Los relatos gore de los provida

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Quedo con Mara en una cafetería del centro de Madrid. No tardo en reconocerla. "Tengo exactamente lo que querías", me dice mientras gira la pantalla de su portátil.

Me había había puesto en contacto con ella cuando tras el nuevo proyecto de ley de Gallardón decidí investigar casos de mujeres que habían abortado en casa porque en sus países era ilegal o tenía un coste muy elevado. Antes de llegar hasta ella, comprobé que si tecleas "aborto en casa" en el buscador, los primeros resultados te enlazan a foros con mensajes que parecen sacados de una peli snuff. "Desde el momento en que el medicucho ese inserta el aparato y sientes que algo cae como a un balde, ese sonido, Dios todo es como si lo hubiese vivido hace unos segundos, cuando miras hay sangre por todos lados, en el balde, en el piso, en el médico y te sientes sola".

También había mensajes insultantestipo "haber cerrado las piernas, zorra" y otros de manipulación emocional en plan "el bebé no tiene la culpa de tus malas decisiones", pero la mayoría entraban en la categoría de novela de casquería: "Primero tienes que saber si eres apta, pues el algo muy fuerte, haz lo siguiente prueba. Consigue un gatito, el más feo y lagañoso o sucio que encuentres, entonces le arrancas las patitas una por una, luego le arrancas la panza y de último le aplastas la cabeza, si eso te parece cruel, entonces primero lo sumerges en una solución salina hasta que se ahogue y procedes como describí anteriormente, si eso no te causa remordimientos !!! FELICIDADES !!! puedes proceder a abortar."

Tras leer decenas de respuestas como esa, vi que se parecían demasiado unos a otros. Misma forma de escribir desquiciada, mismo desprecio por la gramática. Diez minutos más tarde, ya tenía una lista con los usuarios responsables de prácticamente la totalidad de mensajes subidos. Los doce de mi lista eran responsables de más de dos mil respuestas sólo en dos de los foros, todas ellas contestando a mujeres que pedían consejo sobre cómo abortar y dónde. Si eres una adolescente embarazada y cuelgas un mensaje en una página porque no sabes qué hacer, lo más probable es que recibas el consejo de algo parecido a un psicópata que descuartizaba gatos de niño.

Mara me muestra lo que ha descubierto: "Varios de esos usuarios han sido creados desde las mismas direcciones, lo que implica que muchos son en realidad la misma persona. Pero lo mejor viene si rastreas un poco." Sonríe y abre un documento. "¿Ves los correos desde donde han sido creadas las cuentas? Pues si buscas un poco aparecen vinculados a páginas antiabortistas de Argentina, Colombia y Uruguay y webs españolas que figuran dentro de la federación de asociaciones pro-vida".

No nos caemos de un guindo. Ya conocíamos el gusto de los antiabortistas por las imágenes explícitas después de ver aquellos autobuses que fletaron por el centro de Madrid hace un par de meses y que mostraban fotos gigantescas de fetos. Lo que desconocíamos es que tuviesen talento literario para inventar historias. Ojalá Jackson lea esto antes de rodar la segunda parte de Braindead.