"Tom Terrific". Foto: Jeremy Brevard-USA TODAY Sports
Después de la semana 4 de la National Football League, los fanáticos y detractores de los Patriots tenían dos escenarios hipotéticos en mente: el regreso de Tom Brady sería fenomenal o desastroso. Luego de cuatro semanas, la respuesta es evidente, "Tom Terrific" luce invencible.No, Brady no es un "mariscal de campo de sistema", como se llegó a mencionar cuando los Pats echaron mano de sus quarterbacks suplentes, Jimmy Garoppolo y Jacoby Brissett, y aún así lograron una marca de 4-1. Es cierto, el soporte aéreo y terrestre de Nueva Inglaterra es exquisito, pero el ovoide no se lanza solo; tal vez cuentes con un ataque de élite a tu disposición, pero si tu QB no sabe explotar sus habilidades y no tiene la visión de campo indicada, entonces no sirve de mucho.También es cierto que cuando un jugador es tan dominante en su disciplina, los resultados pueden adquirir cierta predictibilidad; vicio que nadie quiere ver en el deporte, pues atenta contra la esencia del mismo. Sin embargo, no es el "qué", sino el "cómo" del monopolio sobre el campo. El partido pasado ante los Bills es el mejor ejemplo de cómo se puede contemplar aquello que se predijo pero cuyas formas se desconocen.Desde su ansiado regreso, Brady ha lanzado 12 pases de touchdown para 1,319 yardas, cero intercepciones, y un porcentaje de pases completos de 73.13. Con Brady a la cabeza, los Patriots tienen una racha invicta de cuatro partidos y actualmente se encuentran en el primer sembrado de playoffs de la Conferencia Americana. A este ritmo, las predicciones de muchos que vieron como favorito a Nueva Inglaterra desde el arranque para llevarse el Super Bowl comienzan a tomarse en serio.El premio al jugador del mes de la Conferencia Americana no pudo ser más obvio y justo para Brady —el noveno en toda su carrera que lo convierte en el jugador con más premios de este tipo en toda la historia de la NFL—.Sin embargo, aún falta por disputarse la otra mitad de la temporada, y cualquier cosa puede pasarle a un mariscal de campo de 39 años que presume 17 años de experiencia en los emparrillados. Pero a diferencia de sus contemporáneos, Brady sigue siendo el mismo jugador en cuanto a su estado físico, y ha evolucionado en cada aspecto de su juego. De seguir este patrón ascendente, Tom Brady podría concretar una temporada en ensueño y, de paso, darle una bofetada con guante blanco al comisionado de la NFL, Roger Goodell.