"My life, my way": el concierto de Agnostic Front, el viernes 14 de octubre en Bogotá, fue una demostración que la ya veterana rebeldía de guitarras distorsionadas, tambores veloces y letras contundentes sigue siendo esencial y definitiva a la hora de ponerle la cara a un mundo que busca cortar todo con la misma tijera. Frente al Auditorio Lumiere, las calles fueron tomadas por hardcoreros que cumplieron su cita con la legendaria banda neoyorkina. Una banda que desde los 80, con una pausa de un par de años, sigue poniendo a corear, saltar y poguear hasta la demencia a sus seguidores, a su familia.
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El lugar estuvo a reventar, el sudor empezó a brotar por la piel de todos los asistentes que no dieron tregua en todo el concierto. Un completo microclima para la fría noche que la capital vivía. El pelo escurría agua, las cabezas rapadas brillaban. Las camisetas volaron para lucir los tatuajes de línea gruesa como testigos de mil batallas. De una manera de vivir. A brincos, empujones y golpes la gente repasó los himnos que han salido de los once álbumes de estudio del grupo. Himnos que ya dejaron huella en la historia y que lograron juntar a los suyos en todas partes del mundo. Que les dio un norte para asumir cada día. "Police Violence", "Us Against the World", "That's Life", "A mi Manera" sonaron en las gargantas rasgadas del público bogotano.Todo el poder de la vieja escuela que nunca muere, el espíritu del hardcore encarnado en cinco locos que lo dejan todo cada escenario. Una noche que quedará en la memoria de los sonidos pesados que recorren las calles de la ciudad. Aquí les dejamos postales del desenfreno.
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