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Grafiti: borrón y cuenta nueva

Los rayadores de Bogotá cerraron filas y colorearon con grafitis y murales las paredes que la Policía, sin previo aviso, borró con una sustancia horrible.

Así quedaron los muros de la 26 con 13, luego de la intervención de la Policía (Foto: Nathalia Guerrero).

"¿Me pueden decir quién manda en Bogotá?"

La pregunta se repitió varias veces este jueves, durante una reunión de urgencia entre artistas urbanos de Bogotá y miembros de la Secretaría de Cultura del Distrito, luego de que las redes sociales se encendieran indigandas por la difusión de varias imágenes de la calle 26 —hasta hace poco cubiertas con grafitis y murales—, pintadas de arriba abajo con una suerte de engrudo viscoso y café.

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Aunque los muros intervenidos por los oficiales de la Policía no hacían parte de las áreas concertadas con los grafiteros por medio del Instituto Distrital de las Artes (Idartes), lo cierto es que el acto contradecía las políticas de la administración distrital, que durante los últimos dos años ha buscado espacios de diálogo y concertación entre los artistas y la policía. "Uno lo que espera es que ese tipo de acciones se llevaran a cabo luego de realizar consultas y de manera cuidadosa", nos dijo ayer Clarisa Ruiz, secretaria de Cultura, luego de que se acabara la reunión.

"¿Me pueden decir quién manda en Bogotá?"

Los grafiteros tenían razones para estar perplejos. Durante la reunión, la secretaria Ruiz dijo una y otra vez que ni ella ni ninguno de los miembros de la administración había dado la orden de mandar a limpiar parte del corredor de la 26. La orden tampoco la había dado el nuevo alcalde, Rafael Pardo, encargado temporalmente desde la semana pasada por el presidente Juan Manuel Santos, luego de que dejara en firme la destitución de Gustavo Petro por parte de la Procuraduría General de la Nación. De hecho, el equipo periodístico de VICE pudo confirmar que el mismo Pardo le pidió al gabinete un informe de lo que estaba ocurriendo en las calles de la ciudad, pues ni él mismo —él, que es el jefe de la Policía Metropolitana de Bogotá— tenía conocimiento de que sus oficiales  andaban borrando sin mayor aviso y con un un engrudo feísimo, las obras de los grafiteros.

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Y entonces, ¿quién manda en Bogotá?

El único que, al parecer, asumió la responsabilidad de dar la orden fue el general de la Policía Nacional, Rodolfo Palomino, quien en un trino lacónico aseguró ayer: "Entornos limpios son entornos seguros, campaña que inicia en Bogotá, pedimos a ciudadanos que se unan a la iniciativa".

En medio de la esquizofrenia que padece el gobierno de esta ciudad en las últimas semanas —basta imaginar a un alcalde que es considerado un invasor, un traidor y un ocupador por parte de la mayoria de los secretarios de Petro—, las acciones de la policía, que comenzaron el lunes pasado sin mayor aviso, fueron tomadas como un agresivo acto de desprecio político por parte del nuevo mandatario local y el gobierno Santos.

 "Lo ocurrido es un llamado, un grito de que algo en el gobierno cambió o está cambiando, ya que la 26 estaba pintada gracias a los espacios que el Distrito brindó ¿Por qué vuelve a estar gris ? Porque hubo cambios en los altos mandos,  porque ya no tenemos quién nos apoye ni quien nos respalde, y yo pienso que  acá se mide el real grafitero, el que va a responder a esto con inventiva", asegura  Bresmoke, uno de los miembros del movimiento.

La administración distrital venían trabajando en unas mesas de concertación entre los grafiteros y la Policía. Mesas que incluso se habían reunido recientemente, como lo narró el periodista Santiago Valenzuela en El Espectador, y que palabras más, palabras menos, buscan que los grafiteros no se pongan a pintar por donde se les antoja (léase, la puerta de una tienda de de barrio o una casa de familia) y que los policías no repartan bolillo y taser como si esto fuera Caracas, cada vez que ven a alguien  pintando en un muro ocioso de la ciudad.

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Y las cosas iban relativamente bien (incluso se logró la expedición de un decreto, el 75 de 2013, que delimitaba las zonas de la ciudad donde no se permite rayar). Sin embargo, lo ocurrido esta semana, avivó el malestar del movimiento.

VICE habló con numerosos grafiteros de la ciudad quienes, en los últimos tiempos, se han encargado de que Bogotá sea una de las ciudades emblema del arte urbano en el mundo. Ellos nos confirmaron que han convocado a una "jornada de graffiti por la ciudad", a  finales de marzo, en señal de rechazo por lo ocurrido esta semana.

Esta es la convocatoria que circula por redes sociales (Graffiti Capital).

En general, el malestar del movimiento es básico: ¿quién le dijo a los Petros y a los Pardos y a los Santos que el grafiti les pertenece? "Cada vez que entra y sale un político, es un borrón y cuenta nueva, y así es en todo, por eso son pocos los proyectos culturales que sobreviven. Sin embargo, mientras que a los políticos les falta darle continuidad a la ciudad, nosotros seguiremos vigentes, generación tras generación", nos dijo Guarapo BTA, uno de los artistas que participó pintando este corredor.

De ahí que muchos artistas estén viendo en lo ocurrido no solo una oportunidad de "retomar esos muros", como asegura Zones, uno de ellos, sino también para repensar la forma en que se está haciendo arte en las calles de Bogotá. El grafitero Tno/KavC lo pone en estos términos: "Hay muchos espacios aún para pintar, hay muchas cosas en qué pensar más allá de la 26, eso fue solo un espacio que se administró mal y dio pésimos resultados. Los espacios al no tener control son vulnerables a que cualquier cosa pase y pueda ir cualquiera a pintar cualquier cosa".

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Finalmente, el asunto da pie incluso para reflexiones de fondo sobre la esencia misma del grafiti. Y así lo explica SOÑAR, el último de los grafiteros con los que conversamos, y quien ya está preparando un nuevo boceto para pintar los muros de la 26: "La gente está ofendida con esas desiciones, pero el grafiti es algo cambiante y no podemos esperar que dure toda al vida. Esto es como la ciudad: cambia, se mueve, se organiza, se desorganiza, se trasforma y nosotros, como el resto, hacemos parte de ese proceso de cambio".

Obra de Guarapo BTÁ en la 26. No ha sido borrada. (Archivo personal). 

Entre los miembros del gabinete del exalcalde Petro, hay preocupación por lo que las acciones unilaterales de la Policía puedan generar. Para muchos, además, lo ocurrido es emblemático de los vaivenes y tensiones bipolares que está viviendo la ciudad —desde reinstaurar al antiguo pico y placa hasta el posible regreso de las corridas de toros-. Un vaivén que nos tiene a más de uno preguntándonos:

¿Quién manda en Bogotá?

Nathalia Guerrero (@laguccibitch) y Sebastián Ospina (@tatanfue) contribuyeron grandemente en la reportería de esta nota. 

Juan Camilo anda por Twitter como @donmaldo.