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Las trabajadoras sexuales están acostumbradas a que les pregunten cómo mantienen la calma en situaciones tan complicadas con clientes que empiezan oraciones con "No soy racista pero"; que no dejan de hablar sobre lo "horribles" que eran las vulvas de otras trabajadoras sexuales que han visto; y que todo el tiempo en que les das por el culo insisten en que no son gay. Estos encuentros representan entre el 10 y el 20 por ciento de mis clientes. La mayoría solo quiere alguien con quién hablar de todo, incluso sobre sus creencias políticas, religiosas y éticas. ¿Pero qué pasa cuando estas pláticas se tornan incómodas para las trabajadoras sexuales?
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"Después de lidiar con un cliente particularmente problemático, trato de dejar mis sentimientos negativos en 'la oficina'", dijo Jaden. "Normalmente me tomo un tiempo para escribir cuando llego a casa; después platico sobre mi experiencia con otros trabajadores sexuales en persona o en foros en línea. Me educaron —contra mi voluntad— conforme al fundamentalismo, así que, si me toca un cliente especialmente religioso y necesito hablar sobre mis sensibilidades religiosas después de trabajar con él, tengo un grupo de amigos queer que también formaban parte de religiones fundamentalistas con los que puedo hablar del tema. Eso ayuda mucho".Algunas trabajadoras sexuales odian esos momentos "pedagógicamente aprovechables" con sus clientes. Otras aprovechan la oportunidad para entablar diálogos respetuosos con sus clientes."De vez en cuando me llega un cliente que está dispuesto a aprender", dijo Ginger Snap, escort cisgénero y actriz porno. "Pero tengo que analizar bien tanto al cliente como a la conversación. ¿Es seguro o benéfico para los dos seguir esta conversación sobre un tema que me importa tanto? Si esta persona me está pagando por una experiencia específica, ¿esta conversación sobrepasa los límites?"Tengo que ser muy cuidadosa con todo, desde mi lenguaje hasta mi tono", continuó. "No quiero sonar condescendiente ni como si estuviera dando un sermón. Prefiero que sea más casual y divertido. Es su tiempo y es mi responsabilidad asegurarme de que no se vuelva una discusión enardecida. Como educadora, generalmente tengo que apagar mi 'cerebro activista indignado' y tomar un enfoque más empático e imparcial con mis clientes. Es mi forma de experimentar cómo es ser no reactiva".La clave es decidir qué tan vulnerable quieres ser y, al mismo tiempo, entender que la vulnerabilidad no siempre es algo que podemos controlar. Las trabajadoras sexuales deben estar conscientes de que es difícil ser vulnerable con clientes problemáticos y de que eso puede afectar en la calidad de nuestros servicios, algo que puede dejar una mala impresión acerca de nuestro trabajo.Reconocer y apreciar a los clientes que utilizan a las trabajadoras sexuales para expandir su propio punto de vista puede ser revitalizante y sirve para recordarnos por qué escogimos este trabajo. Los clientes que participan en diálogos respetuosos con las trabajadora sexuales, en especial si sus opiniones no coinciden, y que reconocen la importancia de su trabajo son sumamente valiosos. Permítannos, como profesionales sexuales, tratar de entablar este tipo de diálogos cada que sea posible.Andre Shakti es trabajadora sexual, educadora y escritora. Síguela en Twitter.