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Música

Conocemos a Tommy Cash, el rapero estonio que está revolucionando Europa del Este

Rap tan ecléctico como el tío que lo compone.

Fotografía por Sohvi Viik

Por las calles empedradas de Tallinn, la capital de Estonia, camina un pueblo de incierta procedencia, como interpretando un vals en un salón de baile con restricciones culturales. Después de todo, este pequeño país báltico ha sufrido invasiones de los daneses, los alemanes, los suecos y los rusos. A principios del siglo XX, Estonia disfrutó de un breve periodo de independencia –hasta la invasión soviética de 1940, que culminó con la anexión de Estonia a la URSS. Posteriormente, el estado declaró su independencia como república en 1991.

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Imaginad a un chico que hubiera nacido en aquella época, el momento en que Estonia finalmente podía crear su propia cultura tras haberse liberado del yugo del régimen soviético. Los muchos años de influencia rusa dejaron una huella profunda en Estonia, y nuestro joven se cría en un barrio soviético de Tallinn. El cielo tiene el mismo gris plomizo que los bloques de pisos de la zona, y sus habitantes parecen tan inertes como la ropa que visten. Las calles se ven silenciadas por el horrible eco de la rutina. El joven crece escuchando a Kanye West tumbado en su cama. Va a la escuela, pero él se siente fuera de lugar y disfruta de la soledad. Encuentra una forma de liberación en el baile, más tarde en la moda y, por último, en el hip hop.

Ese joven es Tommy Cash. Su historia está entretejida con la de Estonia, y eso es precisamente lo que lo hace tan especial, lo que lo convierte en una mancha de color que se expande sin control sobre un lienzo en blanco y negro. Cash transmite esa autenticidad a través de su talento como artista polifacético, creativo y atrevido. Su actitud es toda una declaración de intenciones y casi un ejemplo de rebeldía. Y eso, en Estonia, no se digiere demasiado bien.

«Si llevas un jersey rosa la gente dirá que eres gay, pero no me importa», señala Tommy. «Siempre he sido el rarito del barrio. Llegó un momento en que podía pasear por la calle vestido con un kilt en pleno verano y nadie me decía nada, porque sabían quién era. Habría sido muy distinto si yo no fuera de por aquí».

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Fue el duro entorno en que creció lo que hizo que Tommy se enganchara a la música. Imaginad cómo debe de ser haberte criado en un barrio de Tallinn dominado por rusos que, como dice el propio Tommy, «te jodían la vida si no hablabas su idioma». Como a muchos otros creativos, la música ofreció a Tommy una válvula de escape.

«Siempre he sido bastante solitario», admite. «Escuchaba música que nadie más escuchaba, siempre tenía mi reproductor de MP3 encendido y reproduciendo algún tema raro». Asegura que ha pasado por muchas etapas y que se enganchó a diferentes estilos musicales, aunque siente una especial predilección por Graduation, de Kanye West. «Cuando escuchaba ese disco, me imaginaba a mí mismo actuando para un montón de gente», recuerda. «Las letras de Kanye siempre me han levantado el ánimo… "go on and chase your dreams" y cosas así. Me dieron el empujó para perseguir mis objetivos».

La música de Tommy refleja sus gustos eclécticos, como también lo hacen sus vídeos, un viaje a través de los pensamientos e ideas de la mente de Tommy Cash, una mente tan caótica como profesional e increíblemente auténtica. Él mismo escribe los guiones de todos sus vídeos e incluso ha editado su reciente «Leave Me Alone», una pieza impresionante que retrata el sombrío abandono que reina en la periferia de Estonia y simboliza su hastío y sus anhelos de dejar el país en el que nació. «Muestra lo que he logrado, pero también destaca que sigo atrapado en este vertedero. Para mí es algo muy profundo».

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Si ves a Tommy en internet, probablemente lo primero que pensarías sería:

¿De dónde ha salido este tío? La sorpresa inicial rápidamente daría paso a una adicción parecida a la de la nicotina y te sorprenderás queriendo escuchar más de su música de otro mundo y viendo más de sus sobrecogedores vídeos. Cuando se le pregunta por sus influencias, Tommy rememora historias de cuando bailaba. «Empecé a bailar a los 15 años. Me hacía sentir libre», explica. «Unas chicas que conocía dijeron que iban a clases de hip hop y decidí apuntarme. Me encantó y me dio muy fuerte con eso».

Para Tommy, su iniciación en el baile le abrió las puertas a un mundo mucho más amplio, al mundo del estilo, la música y la combinación de ambos. «La primera vez que fumé fue con mi profesor de baile, Jon», recuerda. «Éramos amigos íntimos: para mí, él era como un mentor y me ayudó mucho a depurar mi estilo. Tenía muy buen gusto. Solía llevar chándales Adidas y ropa de Bape y escuchaba a Pharrell. Creo que todo aquello se me clavó en la mente y acabó influyendo en mi modo de vestir».

Teniendo en cuenta que las influencias de Tommy –tanto n música como en moda- son un híbrido entre lo soviético y el hip-hop, no es de extrañar que durante nuestra conversación mencione a Gosha Rubchinskiy, un interesantísimo diseñador de street wear que últimamente está haciendo mucho ruido en el sector. La conexión entre su trabajo y el de Tommy queda bastante patente. «La verdad es conocía a Gosha antes de que se hiciera tan grande. Quería conectar con él, pero perdí la ocasión por no ser lo suficientemente rápido», explica Tommy. «Está haciendo un trabajo muy sincero. Va a la suya y tiene un estilo muy de Europa del Este; eso es lo que más mola de él».

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La predilección de Tommy por lo que procede de Europa del Este va acompañada, como no podía ser de otra manera, por una gran fascinación por Rusia, sus fiestas y su extensa población de «gente que está como una puta cabra». Estonia hace frontera con Rusia, por lo que solo hace falta un coche y unas cuantas horas de viaje para asistir a una fiesta que puede durar días. Le pregunté a Tommy si había oído hablar de las

fiestas de la «casa de la bruja». Estas populares raves son la interpretación soviética de la estética y el sonido de Crystal Castles, transformada a base de sombría desesperanza e ingentes cantidades de droga. «Sí, tío, he actuado en esa fiesta un par de veces», asegura Tommy con total naturalidad. «Es un movimiento increíble, muy oscuro, quizá, pero me encanta. Imagina lo que es actuar para 1.000 personas hasta el culo de todo y que solo sean las tres de la madrugada».

Aparte de las fiestas, Tommy define Moscú como una tierra repleta de oportunidades de la que quiere participar más. Es como si Moscú fuera el Londres de Europa del Este y Estonia fuera el pueblo aburrido de al lado. Como todo artista, se impone una peregrinación a las grandes ciudades para establecer contactos. Tommy se está preparando para hacer una gira y ya tiene nueve fechas cerradas.

Tommy es más que un rapero. Es un símbolo de individualidad. ¿Lo mejor? Que no puede ser más natural. Hay artistas que ponen todo su empeño en ser diferentes para llamar la atención y sin embargo solo los que lo son «de verdad» consiguen despertar el interés. DJ Premier dijo una vez: «se trata de ser original y de tener un estilo propio. En eso consiste el hip-hop». No cabe duda de que Tommy ha encontrado el suyo.

Puedes encontrarte a Tommy a lomos de un caballo pidiendo una hamburguesa en el drive through de un McDonald's de Tallinn un miércoles por la tarde. ¿Por qué? Porque tiene un caballo y le apetecía comerse una Big Mac. Es así de sencillo. Tommy es… diferente. Pero no te creas lo que te decimos. Compruébalo por ti mismo.

Traducción por Mario Abad.