. Yo lo del grupo lo pongo al mismo nivel que lo del trabajo de la recogida, son mis dos pasiones. Mis dos niñas bonitas. ¿Pero lo de las basuras te tira de verdad?
Me gusta, es mi trabajo. Tiene sus recompensas y no es difícil. Sigues la nube rosa de olor de Madrid que es de larga como la serpiente que rodea el mundo y no hay más. Ahora estoy de conductor, sólo me bajo del camión si yo quiero. Puedo ir hasta sin pantalones, con mis bolas tocando el cuero del asiento. Lo único es que tienes que tener cuidao de no atropellar a nadie: luego es un lío. ¿Con los compañeros qué tal?
Bien, lo normal. Me toman el pelo cuando pasamos por alguna de las cafeterías de la cadena "José Luis", me dicen "mira, Rufilanchas, ¡mira tu bar!" Pero son las bromas típicas del compañerismo, a mí no me molesta. Además hace unos años me enteré de que hay una ley que dice que hay que cubrir un cupo obligatorio de retrasados mentales del dos por ciento en la profesión así que voy con calma. ¿Se sigue diciendo "retrasados"? No me gustaría ofender a ningún retrasado. Hay que verlo venir y andarse con ojo, es lo más importante. Ni hay negro ni hay blanco. La idea que tengo de lo que haces es una idea tremenda. Como que te pasas la vida oliendo a pez espada y ves muchas cosas y todas para mal.
Muchísimas veces he visto a personas humanas cagando. Es lo que más hace la gente para vacilarte: se te cagan. Van corriendo hasta el centro de una calle y plantan lo que pueden. Chicos de provincias de colegio mayor sobre todo, no saben lo que hacen, van siempre con una buena mierda encima. Una vez, con el gancho que usamos para levantar y volcar dentro del camión los contenedores de reciclaje de vidrio y pilas, enganchamos a un andaluz que se nos había puesto chulo, tendrías que haberlo visto colgao de lo alto del gancho, cómo gritaba el tío, "¡polisía, polisía!". Al parecer estudiaba Comunicación Audiovisual en la Complutense. Lo dejamos ahí con una mantita por encima y nos fuimos. La noche madrileña está llena de cortesanas y merodeadores, aficionados del Real Madrid con pises en las caras, gente con carritos, hay de todo. Protegido por estos guantes he tocado texturas que ni te imaginas, es como un planeta nuevo. Los horrores de la guerra no son nada, te juro que pones una pantalla partida y los comparas con esto y no son nada. La mirada te cambia. La perspectiva, ¿no? Se te nota en los ojos.
Yo por mi parte no los tengo muy juntos la verdad. Bueno.
Nadie ve el mundo como lo vemos los barrenderos. Tenemos virada la tortilla. Y bien poco te ayudan las microsiestas de francotirador que te tienes que pegar los días en los que te pasan de un horario a otro. En el último EP de "Camión de la Basura" tenemos un tema que habla más o menos de eso, "Bebé inmigrante metido en un container". Estos ojos han visto y tal. Espera un momento. ¡Izaskun, ya vale, coño! ¿Tomas algo para soportar los turnos? ¿Se puede decir?
No, nada raro, el ocasional Kas Limón de los miércoles. Tienes mucho tiempo para pensar cuando vas agarrado al volante. El camión hace un sonido muy característico al frenar, es como lo que suena en las cintas de voces de ballenas, ¿voces, cantos, cantan las ballenas?, no sé cómo se llaman. Una vez lo escuché en un compact-disc en la Fnac y era igual. Son asociaciones que haces. Perdona, no sé qué imagen tienes de mí pero no soy ningún imbécil. ¡No pienso que lo seas, maricón!
Hay gente que se ríe de nosotros por nuestro trabajo, se piensan que somos menos que ellos. Uno nunca sabe. A veces tengo ganas de seguir conduciendo el camión hasta el final, hasta el mar. Irnos todos a ver el mar los cuatro. No sé qué me pasa, está en el aire. Llego a casa y no tengo a quién contárselo. Te ves que estás solo y no te gusta.
Claro. Piensas: "yo podría ser uno de estos de las discotecas", ¿eh? "Podría estar por estas mismas calles cuya roña recojo pero pasándomelo muy bien con mi novia". Pero no. Que yo además quiero una chica que sepa de cosas, no quiero una imbécil. Y una persona inteligente no va a querer estar conmigo. Ya me lo sé yo ese cuento. Una vez me liaron con una de Pozuelo y de camino al snack-bar me preguntó por el grupo mío y me tiré media hora contándole de qué iba aquello porque tenemos una filosofía no te creas y luego me dijo "a mí es que verás a mí es que no me gusta la música". Y para mí es casi lo más importante, ¿sabes? La música, ¿eh? Menuda asquerosa la tía. Todo ese veneno español, eso sí que está del todo en el aire. Lo de estar contento y ser feliz es como imposible, oye. Creo que si sigo escribiendo las letras del grupo es para dar salida a todo esto que me noto. Si total al cantante ni se le entiende. A mí hay personas que me han dicho que son felices.
La gente dice de todo según la hora. Yo creo que hay gente que está contenta, pero lo mismo son gilipollas. No sé si son felices. Es que no lo puedo saber seguro. Yo no estoy contento pero estoy bien. Estás bien.
Estoy seguro de mi trabajo, por ejemplo. Estoy bien. Es un "trabajo digno", ese rollo que se cuenta. Y daño no hago, que ya es mucho. A veces me salto un semáforo y me marco unas eses con el camión por la calle Orense o donde toque y grito "¡socorro!, ¡socorro!", ¿sabes, no?, "¡agente!, ¡ayuda!, ¡fuego!" Cosas del palo. "¡No quiero morir!" Yo qué sé. En realidad no me pasa nada, estoy bien. Paramos un rato, la Izaskun me pide un colacao en un sitio, me ponen un abrigo por encima de los hombros, alguno hace la coña de la cadena de cafeterías "José Luis" y ya seguimos con la ronda como si nada. Y nunca te preguntan qué te pasa.
No les hace ninguna falta. Saben perfectamente por qué lo hago.