Fumar marihuana para hacer running puede ser buena idea
Ilustración: Marc Verdugo | VICE España

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Drogas

Fumar marihuana para hacer running puede ser buena idea

¿Deberían fumar petas los runners fanáticos de la vida saludable?

Las películas de fumetas y nuestras experiencias adolescentes nos han brindado una maravillosa lección: hay cosas que uno puede hacer fumado y otras que no. Plantearse el sentido de la vida, engullir doritos como un cerdo y mirar lámparas de lava durante horas son actividades plausibles —y hasta más placenteras— con una buena dosis de THC corriendo por las venas. Sin embargo, otras como conducir vehículos pesados, conocer a tus suegros o hacer sudokus nivel difícil piden a gritos un máximo grado de sobriedad que incluso dos caladas de la mandanga más normalera tirarían por tierra sin compasión.

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Hasta ahora, mi pobre mente incluía el running en el segundo grupo. El running: ese deporte tan de moda, sinónimo de cuerpos tonificados, pulmones límpidos y zapatillas autorreflectantes. ¿Cómo iba a ser todo eso compatible con la droga del sofá y la play? ¿Por qué iban a rebajarse esos tipos de ropa fluorescente a algo tan banal como fumar petas? A esa gente sólo le importan sus estadísticas de Runtastic, así que sólo podría interesarles el cannabis si éste les ayudara a mejorar el rendimiento. Pero… ¿y si fuera así?

Lo reconozco: he sido runner. Bueno, alguna vez. Por curiosidad. Todos mis amigos lo hacían y… en fin, no iba a quedarme atrás. El caso es que sí: a veces me embutía en mi ropa Kalenji, me ponía los cascos y salía dispuesto a sudar la camiseta y tragar todo el co2 que hiciera falta. En una ocasión, ya haciendo estiramientos en el rellano y a punto de salir, me di cuenta de algo: iba fumado. Un colega había estado en casa una hora antes con una hierba sativa bastante potente y, a decir verdad, andaba tocado. Dejé los estiramientos y por un momento pensé que aquello no era una buena idea. Pero el caso era que me sentía bien, tenía ganas de correr y, qué coño, si aquello salía mal me volvía y santas pascuas. Así que me coloqué los cascos, puse Foo Fighters a todo trapo y salí por la puerta sin más.

Al principio todo iba como siempre, pero tras el primer kilómetro empecé a darme cuenta de que algo había cambiado: mis piernas parecían más livianas, los pulmones hacían circular el aire con total suavidad y, cómo decirlo… me sentía de maravilla. Así que seguí corriendo por Via Augusta, inmerso en las melodías de voz de Grohl, sin pensar en nada, como hipnotizado, dejándome llevar por una mano invisible que me impulsaba casi sin esfuerzo. A la vuelta, y tras mi ruta habitual, me sentía mucho más enérgico que de costumbre. Lo normal para mí era volver a casa con un aspecto lamentable: jadeante, con las piernas cargadas y hasta mareado. Esta vez, en cambio, aún notaba las piernas ligeras y una agradable euforia invadía mi cuerpo. Es más: al mirar mis estadísticas en la aplicación vi que eran mejores que de media. ¿Podría ser que la marihuana hubiera mejorado mi rendimiento? Tras la ducha, lejos de caer rendido en el sofá, me puse a cocinar. Estaba relajado, sí, pero seguía activo. Ni rastro de bajón alguno.

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Al día siguiente decidí volver a salir, esta vez a la antigua usanza, esto es, libre de dopaje alguno. ¿El resultado? Lo de siempre: una carrera mediocre, aburrida en general (porque el running es aburrido, joder), piernas cargadas en seguida y, lo que es peor, una lucicez suficiente como para darme cuenta de todo eso. Mi mente me decía: sí, tío, estás corriendo: izquierda, derecha, izquierda, derecha; las piernas te pesan; ¿es nuevo ese restaurante?; sí, lo es. En fin, ya me entendéis: estaba demasiado consciente, demasiado despierto como para no darme cuenta de que el running, al final, no es más que un paseo rápido vestido de payaso. Incluso los mejores temazos de "Wasting Light" me inspiraban poco más que un "ñah" mientras seguía con mi izquierda, derecha, izquierda, semáforo y repetir. Al acabar vi también que las estadísticas de mi aplicación habían bajado. ¿Dónde estaba la magia? Yo os diré donde estaba la magia: en casa, metida en una cajita de madera y aguardando mi regreso.

Un porro puede ayudar contra la ciática, pero no está demostrado que lo haga contra, por ejemplo, unas piernas fatigadas.

Al día siguiente rastreé la web en busca de respuestas. Necesitaba saber si la marihuana era, en efecto, la panacea runner. Encontré varias discusiones en foros de atletismo y unos pocos artículos. En ellos se elogiaban algunos de los efectos positivos que yo percibí: reducción de estrés, mitigación de la sensación de cansancio en las piernas, bienestar general, mejores registros… en definitiva: una experiencia más intensa y placentera. Ahora bien: no existía unanimidad. Algunos foreros denunciaban sensación de agobio, angustia, falta de concentración… en pocas palabras: todo lo contrario.

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Decidí hablar del tema con la gente de Energy Control. Ellos me pusieron en contacto con el Dr. Fernando Caudevilla, médico experto en cannabis, que se mostró escéptico desde un principio: "no hay estudios científicos que lo corroboren, sólo opiniones particulares". Al parecer, el efecto analgésico del THC sólo está demostrado contra el dolor neuropático y no contra el nociceptivo, o dicho de otra forma: un porro puede ayudar contra la ciática, pero no está demostrado que lo haga contra, por ejemplo, unas piernas fatigadas.

Entonces, ¿qué pasa con lo que yo sentí? ¿Y todos esos runners foreros que defienden con uñas y dientes las bondades de la hierba? ¿Mentimos? ¿Estamos locos? No, sólo que hay muchos factores en juego. "Hay quien fuma marihuana y lo lleva bien, y hay quien se pone fatal", dice el Dr. Caudevilla, "depende de cada persona, de si es consumidor habitual o esporádico, del tipo de hierba, etc".

Como sucede con cualquier droga, la marihuana no es inocua. Por eso es importante ser consciente de que su uso conlleva riesgos. Si eres el típico que se agobia, se marea o vomita cuando fuma porros, hacerlo antes de salir a hacer running te convertiría en un idiota de manual. A mucha gente, por ejemplo, el cannabis le provoca un aumento del ritmo cardíaco. Si te sucediera eso mientras corres podrías sufrir un desmayo repentino en plena calle. En el mejor de los casos. O si, por ejemplo, su efecto psicoactivo te afecta demasiado, andar corriendo por ahí atrapado en vete tú a saber qué pensamientos puede acabar fácilmente en una caída o, si vas realmente despistado, en un atropello. Por otra parte, el tipo de maría también influye. No es lo mismo una índica (más relajante, ideal para apalancarse en el sofá) que una sativa (más psicoactiva, pro charla y movimiento). Vamos, que no todo vale.

Llegados a este punto, está claro que fumar marihuana no es incompatible con el running… aunque tampoco está demostrado que ayude. Mi experiencia personal y la de muchas otras personas dice que sí (joder, ¡si hasta se comercializan barritas energéticas de cannabis!), pero no todo el mundo opina lo mismo. Además, la ciencia no ha demostrado nada hasta el momento, y parece que tardará en hacerlo pues, como dice el Dr. Caudevilla, no hay ningún estudio en marcha. Por ahora, y dada la subjetividad imperante en el tema, sólo hay una conclusión posible: fumar hierba y correr puede ser una experiencia agradable o una temeridad absurda. Conoce tus límites y, sobre todo, no hagas el capullo. Siempre te quedará el dicho: winners don't use drugs.

@samuelvaliente