No puedes decir que has tenido una vida plena hasta que has pasado por una etapa de sequía. Hay algo en esos periodos de celibato y soltería no deseados que aportan cierto alivio a nuestra existencia. O al menos eso es lo que intenta hacernos creer Josh Hartnett en 40 días y 40 noches.

Pero ahora que parece que los jóvenes beben menos, toman menos drogas y, en general, se están convirtiendo en una especie de cuarentones de 25 años, empezamos a ver que la ausencia de sexo también se está apoderando de las relaciones. El pasado agosto se publicó un estudio que revelaba un descenso de la actividad sexual entre los jóvenes estadounidenses, información que contradice todos los artículos que circulan por los medios con los que se intenta demonizar a la juventud por su supuesta "cultura de los rolletes".

Decidimos preguntar a varias personas cómo han acabado teniendo menos sexo en sus relaciones y qué tal les va.

Hace cosa de un año perdí el trabajo y engordé muchísimo, por lo que el sexo no era una de mis prioridades. Poco después, mi novio tuvo que mudarse por trabajo y nos veíamos cada dos fines de semana, así que al principio lo de no acostarnos no fue un problema.

Sin embargo, desde entonces casi no practicamos sexo y, si te soy sincera, no lo echo mucho de menos. Nunca he tenido mucho deseo sexual. Ahora me invento excusas para no tener que quedar con él, porque sé que querrá que nos acostemos. Y cuando quedamos, procuro que coincida con mi periodo. Pero bueno, no puedo evitarlo por completo; a veces he cedido solo para evitar una discusión, pero luego me siento rencorosa. Él a veces saca a colación el tema cuando peleamos por algo como a quién le toca fregar los platos, por lo que sé que le molesta mucho más de lo que parece.

Pero es que a mí no me apetece nada. Creo que él ha dejado de gustarme tanto como antes. Un par de veces me han entrado ganas, pero nunca con él, sino con algún compañero de trabajo o un amigo. Pero siempre ha podido más el sentimiento de culpa, ojo.

En cualquier caso, no es razón suficiente para cortar con él. Al menos no por ahora. Hemos pasado por muchas cosas juntos y no me veo capaz de empezar de nuevo. Además, dudo que haya muchos chicos dispuestos a pasar meses enteros sin sexo. Tengo esperanzas de que la cosa cambie, pero lo dudo.

— Steph*, 25 años

Al principio de mi relación con Emma*, no me lo podía creer. La conocía de hacía tiempo y de vez en cuando nos habíamos enrollado estando borrachos, pero ella acababa de salir de una relación muy chunga y siempre me decía que no buscaba nada más. Pero para mi sorpresa, resultó que sí, porque unos meses después, éramos oficialmente pareja.

Inicialmente, nuestra vida sexual era increíble. A veces incluso era ella la que me buscaba, pero cuando acabamos la universidad y ella se mudó a su casa, nuestra vida sexual se ha vuelto anodina y casi inexistente. Me doy con un canto en los dientes si consigo que me masturbe. Soy consciente de que Emma tiene depresión e intento no tomármelo a título personal, pero no es nada agradable que tu novia no quiera practicar sexo contigo.

Ahora tengo mi piso, pero siempre que Emma se ha quedado e intento que pase algo, la cosa termina en nada. Me gustaría que no fuera así, pero bueno, puedo esperar con tal de seguir con ella.

— Jack, 24 años

La mayoría de mis amigos están comprometidos o casados y admito que a veces me he sentido presionada a sentar la cabeza. Conocí a mi novio actual en una aplicación de citas. En la teoría, es el hombre ideal: tiene un buen trabajo, viste bien y es genial en todos los aspectos. A pesar de todo eso, casi nunca nos hemos acostado desde que estamos juntos. Me siento culpable, pero es que no me apetece.

Hace cosa de un mes, sin embargo, conocí a un chico un par de años más joven que yo en un bar. Estuvimos flirteando por WhatsApp varias semanas y finalmente concretamos una fecha para vernos. A última hora hubo que cancelarlo, pero aquello me sirvió para darme cuenta que el problema no es que no me interese el sexo, sino que quizá no me interesa con mi novio. Tendría que terminar con él, pero tenemos un largo invierno por delante y, sinceramente, no me apetece pasarlo sola.

— Georgie, 26 años

Por muy tópico que suene, me enamoré de un hombre casado. Estuvimos "saliendo" unos seis meses, pero nunca llegamos hasta el final. Me parecía que era ir demasiado lejos. A él no le molestaba y hacíamos otras cosas.

Una relación sin sexo acaba por no funcionar, en mi caso. Al final lo nuestro no funcionó porque estábamos cachondos todo el tiempo y yo no estaba dispuesta a ceder. Claramente, a él tampoco le gustaba esa situación: de hecho, lo dejé después de espiar su teléfono y ver que estaba manteniendo conversaciones sexuales con nada menos que otras cinco chicas. Me alegro tanto de no haberme acostado con él…

— Olivia*, 22 años

*Se han usado nombres ficticios.

Traducción por Mario Abad.