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Cultură

Cómo ganar seguidores en Instagram: Pasamos 24 horas siguiendo los tutoriales de Youtube

Creamos una cuenta de Instagram y seguimos todos los consejos de los tutoriales durante 24 horas para intentar hacer una cuenta exitosa y ganar cientos de seguidores en unas horas.

Abriste tu cuenta de Instagram hace un par de meses y tu contador de followers sigue por debajo de las tres cifras. Añadiste a todos tus contactos de Facebook, apareces en decenas de cuentas de conocidos y amigos de amigos de conocidos, has subido fotos increíbles —o eso te parecía cuando las tomaste— confiando que esa instantánea te llevaría al estrellato, pero ni siquiera así has superado los 100 amigos.

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Ves con cierta preocupación cómo gente de tu entorno, anónima y sin aparente interés por las redes sociales, triplica tu número de seguidores. Estás jodido. ¿Por qué ellos sí y yo no?, te preguntas una y otra vez. Y un buen día —estoy seguro que un domingo por la tarde— tumbado en el sofá después de haber visitado centenares de perfiles y de haber hecho unos cuantos likes aleatorios, das el paso: te diriges a Google y en el buscador escribes las palabras mágicas: "Cómo conseguir followers en Instagram".

Bienvenidos al tenebroso mundo de los tutoriales de internet, nido de vendedores de humo que prometen el oro y el moro, en este caso miles de seguidores inmediatos, y nunca te devuelven el dinero o el tiempo invertido si no obtienes los resultados deseados. Son los manuales de autoayuda 2.0, asideros digitales a los que nos agarramos en momentos de crisis, teléfonos de ayuda virtuales para sobrellevar mejor los episodios de desesperación. Y eso hicimos. Quisimos comprobar en primera persona qué hay de verdad y qué hay de mito en estos 'consejos infalibles' que circulan en incontables páginas, hasta qué punto es asequible jugar sucio en las redes sociales. Partimos de cero, con un perfil nuevo y sin enlazarlo con ninguna otra red social que nos facilitara amigos inmediatos, y con un plazo y un objetivo fijados: conseguir el mayor número de followers en 24 horas. Esto es lo que nos encontramos.

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El perfil

Todos los tutoriales que he revisado y estudiado coinciden a la hora de pautar el tipo de perfil que debes crear si quieres seguidores. Es recomendable que trate sobre un tema en concreto, mejor aún si es un tema de recurrente interés; ideal si te especializas en algo, porque así generas fidelidad entre la gente interesada, y que ese algo traspase fronteras. Ok, lo entiendo. Tema que gusta a todo el mundo, del que dispongo abundante material gráfico, de alcance internacional y que puede atraer a la gente de forma continuada: Japón. Japón suena bien, ¿no? ¿A quién no le gusta Japón?


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Además, puedo tocar todos los palos posibles que más triunfan en la plataforma. Los tutoriales han insistido una y otra vez en que las fotos de paisajes, de comida, de cielos y de gente exótica son recursos infalibles. Tengo fotos de mi último viaje al país como para llenar diez perfiles de Instagram, así que ya lo tenemos. Se llamará japanvice. Sí, ¿no?

Leo que la foto de perfil también es importante, que dice mucho de quién eres y que servirá para atraer de inmediato a los nuevos seguidores. Elijo una postal bucólica, el famoso puente de Nikko, para poner las cartas sobre la mesa. Podría haber usado la foto de alguna mujer atractiva y jugar sucio desde el minuto uno, pero no se trata de conseguir seguidores a toda costa, sino de conseguirlos siguiendo los consejos y recomendaciones de internet.

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0/0/0

Empieza el juego. 0/0/0. Hay que sacar desde el centro del campo. Sigo las instrucciones: "Empieza dándole 'Me gusta' a algunas fotos". Venga, 100 likes del tirón, sin tan siquiera saber a qué le hago like. Me tiro 10 minutos de reloj dándole al corazoncito rojo. Ni un puto seguidor aún. Otros 50 más. Nada.

Plan B. "Empieza a comentar las fotos". Hum, raro. Pero si lo dicen aquí será por algo. Comentarios aleatorios: "Qué increible foto", emoticones de aprobación, "¡Gran toma!" Voy soltando comentarios aquí y allá, mintiendo sin remordimiento, interesándome por fotos y perfiles aburridos. La cara de imbécil que se te queda comentando a diestro y siniestro sin que llegue un seguidor nuevo es antológica.

Una variante muy frecuente en estos tutoriales es la que te invita a hacer comentarios, pero de calado más personal y con alguna pregunta que obligue a contestar al usuario. Sé perfectamente que eso no es garantía de nada. No es garantía ni de que te contesten, y mucho menos de que te sigan. Lo pruebo: "¿Dónde es eso?" o el clásico "¿Qué filtro usaste?" No descarto que la táctica funcione cuando llevas unos cuantos seguidores y tienes un perfil ya consolidado; cuando tu marcador es el triple cero entiendo perfectamente que nadie conteste.

Pon un hashtag en tu vida

Las primeras pruebas han sido un fracaso estrepitoso. Estoy más solo que la una. No he avanzado nada, así que paso a una táctica más ofensiva. Cuelgo mi primera foto: algo bonito, de impacto inmediato, una postal tópica y representativa: el templo dorado de Kioto. Me aconsejan varias cosas al subir una imagen: no abuses de los filtros, pero retócalas para que parezcan más bonitas. Hago caso. Un filtro suavecito, encuadre digno y alineación.

Cuando se trata de postear todos los tutoriales coinciden: utiliza los hashtags para hacerte visible y que usuarios interesados en los temas de tus etiquetas vean tus fotos. Y aquí viene lo mejor: descarga la app TagsForLikes, que te genera un listado automático de hashtags temáticos que facilitarán la tarea. Obedezco. Y funciona: el listado interminable de etiquetas atrae a los primeros clientes. Bueno, al primero. Y encima es una cuenta de spam, de las que venden paquetes de seguidores. Desesperante.

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En dos horas de travesía solo ha venido un seguidor, y es un bot. Como tener un amigo invisible a los seis años. Eso sí: caen los primeros likes. Es triste pedir pero más triste es robar, así que pongo otra tanda de hashtags, estos más específicos, a ver si suena la flauta. Más de 40 Me gusta en la primera foto no está del todo mal. Y ojo: el primer comment en mi primera foto. "Cool!" Sospechoso. Quizás se trata de un tipo como yo, más solo que Tristán, en busca de followers. El cazador cazado. Lo que se conoce como probar la propia medicina. No contesto ni agradezco, y me siento miserable: hace una hora estaba mendigando respuestas para ganar amigos y ahora soy yo, con un único amigo, además un amigo de spam, el que con aires de suficiencia ni tan siquiera respondo al comentario de esa alma caritativa.

La ley del follow-unfollow

Sigo con 1 seguidor. Calma. Ya llegarán. Habrá que poner toda la carne en el asador, me digo a mí mismo. Me dirijo a YouTube, en busca de tutoriales alternativos. Y ahí descubro una fórmula "infalible" que te invita a teorizar sobre el fin del mundo y la merecida extinción de la humanidad: un tipo nos aconseja seguir y dejar de seguir a grandes celebridades de Instagram.

Me explico: vas al perfil de Katy Perry, le das a follow y un segundo después le das a unfollow. Así varias veces. El tipo asegura que es la forma más eficaz de ganar seguidores inmediatamente. Lo pruebo. Justin Bieber. Ahora te sigo, ahora no. Ahora sí, ahora no. Follow, unfollow.

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Vuelvo a sentirme idiota, como cuando se te trababa la computadora y recurrías a rituales absurdos para que reaccionara. Lo pruebo diez veces y aparecen dos nuevos seguidores. Cara de pasmo y absoluta incomprensión. A pesar de la sorpresa y la excitación con la que recibo la noticia de esos dos nuevos followers, el efecto mágico parece haberse diluido. Katy Perry, Lady Gaga, Drake o Miley Cirus pasan por la piedra, pero no consigo atraer a más perdedores del planeta Instagram. Como la paciencia tiene un límite, y la sensación de imbecilidad plena también, aparco esta modalidad en busca de nuevos retos.

Amigos por amigos

Llevo ya cuatro fotos posteadas. Las dos primeras han funcionado relativamente bien; la tercera, del bosque de bambú de Arashiyama, muy bien; y la cuarta, típica postal de un japonés durmiendo en el metro, podemos catalogarla como un bajón considerable.

Estamos con 5 followers, 3 de los cuales tienen toda la pinta de ser bots. Necesito un revulsivo. He notado que en todos los tutoriales se invita a hacer follows masivos, aunque se dice con la boca pequeña, como si esta fuera una de las últimas opciones antes de arrojar la toalla. Como cuando buscas las guías completas para acabar un videojuego que no puedes pasar.

Cuenta la leyenda que si sigues a alguien es probable que este te siga a ti, quién sabe si se trata de alguna extraña política de decoro social en la que te sientes obligado a contestar a un follow de la misma manera. Yo no quería, pero me obligaron las circunstancias. Elijo a unos cuantos perfiles conocidos, me meto en su lista de seguidos y empiezo a seguir de forma aleatoria a decenas de personas.

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Ni siquiera sé de qué van sus perfiles ni me importa: solo quiero que me quieran. Y maldita sea, funciona. Recibo más follows en cinco minutos que en toda una mañana. 12 amigos en un lapso de tiempo bastante razonable. Subidón. El problema es que yo ya estoy siguiendo a más de 500. Y claro, la cosa huele a chamusquina: 4/12/505. Números algo desiguales. Y se me va acabando el tiempo, por desgracia.

Ok, ustedes lo pidieron. Uno es ambicioso y pretendía ganar followers sin bajar a las cloacas del recurso fácil y la trampa burda. Pero no queda otra: una buena imagen de un ramen, que actualmente es garantía de éxito, y un montón de hashtags relacionados con comida como medida desesperada. Esta es mi última mano. Teniendo en cuenta que en Instagram hay más foodies por metro cuadrado que restos de cocaína en los lavabos de la policía, parece una buena idea.

Llegan nuevos seguidores, pero menos "Me gusta" de los que esperaba. Estamos en casi 25 followers. Decente, pero lejos de las expectativas creadas por estos mismos tutoriales.

El prime time

La cosa está así: 7/29/632. Apenas dos horas para el cierre del experimento. No pinta bien. Última prueba: confiarlo todo al prime time. Dicen los expertos, o sea, esta recopilación de iluminados que te han garantizado centenares de seguidores en apenas unas horas, que la hora de posteo también es importante. Que no es lo mismo colgar una foto a las 3 de la madrugada que hacerlo a las 10PM. Tiene su lógica. Foto a las 10 de la mañana, y nueva tacada de random follows.

Decenas de hashtags y comentarios al tuntún. Todo de golpe, descargando bombas racimo a la busca y captura de nuevos clientes con los que redondear el experimento y ver hasta dónde podemos llegar. Suena la alarma. Game over. Manos arriba, móvil apagado. Nueve fotos. 43 seguidores. 792 seguidos. Un día entero dedicado a ello. Ni rastro de las hordas de followers prometidos. Ni rastro de los milagros augurados. El timo de la estampita, como ya nos imaginábamos, y la sensación de que todo esto, además, acaba con una moraleja new age: los amigos, mucho me temo, hay que ganárselos.