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Por Favor Mátame

El último día de GG Allin en la tierra

Hablé con Johnny Puke quien estuvo con GG Allin la noche que murió de sobredosis.

Ilustraciones de Brian Walsby

Nunca le presté mucha atención a GG Allin cuando estaba vivo porque creía que era un tipo sin talento que se alimentaba de todo lo que le hiciera llamar la atención. Por la misma razón, nunca me interesé por su música y tampoco me interesé en leer sobre él. Comparado con mis colegas los Ramones, ¿qué podría ofrecerme Allin? GG parecía un follón con patas haciendo tiempo hasta que llegase la hora de suicidarse. No necesitaba más basura en mi vida. Pero después de morir, mi mejor amigo, Tom Hearn, me contó que había salido con GG algunas veces en New Heaven, Connecticut y que era un buen tipo.

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“¿En serio?”, le pregunté a Tom intrigado, ya que mis prejuicios me habían privado de conocer a Allin. Me encanta cuando mis ideas prejuiciosas desaparecen y tengo que dar una segunda oportunidad.

“Sí,” me dijo, “Era un increíble hijo de puta en el escenario, peleaba, gritaba y se cagaba en todo el mundo, pero fuera del escenario era bastante agradable. Era como una versión más violenta y jodida de Joey Ramone. ¿Recuerdas cómo Joey se metía en su papel en el escenario y luego cuando salíamos con él era tremendamente gracioso? GG era algo así… “

“Hmm”, pensé. Puede que hasta ahora hubiera tenido una idea equivocada de GG.

El invierno de 2012 me hice amigo de Johnny Puke, de Charleston, California del Sur. Allí, Johnny dirige  “The Tin Roof”, un club de punk. Johnny me contó que él estaba con GG la noche que murió y creí que sería una historia interesante para grabar. Así que le pregunté a Johnny si podía entrevistarlo alguna vez. Johnny dijo que “sí” y en octubre regresé a Charleston para entrevistarlo.

La misión final de GG -la cual pretendía llevar a cabo antes de ir a prisión- era dar su último concierto en Halloween de 1991 y suicidarse en el escenario. El rumor se esparció y la gente quería enterarse del lugar donde sería el concierto. Todas esas personas querían ver morir a GG o por lo menos saber qué iba a pasar. Pero lo que pasó, por supuesto, fue que la noche de Halloween él ya estaba en la cárcel, así que su promesa fue una farsa.

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Yo ya había escuchado hablar de GG mucho antes de eso gracias a la revista Maximum Rocknroll. En sus páginas decían que era un vil y ofensivo cretino que no merecía nuestro tiempo. Cuando eres pequeño te tomas muy en serio lo que dice la Maximum Rocknroll, ellos eran los que tenían la última palabra en el punk.  Pero cuando fui al colegio, empecé a pensar fuera de las fronteras de lo que las revistas punk decían que debía pensar.

Así que empecé a escribir a GG y nos volvimos amigos por correo. Seguramente le escribí más de cien cartas. Él no vivía en un lugar fijo. Estaba quedándose en Chicago con una chica bastante guapa, Sharon Rose, ella fue la que mantuvo una dirección permanente para él. En aquel entonces GG no daba muchos conciertos, pero me escribió  para decirme que tocaría en Nueva York y quería invitarme al concierto. Yo vivía a doce o trece horas en coche y decidí hacerlo porque sería mi gran entrada al punk rock.

Cuando GG salió de prisión, el rumor se reanudó y todo el mundo quería verlo suicidarse. Hablé un poco con él sobre el tema, pero nunca fue muy abierto conmigo. Una vez comentó que habría fuego de por medio. Me insinuó que también podría llevarse por delante a algunas personas. Merle [su hermano] decía que cuando llegara el último concierto, los Murder Junkies no estarían presentes, pues no jugarían al espectáculo final sabiendo que su hermano se suicidaría.

Para aquel entonces, 1992, yo ya estaba viviendo en Nueva York y era colega de GG y Dee Dee Ramone, que vivía en el hotel Chelsea en ese momento. Dee Dee iba a ser el guitarrista de la banda de GG, pero duró una semana. Obviamente, eso no iba a funcionar.

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Ese sería el último año de su carrera. Me imagino a todas estas personas pensando, “¡Puede que hoy sea la última noche de GG!”, porque en ese momento él ya no hablaba sobre suicidarse en Halloween, simplemente decía que cada uno tiene lo que se merece, y el público lo tendría cuando lo mereciera.

Él decía, “¡No voy a hacer lo que queréis o cuando queráis que lo haga. Lo voy hacer cuando yo quiera hacerlo!”

Esto añadió emoción a sus conciertos. La gente iba a por un viaje a la muerte: pagaban diez dólares por entrar a ver si GG se suicidaría esa noche.

El último concierto, a pesar de que no sabíamos que sería el último, fue en The Gas Station, en el East Village, un local que estaba delante de mi apartamento en la Avenida B con la segunda. Vivía ahí con mi novia y GG estaba en la ciudad con la suya, una chica bastante joven llamada Liz que llevaba un tiempo siguiéndolo. La primera vez que GG regresó a Nueva York, trató de quedarse con su hermano Merle, pero estaba un poco harto de él, así que prefirió quedarse en el St. Mark Hotel, donde se quedaba todo el mundo.

Ese día GG me dijo, “Mañana iremos a tu casa antes de la prueba de sonido. Usaremos tu piso como una especie de camerino para después ir al concierto. Más tarde podemos hacer algo.” Al día siguiente, GG llegó temprano, alrededor del mediodía. Toda la banda venía con él, Richard Kern también llegó para hacer fotos. Hubo gente entrando y saliendo de casa durante todo el día. No teníamos mucho que hacer porque la prueba de sonido no paraba de posponerse.

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Yo dije, “Estoy aburrido, deberíamos conseguir algo de coca.”

Así que fui a uno de esos delis donde venden coca. Cada cuarenta y cinco minutos cruzaba la calle para conseguir más. Bebimos cerveza y escuchamos música, en realidad estábamos teniendo una tarde excelente. Pero a esas alturas GG empezaba a comportarse de forma rara, siempre se ponía así antes de un concierto. Pasaba por un proceso interno en el que se obligaba a sí mismo a ser tres metros más alto y rudo para poder tocar.

Y la coca sólo ayudaba a empeorarlo. Nos fuimos a hacer la prueba de sonido como a las cinco o las seis, y justo después empezó el concierto. Ya habían tocado muchos grupos, pero nos los perdimos por estar en mi apartamento drogándonos.

No nos importó. En cuanto GG subió al escenario, rompió el micrófono. Así que el tipo de sonido dijo: “El concierto ha terminado, yo paso de esto”. Había muchísima gente en el lugar y GG estaba furioso. Empezó a gritar y amenazar al del sonido. El chaval se atrincheró tras una puerta de acero mientras GG le lanzaba micrófonos y lo llamaba maricón.

No sé cómo GG consiguió otro micrófono y el concierto continuó. En realidad fue un concierto de tres canciones, pero GG estaba on fire. Golpeó a algunas personas, se cagó encima y empezó a extender la mierda por todas partes. ¡Incluso a la gente!

Había unas doscientas personas durante y después del concierto, pero todas salieron al patio. Sólo quedábamos como diez personas viendo el espectáculo.

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En algún punto golpearon a alguien, se formó una pelea y GG volvió a quedarse sin micrófono. Salió al patio gritando, “¡No me dejan terminar el concierto!”

GG quería pegar a todos los que tenía cerca, lo que hizo enfadar al público porque llevaban todo el día esperando y no habían podido verlo actuar. Afuera, en el patio, había un contenedor de reciclaje lleno de botellas de cristal, así que empezaron a lanzárselas. Aquello se convirtió en una lluvia de cócteles molotov y nosotros no sabíamos cómo saldríamos de allí.

GG persiguió a la gente desde el patio hasta la calle. Había gente enloquecida gritando por todas partes. Había unas 75 ó 100 personas en la calle. Todos alucinaban.

La gente corría arriba y abajo. GG se quedó quieto en la calle. Escuchamos que la policía venía de camino.

GG intentó huir pero estaba desubicado, tuvo problemas intentando encontrar el camino de vuelta al St. Mark´s Hotel. La gente y la policía iban tras él. Además huía con una camiseta llena de mierda y sin ropa interior.

Caminó por la Avenida B seguido de una especie de marcha que él lideraba. Pero su intención no era liderar la marcha, solo quería salir de ahí.

Gritaba, “¡Dejad de seguirme, dejad de seguirme!” Pero la gente no dejaba de seguirle. Así que paró un taxi enfrente de un banco y se subió, pero el taxista se asustó y tuvo que bajarse. Mientras tanto había gente en las cuatro esquinas de la manzana gritando mientras la policía buscaba al responsable del lío. Finalmente, GG encontró otro taxi y pudo regresar al hotel.

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El grupo, mi novia y yo, fuimos a cenar a un lugar de barbacoas en Houston y la intención era encontrarnos con GG después. El promotor del concierto le había dado a GG un gramo de heroína. Como GG tenía la droga, me dijo, “Nos veremos más tarde para volver a tu casa y seguir con la fiesta.”

Así que volví al hotel para ver a GG y a su novia, pero también estaba Bobby Ebbs de Genocide, un loco que sólo quería estar cerca de GG para conseguir drogas. Nos deshicimos de él.

GG se alegró cuando me vio, me dijo, “Hay que salir de aquí ahora mismo”.

Sobre las 11.30PM, cogimos un taxi y regresamos a mi apartamento para continuar con la fiesta. Solamente éramos GG, Liz, mi novia y yo. GG traía la droga y empezamos a inhalarla. Creo que GG hubiera preferido inyectársela, pero no lo hicimos. Le tengo pánico a las agujas. También estuvimos bebiendo Jim Beam y cruzamos varias veces al otro lado de la calle para conseguir cervezas. Fue una buena noche.

Hablamos sobre hacer una gira por Europa. Ni GG, ni yo habíamos ido, y la gira era la excusa perfecta para ir allí y causar problemas. Estuvimos despiertos hasta las dos o tres de la mañana, pero GG fue el primero en quedarse dormido alrededor de la una.

Se quedó dormido en el suelo. El apartamento era bastante pequeño y él roncaba bastante alto. Liz, mi novia y yo nos quedamos hablando una hora más mientras él roncaba. Finalmente, preparamos un futón para Liz, y mi novia y yo fuimos a dormir a la cama, que estaba a unos pasos de ahí.

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Nos fuimos a dormir con los ronquidos de GG, así que no me preocupé. No estaba de color morado. Ni estaba vomitando. Simplemente roncaba.

Pero por la mañana, alrededor de las nueve, Liz me levantó y me dijo, “Creo que a GG le pasa algo.”

Fui a donde estaba acostado, llevaba puesta una chaqueta tejana con agujeros, la falda de Liz, unas botas y un casco de metal Nazi. Era su posesión más preciada. Lo dejó en mi casa antes del concierto porque le gustaba demasiado y no quería perderlo.

Lo toqué y estaba frío, tieso y muy muerto en mi suelo.

Yo seguía un poco drogado de la noche anterior, así que estaba confundido, pero soy bueno con las crisis. Lo primero que hice fue recoger y esconder la droga porque sabía qué pasaría después. Seguidamente llamé a Merle para decirle lo que había pasado, y luego llamé a la policía. “Creo que alguien ha sufrido una sobredosis, creo que aquí hay un muerto.” Pero no sabía si decirles que nosotros también habíamos consumido.

No tenía miedo de que los policías nos culparan de homicidio,  mi miedo era ser descubierto con la droga, ¿sabes? GG era un muy buen amigo mío y más de una persona dijo que yo tenía motivos para matarlo, pero nunca tuve miedo de eso.

Mandaron a un policía a confirmar que GG estaba muerto. Después, los otros policías registraron mi apartamento y también hubo un policía afuera vigilando durante varias horas. Finalmente, pusieron a GG en una bolsa de plástico y, como estábamos en el quinto piso, tuvieron que cargarlo por las escaleras. Lo hicieron entre varios polis, GG era un sujeto pesado. Lo cargaron hasta la calle y lo pusieron en una furgoneta para llevarlo hasta la morgue.

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Una cosa en la que ni siquiera pensé y que seguramente parecería sospechosa, es que en cuanto GG se durmió, Liz, mi novia y yo nos hicimos Polaroids con GG acostado en el suelo. La idea era enseñárselas al día siguiente. En las fotos salíamos sonriendo y abrazándole.

Como era de esperarse, la policía encontró las Polaroids y las confiscó.  Después todos tuvimos que ir a la comisaria a contar nuestra versión de la historia. Al principio sospechaban bastante de nosotros, los policías nos decían, “¿Qué clase de personas enfermas se acuestan en el suelo con un cadáver y sonríen y saludan?”

Tuvimos que explicarles que, a pesar de estar en la misma posición, él no estaba muerto, estaba roncando.

Ahora he aprendido la lección, pero ese día pensé, “¡Joder, estamos enfermos!”

Cuando todo aquello terminó, se dieron cuenta que ninguno de nosotros éramos criminales. Durante varias semanas intenté recuperar esas Polaroids, pero los policías se negaron a devolverlas y nunca supe qué les pasó. Estoy seguro de que están en alguna carpeta en esa comisaria.

Creo que a GG eso le parecería gracioso. Le encantaría esa historia.

En 1975, Legs McNeil fue el cofundador de Punk Magazine, y esta es en parte la razón de que tú sepas qué significa esa palabra. También es el autor de Por favor, mátame, lo que le convierte en algo así como en el Studs Terkel del punk rock. Además de su columna para VICE sigue escribiendo en su blog personal, pleasekillme.com. Síguelo en Twitter - @Legs__McNeil