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Identidad

"En España la iglesia controla el Gobierno": finalmente alguien lo ha dicho

Cuando España se convirtió en un comodín para afirmar barbaridades.

No sé si estáis familiarizados con la ley de Godwin que recoge un comportamiento habitual de ciertos usuarios de internet. Cito textualmente de Wikipedia "a medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno". Como la definición no deja muy claras las cosas os diré que el asunto consiste en que durante una discusión en internet (foros, comentarios, Facebook, lo que sea) la cosa siempre llega a un punto en el que alguien recurre al tópico de citar al holocausto para defender su posición —"Miguel tío, también hubo unos tipos que decidieron hacer las cosas a su manera, se llamaban 'nazis', ¿te suenan?"—, en este momento exacto, la discusión se colapsa, el debate termina y la persona que haya recurrido al tópico de "los nazis" pierde toda credibilidad y es considerado el perdedor del debate.

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El pasado 30 de marzo sucedió algo maravilloso. Durante el encuentro entre Donald Trump y Chris Matthews se articuló una mutación del fenómeno Godwin, un hijo bastardo y no deseado de esta estrategia de debate. El caso es que en vez de recurrir a los nazis se citó a —y aquí es donde las cosas se ponen interesantes para nosotros— España. La frase, lanzada durante una acalorada conversación sobre el aborto, fue "esto no es España, la Iglesia [Católica] no controla el Gobierno". Si bien el comentario es bastante arriesgado no podemos negar que puede percibirse España como una nación semihundida en el catolicismo pero la importancia del asunto no reside en la credibilidad del discurso —no es un tema semántico, a la gente le da igual lo que se elucubre sobre España—, si no en el hecho de escoger a España como medidor comparativo.

De golpe nos han convertido en algo ajeno y desconocido para poder justificar cualquier barbaridad dialéctica. La construcción de la frase otorga bastante credibilidad a quien la utiliza, al fin y al cabo nadie excepto los mismos españoles —bueno, solamente los que tienen estudios universitarios, o sea, unos 400 individuos— saben situar España en un mapa. "España" sirve como comodín de "país extraño y loco", de la misma forma que se podría haber citado a Rusia, Mozambique o Kirguistán. Esos países donde cualquier mierda es posible, esos países donde las señoras meten a sus bebés en el horno para secarlos. De algún modo nos habían metido dentro del saco de lo risible y ni nos habíamos dado cuenta hasta ahora.

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Que no nos sorprenda si a partir de este despertar empezamos a encontrarnos con gente utilizando el comodín de lo español. Se acercan tiempos difíciles:

1) Esto no es España, aquí los bebés nacen en hospitales no en cuevas.

2) Esto no es España, la gente no cree en los elfos.

3) Esto no es España, el estado no reparte vino gratis a los ciudadanos.

Las posibilidades son literalmente infinitas, incluso pueden construirse frases sin sentido, de algún modo seguirán siendo coherentes:

1) Esto no es España, los documentos del divorcio están en el tercer cajón.

2) Esto no es España, platino con muéstreme decente labial.

3) Esto no es España, stracciatella Condis.

Con este descubrimiento los españoles hemos penetrado en el reino de lo intangible, hemos dejado de ser un país para convertirnos, de una vez por todas, en una gran broma. A partir de ahora, esto es España.