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Cultură

Razones por las que no deberíamos odiar (tanto) a los turistas

Aparte de vomitar en tu portal y quedarse parados en medio de los pasos de cebra algo bueno tienen que aportar, ¿no?

Se acerca el verano y ya sabemos cómo van las cosas. Joder, ya conocemos todos la historia. Vivimos en una ciudad (un país) donde todo está hecho a la medida del turista, un parque temático para los de afuera. El espacio público no está articulado para serle útil al ser autóctono, está ideado para atraer, tolerar, resistir y ampliar las corrientes turísticas. Joder, lo más fácil es tratar al turista como un enemigo (el invasor), toda esa mierda de los grafitis que juegan con los conceptos de "turista" y "terrorista", ya sabéis a lo que me refiero. La verdad es que esta gente poca culpa tiene, son culpables de seguir cierta inercia pero realmente el problema es local, es un error generado en el seno de nuestras políticas sobre turismo. El problema —como viene siendo habitual— viene de dentro. Esos gobernantes que han sido elegidos para dirigir nuestros municipios son los auténticos culpables y, por lo tanto —según la lógica democrática—, los culpables somos nosotros, los ciudadanos que hemos elegido a estos representantes. En fin, un pastel de mierda será algo grotesco y nada apetecible pero siempre tendrá esa tableta de chocolate deliciosa que pone "Felicidades". De la misma forma que ese pastel, lo único que nos queda es intentar sacar las cosas buenas de esta situación irreversible. Eso es tener pelotas, eso es ganar en la vida. Entonces, ¿qué nos pueden aportar estos tipos que vienen aquí a mear nuestras calles, a quedarse parados frente a los mapas del metro y a invadir con sus cuerpos el centro de nuestras ciudades? Pues mucho, ahora lo veréis.

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LOS TIPOS SE GASTAN MUCHO DINERO

No quiero parecer un patético político de esos de la vieja escuela (ahora estamos en la nueva era, amigos) que lo defienden todo según su valor económico pero la verdad es que estos homínidos de tierras lejanas vienen a tu ciudad a gastarse dinero. Tú no vas a ver una mierda de este dinero pero el dinero es dejado en la ciudad y eso es lo único que debería importarnos ya que el dinero y las transacciones que hagamos con él son lo más importante de nuestras vidas.

SIEMPRE PUEDES SACAR UNOS BUENOS CASQUETES DE ESTA SITUACIÓN

Para qué nos vamos a engañar, en la mente de los aborígenes siempre está la idea de poder terminar follándose a alguno de estos nuevos visitantes. Es el poder de lo ajeno, el sexo extranjero. Son todas esas bellas (o no) damiselas rubias y de piel blanca —lo opuesto al material autóctono (digo "material" pero no quiero ofender a nadie, y menos a la comunidad de mujeres españolas, una de las más importantes y respetadas del globo)— que vienen de sus países desarrollados y que, a parte de sus tetas y culos, también traen alta cultura, conocimiento y progreso. Son, en definitiva, el sexo más importante y espléndido que vas a tener nunca (o no). Es como en esa peli, En Busca del Fuego, donde ese tipo —ese pseudomono— folla por primera vez mirando a la cara a su socio sexual. Joder, es la evolución, a mí no me miréis.

SE PONEN BORRACHOS

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Se ponen borrachos y te invitan a cubatas. Se ponen borrachos y te invitan a comida. Se ponen borrachos y pierden dinero por la calle. Se ponen borrachos y te dan su Barbour porque sufren al verte temblando de frío por la noche. Se ponen borrachos y terminan durmiendo en la calle y les puedes robar sus zapatillas. Se ponen borrachos y eso está muy bien.

ELLOS NECESITAN TU AYUDA

¿Cuánto tiempo hace que nadie te pide ayuda? Da igual, no te hagas esta pregunta, la respuesta podría hacerte llorar de verdad, no como cuando "lloraste" al ver a toda esa gente en ese cumpleaños sorpresa que te organizó tu novia. Los turistas te paran por la calle y te preguntan cosas. Hablar con desconocidos por la calle es una actividad que dejaste de practicar hace mucho tiempo. Por primera vez en años te sientes útil. ¿Qué si sé cómo coño llegar a la Sagrada Familia? Joder claro, soy el mejor puto sherpa de la Sagrada Familia, el Capitán Kirk de los guías. Muy poca gente aprecia estas muestras de interés, esta búsqueda de respuestas a través de tu conocimiento. En vez de alegrarse, la gente SE MOLESTA. Enseñar a los foráneos a moverse por tu ciudad debería ser motivo de orgullo. Llevas años harto de que la gente te diga lo que tienes que hacer, son muy pocos los casos en los que esta situación se invierte, disfrútalo como si fuera la última botella de vino del mundo. Estas situaciones deberían subirte la autoestima, no puedes ayudar a nadie de aquí pero eres un genio para los turistas.

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SON LOS MEJORES RADARES DE BASURA QUE EXISTEN

Allí donde hay acumulación de turistas es donde nunca debes estar. Estos tipos identifican los sitios terribles de tu ciudad y los ocupan de forma masiva para que tú no puedas visitarlos. Te hacen un favor, ellos se comen las cáscaras de los langostinos para que tú puedas disfrutar de su carnoso contenido. Mientras ellos visitan monumentos, iglesias de mierda y pabellones fracasados tú puedes ir a mirar discos a Dead Moon Records o comprarte un bocadillo cojonudo de jamón canario en el Bágoa. Win-win situation.

HACEN COSAS MARAVILLOSAS

A veces los astros se alinean de una forma que hace que los turistas hagan cosas maravillosas como esta.

ELLOS SON PARTE DE TI

Están esas terribles canciones orquestadas pero por lo general el Harvest de Neil Young es cojonudo. A todos nos gustan esos temas de guitarras pero cuando entra la épica y esos putos violines empiezan a sonar la cosa se desmorona, ¿no? Ellos —los turistas— forman parte de un ecosistema en el que tú has crecido y en el que has tomado forma. Sin ellos tú y tú ciudad, no seríais los mismos. Mírate al espejo, ellos están por todas partes, en cada arruga y en cada poro. Si los odias te estás odiando a ti mismo. El Harvest es de puta madre, no lo menosprecies por esos putos violines.