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Comida

Por qué te cortaron los tragos en un bar y a tu amiga no

Un nuevo estudió ha encontrado que a pesar de la abrumadora posibilidad de que te sirvan tragos de más hasta que llegues al punto de la idiotez, es más probable que te corten el servicio si eres hombre.
Photo via Wiki Commons

Digamos que tú y un grupo de amigos están en un bar un lunes por la noche (los lunes son, después de todo, los nuevos viernes), tomando unos shots y unas cervezas, subiendo a Instagram sus selfies mal iluminadas y comprando la misma canción de Prince catorce veces seguidas en la rockola. Están todos borrachos, se toman un trago tras otro y están felices. Te miras en el espejo del baño y no puedes creer lo guapo que eres. Vuelves a la barra por el octavo gin and tonic y el bartender hace un gesto con la mano en el cuello, indicando que te está cortando el servicio de la barra. Se ha terminado para ti. Estás en la lista negra. Pero luego tu amiga –que hace unos momentos estaba arrodillada en la puerta del baño buscando su bolsita de drogas– se toma de un sorbo su décimo vodka y le sirven otra inmediatamente. Espera, ¿cómo es posible? Aparentemente, no estás imaginando que algo está mal. Un nuevo estudio, publicado en el diario médico Addiction, ha encontrado que a pesar de la probabilidad abrumadora de que te sirvan de más hasta que esté en el punto de idiotez total, es más probable de que el bartender te corte el servicio si eres hombre. Los investigadores enviaron a 9 actores hombres y mujeres de veintitantos años a algunos bares en tres de las ciudades más grandes de Noruega: Trondheim, Bergen y Oslo. Su labor fue simular que estaban muy borrachos e intentar comprar más tragos. Fueron 425 intentos. Importante decir que es ilegal en todo Noruega servir alcohol a cualquiera que parezca intoxicado. El resultado fue que 82 por ciento de los intentos fueron muy exitosos en general, pero el equipo de investigadores lo separó por partes y encontró unas características muy interesantes. La falta de luz, por ejemplo, fue un factor importante correlacionado con la probabilidad de que se sirvieran más tragos, lo que tiene sentido: si es difícil ver lo borracho que alguien está, es más fácil darle el beneficio de la duda y servirle otro trago. A las mujeres, sin embargo, les sirven tragos de más con frecuencia, especialmente cuando su intento de compra es en la madrugada. De hecho, 95 por ciento de los intentos de compra de las mujeres fueron exitosos cuando sucedieron en clubs mal iluminados y bares con música ruidosa –mientras que el 67 por ciento de los hombres fueron servidos de más en ambientes más apacibles y mejor iluminados. Hay un par de razones distintas que podrían explicar este cambio de servicio. Para empezar, el bartender puede estar menos preocupado por que las clientas borrachas se pongan agresivas o empiecen a pelearse, ya que las peleas de bar son instigadas más comúnmente por los hombres. O tal vez el bartender no puede interpretar bien el lenguaje corporal de una mujer para determinar si ya ha pasado su límite. Menos optimista, pero posible, es la idea de que el bartender pueda servir intencionalmente a las mujeres para volverlas más vulnerables ante situaciones sexuales. Hombres, si están intentando emborracharse hasta estar fuera de sí o si ya lo están, probablemente deberían irse a casa y tirarse de cabeza en la cama. Pero si insistes en quedarte en el bar, le puedes pedir a una de tus amigas que pida la siguiente ronda. Siempre y cuando tú la ayudes a sacarse de encima a los pervertidos insoportables.

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