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Dentro del vaginoma: estos son los microbios que viven en las vaginas

Ahora los científicos están explorando los beneficios en la salud al higienizar un ecosistema humano diferente: la vagina. Todos los que han dicho que la vagina es un jardín pueden felicitarse a sí mismos por ser visionarios.
Lia Kantrowitz

Imagen por Lia Kantrowitz.

"¿Estás aquí sola?"

No importa en qué tipo de bar estás o si te sientes incómoda por la intrusión; la respuesta es siempre la misma: "No".

Los estúpidos pósters inspiracionales tenían razón: no estás sola, nadie lo está. De hecho eres un vasto hábitat ecológico rebosante con trillones de pequeños organismos.

Los microbios viven en todos los sistemas corporales del hombre. Una mezcla de 10.000 especies diferentes de bacterias, hongos y arqueas que dependen de las condiciones de las partes especificas del cuerpo donde viven. Esto puede sonar desagradable e intrusivo, pero muchos de los microbios solo están ahí haciendo sus cosas en secreto y no nos damos cuenta de su presencia. Si bien algunos pueden causar estragos, la mayoría de estos pequeños organismos de hecho nos ayudan, llevando a cabo tareas en beneficio de su portador humano, como defenderlo contra las infecciones y ayudarle a digerir la comida. De hecho, los microbios son tan importantes para la salud humana, que hemos visto grandes resultados al transplantar mierda desde el colon de una persona sana hacia otra que sufre problemas gastrointestinales serios.

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Ahora los científicos están explorando los beneficios en la salud al hacerle ingeniería a un ecosistema humano diferente: la vagina. Todos los que hayan dicho que la vagina es un jardín pueden felicitarse a sí mismos por visionarios.

"No es un jardín de tomates" dice Jonathan Eisen, un investigador de microbios en la Universidad de California en Davis. "Hay cosas que puedes hacer, pero no es como tener una maceta en el patio trasero con un organismo creciendo ahí". Eisen dice que es más parecido a la tundra de Alaska, que alberga una batalla estacional entre musgos, líquenes helados y el pantano del verano, vegetación que atrae a grandes mamíferos terrestres. "Lo que estamos intentando averiguar es: ¿Cuáles son los patrones regulares?"

Las criaturas en nuestro "vaginoma" (esto es la colección de microbios que viven y mueren en nuestras vaginas) fluctúan en número y han sido implicadas en una gran cantidad de resultados para nuestra salud, tanto buenos como malos, desde la vaginosis bacterial y las infecciones crónicas del tracto urinario pasando por el aumento del nivel de respuesta inmune en las mujeres hasta la reducción en las posibilidades de transmitir VIH.

La realidad es que este ecosistema es complejo y sus residentes resultaron ser más difíciles de categorizar que lo que pensaron los investigadores originalmente.

"Piensa en tu organismo como un tejido muy tupido", dice Jacques Ravel, un científico de genética microbiana. "Todos dependen de los demás. Son una pequeña comunidad, como una ciudad. Está la policía, el departamento de bomberos, todos se necesitan entre ellos para vivir bien y seguros". Ravel explica que si alguna tragedia afectara solo un rol dentro de la comunidad (por ejemplo, si el cuerpo de bomberos desaparece después de una explosión), entonces no habría nadie para extinguir los incendios. "Esto afecta a la comunidad, que se empieza a derrumbar".

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La medicina occidental lleva siglos promocionando una narrativa de la salud que tiene más en común con los guiones de Hollywood sobre héroes y villanos que con la realidad. Hasta hace poco la salud significaba erradicar a los villanos para que pudieran florecer los héroes. Pero lo que hemos aprendido con los estudios modernos de nuestros microbios (especialmente con los que están en la vagina) es que la salud consiste en preservar un equilibrio personalizado.

En el siglo 19 un ginecólogo alemán llamado Albert Döderlein identificó un grupo bacterial en las secreciones vaginales, que pronto se determinó que era el héroe. Ahora llamamos a este grupo lactobacilos y desde hace una década es el sello indiscutible de una vagina saludable. Los lactobacilos producen ácido láctico, que incrementa la acidez de la vagina, lo que la hace menos hospitalaria a la hora de una invasión. El ácido láctico previene que los microbios invasivos consigan un lugar donde crecer.

Pero a medida que avanza la ciencia, esta teoría ha demostrado estar incompleta. Primero descubrimos que las infecciones vaginales no siempre están causadas por microbios malos que lograron entrar. De hecho un número de estos llamados "villanos" viven dentro de la vagina, por lo general sin causar problemas.

Luego hubo una revelación: hace ocho años nos dimos cuenta que la etnicidad juega un rol en la composición microbiana de la vagina. En un estudio de 2011 hecho en 294 mujeres, solo un 56.6 por ciento de las mujeres hispanas y un 61.9 de las mujeres negras tienen vaginomas dominados por los lactobacilos, comparado con el 80.2 por ciento de las mujeres asiáticas y el 89.7 por ciento de las mujeres blancas.

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"Si es aceptado como un valor nominal, este conocimiento común sugiere que pese a que la mayoría de las mujeres asiáticas y blancas están "sanas", una gran proporción de mujeres hispanas y negras sin síntomas son "poco sanas", una noción que parece inverosímil" escribió Ravel y sus colegas. "A partir de estos datos podemos concluir que las comunidades de bacterias que no están dominadas por especies de lactobacilos en la vagina, son comunes y parecen ser normales en mujeres negras e hispanas".

Cuando hablamos de producción de ácido láctico, los lactobacilos no son la única opción. El estudio descubrió que en las mujeres que no poseen lactobacilos se encontraron otros microbios que producen ácido láctico, incluido el atopobium, un microbio que usualmente era considerado villano.

Ravel cree que entender cómo funcionan las vaginas de algunas mujeres sirve para mantener un balance saludable, gracias a estos microbios conocidos como "malos", y también requiere que miremos más de cerca estos organismos para entender cómo las variaciones de sus genes pueden crear cepas, que pueden afectar al organismo femenino de forma distinta.

Entender esta diferencia hará que los probióticos vaginales se vuelvan realidad. Este era el propósito de una compañía llamada SweetPeach, que salió del anonimato en noviembre pasado cuando un inversor creyó que era un producto para alterar el olor de la vagina.

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Los probióticos son microorganismos consumidos para promover el "buen" balance de microorganismos en el cuerpo y no son nada nuevo. Ya existían como parte de los suplementos dietéticos, una industria que con sus ganancias de 32 billones de dólares el 2013 hace parecer pequeña a la industria del porno. Pero la industria de los probióticos ha sido manejada con mucho entusiasmo en vez de ser manejada con mucha ciencia, lo que ha tenido consecuencias desastrosas.

A medida que los investigadores se ponen al día, han llegado a intrigantes descubrimientos. En 2011 un estudio en 100 mujeres propensas a las infecciones en el tracto urinario mostró una respuesta prometedora al uso de supositorios vaginales con lactobacilos. De las 50 mujeres que recibieron tratamiento, solo un 15 por ciento mostró una infección recurrente, mientras que dentro de las mujeres que recibieron un placebo, la infección volvió en un 27 por ciento de los casos.

Un estudio de 2012 que usaba pastillas probióticas no se mostró muy prometedor, porque descuidó los grupos demográficos más jóvenes, enfocándose en mujeres después de la menopausia y utilizando una bacteria que necesita de altos niveles de estrógeno para funcionar.

Hasta ahora la mayoría de los esfuerzos se han centrado en el enfoque de depositar en la vagina lo que creemos son "los héroes". El futuro es posible que sea mucho más personalizado. Esto es lo que hace a SweetPeach tan prometedor: el énfasis en caracterizar cada vagina y proveer probióticos hechos a la medida.

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"Hasta que la salud y estos importantes datos no se abordaron desde la ciencia, creo que no teníamos la información para saber cómo realmente es de variable lo que entendemos como 'salud'" dice Jessica Richman, fundadora de uBiome, compañía dedicada a que los consumidores puedan descubrir su "microbioma", osea todos los microbios que son parte de su cuerpo. "Creo que hay más de una forma de entrar a la medicina personalizada y tener ese microbioma saludable al que todos estamos intentando llegar. Es '¿Dónde estabas cuando eras saludable?', en vez de '¿Quién deberías ser?'".

Y mientras los transplantes de materia fecal están mejorando radicalmente la vida de aquellas personas cuyos tractos gastrointestinales están infestadas de un tipo de bacteria, ahora estamos investigando la posibilidad de transplantar microbios vaginales para restaurar el ecosistema de mujeres con infecciones.

"No creo que haya una secreción vaginal universal que le podamos administrar a todas, como sucede con los transplantes fecales" dice Ravel, enfatizando la necesidad de personalización.

"El área de transferencia clínica del microbioma es relativamente nueva y debe ser definido un camino para las pruebas y la implementación" señala Laura Ensign, quien trabaja en John Hopkins desarrollando transplantes de vaginoma.

Ensing señala la importancia de hacer lobby por la exploración de la transferencia macrobiótica vaginal en un ambiente clínico. El transplante fecal ha recibido mucha atención, más que nada porque las infecciones que lo requieren pueden ser fatales. La vagina es importante también, no sólo para la salud de la mujer, también para la próxima generación de la humanidad.

El canal vaginal es el sitio original de colonización microbiana para los bebés nacidos naturalmente. Los bebes nacidos por cesárea se ha descubierto que poseen comunidades microbianas mucho menos diversas, lo que ha sido relacionado con un incremento en el riesgo de obesidad, asma, enfermedad celíaca y diabetes. A la luz de esta nueva revelación, la investigación se ha llevado a cabo para determinar cuán efectivo sería "bautizar" con microbios vaginales a los bebes nacidos por cesárea.

Pese a que los buenos investigadores son generalmente cautelosos sobre hacer predicciones, hay un trasfondo general de excitación en el campo de los microbiomics, sobre todo en el profundo estudio de la ciencia en ciudadanos.

"Nos estamos moviendo hacia un mundo donde vas a estudiarte y basarás tus tratamientos no en las 100 personas que estuvieron en la prueba clínica, si no que en ti mismo" dice Eisen.

Este artículo es parte de Cuerpos del futuro, una colaboración entre Motherboard y LadyBits. Sigue a LadyBits en Twitter y Facebook.