Estándares de belleza: lo que es estético y lo que no. En Colombia estos estereotipos tienen códigos limitados y un tanto cerrados: son un pequeño círculo con fronteras abarrotadas de concreto. Salir de ahí podría arriesgar la aceptación de una sociedad que aún no supera el statu quo de lo que es lindo y lo que no.Durante mi carrera como fotógrafa, y a pesar de estar dentro de ese círculo de estándares de belleza, las historias de gente atípica y los retos de fotografiar personas "diferentes" al común de la belleza fueron parte integral de mi formación. Mis musas no han sido exactamente mujeres como Paola Turbay o Taliana Vargas, sino más bien Yidis Medina, la 'Gorda' Fabiola, 'Danielita' (la de Padres e Hijos) o la Tigresa del Oriente.
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Por esta razón, la mayoría de mis proyectos, sobre todo los personales, procuran salirse de esas fronteras, tal y como lo hacen mis series Sobreexpuestos (Vol. I y Vol. II) de gente albina.Supongo que esta serie de "chingues" masculinos, que se fue construyendo involuntaria e inconscientemente durante mis viajes, sigue siendo una respuesta más al agotamiento que ha estado conmigo desde siempre, de manera tácita, a esas reglas sobre la belleza, la fotografía comercial y lo que el colombiano (al menos las aspiraciones estéticas que tiene) está acostumbrado a querer ver por medio de imágenes.
