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Sangre, apuros y chingadazos: ¡viva el videohome mexicano!

Un recorrido por el maravilloso mundo del cine de tianguis.

Para cabrón, cabrón y medio; Soy cholo y me la pelan; Gripa colombiana (1 y 2); La Cabrona; Jarri Puter. El límite es tu ausencia de gusto y gandallez: imagina cualquier éxito cinematográfico comercial, cualquier escándalo mexicano de coyuntura o el número de historias sin pies ni cabeza que quieras imaginar. El videohome en México es una industria que rige y controla desde hace muchos años.

El videohome mexicano se arraiga en las videocaseteras Beta, desde que el cine pudo entrar a la sala de nuestro hogar y la piratería hizo su aparición triunfal en nuestras vidas. Tras la decadencia de lo que se le conoce bajo el ampuloso término de Época de Oro del cine mexicano, las producciones nacionales se ciñeron en su mayoría a un rampage de decadencia, malas actuaciones y presupuestos golpeados. El cine de ficheras cimentaba sus castillos y un cine alternativo se gestaba casi de forma natural por añadidura. El videohome devenía de un cine de acción fracasado, en donde los Almada eran vistos a la misma altura de un héroe o un payaso; de un cine cábula y alburero aún más rebajado y de las necesidades financieras de hacer algo que dé un margen rápido y nada ambicioso de ganancias.

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Hacer una somera selección parecida a “lo mejor del videohome mexicano” sería injusto, parcializado y truculento, sin duda. Sin embargo, hay criterios para recomendar lo que nosotros estimamos como los diez mejores videohomes de VICE México para el mundo entero.

Primero, eliminamos de la lista películas que juegan en liga mediana y las canchas grandes. Así, se fueron de la lista todas las de los hermanos Almada, las de Valentín Trujillo, el cine de ficheras de finales de los ochenta y principios de los noventa, todas las sexycomedias de la época y aquellas producciones inocentes de televisoras con valor camp.

Después de quitar las varas y los cocos del infinito mundo del videohome mexicano, nos quedamos con una selección que pone, aguanta varias vistas y deja con ganas de seguir viendo historias de bikers vampiros, taqueros caníbales, morenazis, diputados guerrilleros y demás fauna cinematográfica. Que la disfruten.

10. Gripa colombiana (1 y 2; 2001). La guerra contra las drogas en plan ojete: chingadazos y agandalle. El imperio de la coca en México es muy complejo, pero más sencillo de resolver de lo que se cree: locaciones naturales, encuadres maletas, balazos y droga a la menor provocación. Una gran saga dirigida por una de las mejores mancuernas del videohome: Ignacio Rinza, guionista, y Roberto Marroquín en la dirección.

9. Pa’ cabrón, cabrón y medio (2001). Un crossover estético sin parangón: un western mexico grabado en medio de pencas y un sol inclemente pero que difícilmente sería del Norte. “Vaqueros” indefinidos por sus gabardinas de detective gringo y camisas de oficinistas (¿son bandoleros o tiras del DF?) Una trama sencilla desentrama la moraleja inevitable que, detrás de tu deseo por pasarte de lanza con el prójimo, siempre hay alguien que hará que te arrepientes. Divertidísima.

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8. Entre la gloria y el infierno (2002).Cualquier parecido con los escándalos de Gloria Trevi y las sectas de Sergio Andrade, favor de no demandar, son mera coincidencia. Liliana Álvarez (sí, la sexy figura de la tv) se avienta una parodia de uno de los dramones más redituables de la farándula mexicana. Copia casi a calca de lo relatado por la actriz Aline (supuesta víctima de Andrade), todos los nombres de los protagonistas fueron cambiados para entregarnos esta chulada del humor involuntario. Dentro de poco saldrá una película “seria” con todas las de la ley, pero ésta tiene un gran lugar en nuestro corazón.

7. La muerte del Paco, ese (2000). Lo mismo que con Gloria Trevi, pero con el figurón de la tv mexicana Paco Stanley. Esta además tiene una estética más cutre y una trama aún más truculenta, debido al turbio drama que se vivió en la vida real. Cholos asesinos que no son culpables, patiños vengativos y presentadores cocainómanos y soberbios nos entregan uno de los mejores videohomes de la farándula nacional. Jorge Reynoso, tan parco y cabrón como siempre, levanta esta cinta de proporciones paupérrimas.

6. Soy cholo y me la pelan (2001).México lleva centurias de atraso en cuanto a hacer una película de acción efectiva se refiere. En su lugar, toma (mal) los estereotipos culturales de su localidad para resarcir con mucho tino (involuntario, por supuesto) malos intentos del género pero que lo único que detonan son cagadas de risa, una tras otra. Esta película comparte fama en el barrio al lado de otros títulos como El Cholo, Cholos contra narcos, Los otros tres me la pelan y Los cholos atacan. Todas, sin duda, un coñazo de versiones cada vez más bizarras de lo que el cholo es o debería ser.

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5. La Hummer asesina (2009).La palabra de Dios no se cuestiona ni distingue clases sociales, y cuando ésta es matar asesinos pasados de rosca, no importa que uno sea junior venido a menos con su estilo de vida. Si el creador puso en tus manos una narcohistoria de bajo calado y una Hummer del año para hacer justicia, no tendrías por qué preguntar más. El mítico Manuel Ojeda es el gandalla de esta cinta, haciéndola memorable y una de las mejores de su género.

4. Jarri Puter (2003).El chiste se cuenta solo con la mejor pornoparodia de un taquillazo gabacho desde El joven manos de… una parodia. Alfonso Zayas estelariza a Jarri, un aprendiz que en vez de varita mágica tiene un, ajá, birote mágico, del cual es bien fan. Mucho. El cambio de sexo será tan difícil como su trama misma. Imperdible.

3. Barman y Droguin (1989).Antes de ganarse la antipatía de muchos bajo el personaje inmamable de Brozo, Víctor Trujillo era un actor experimental que buscaba la chuleta a toda costa. Su comparsa inseparable era Ausencio Cruz (sí, con el que hizo La Caravana) y en medio del hambre se aventaron este peliculón digno del Mil chistes o La chora interminable. Si eres fan de Trujillo previo a sus 20 kilos más de panza y sigues cagándote de risa con los primeros discos de Polo Polo, esta película es un must be.

2. Intrépidos punks (1980).Uno de los pilares de antología del videohomme. ¿Bromeas? Ana Luisa Peluffo, Martín Urieta (leíste bien) y los Three Souls In My Mind (ya sin Lora) en el soundtrack. Un peliculón de bajísimos vuelos de culto inmediato. Si la década de los ochenta es caracterizada por las libertades “creativas” y la ausencia de vergüenza para hacer los mayores desfiguros posibles en pantalla grande, esta cinta definitivamente es un precursor ineludible.

1. La Cabrona (2002). La lógica de la venganza implantada por Lola la Trailera pero en plan aún más guarro y sin concesiones de manchadez. Lorena Herrera estelariza a una morrilla que es buen pedo, hasta que le matan a sus viejos. Entonces, sí, se convierte en una completa y tremenda cabrona asesina y torturadora, más gandalla que persona. Nunca debiste haberte metido con este par de implantes. Es la mejor, más de sesenta producciones y casi treinta años de trayectoria en el videohome no pueden estar equivocados.