Historias desde la pista: Me oriné encima en un concierto porque amo la música

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Música

Historias desde la pista: Me oriné encima en un concierto porque amo la música

En un show de Tycho, decidí que nunca más sería esclavo de mi vejiga.
MV
traducido por Marcela Villanueva
EM
tal y como se lo contó a Ezra Marcus

Nunca olvides que el cuerpo humano es una máquina. Tiene funciones y limitaciones. Puedes dejarlas aplastarte o puedes sacar de ellas la mayo eficiencia. Pocos son lo suficientemente fuertes para pelear en contra de la naturaleza, pero entre nosotros caminan algunos héroes.

Toma el caso de Zachary Sobel. El mes pasado, este hombre de Nueva York se encontró a si mismo frente a un gran dilema: ¿debería ver a su banda favorita, Tycho, o ir al baño a orinar? Un hombre débil habría escogido solo una de estas opciones, pero Zachary Sobel no es un hombre débil. La decisión que tomó haría eco con el paso del tiempo. Esta es su historia.

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La música de Tycho ha tenido un gran impacto sobre mí. Literalmente se siente como medicina para mi cerebro. Ya sea que me está ayudando para pasar un mal día de trabajo o prácticamente cualquier cosa mala, siempre puedo poner un disco de Tycho y sentirme mejor. Así que sobra decir que estaba muy emocionado de verlos por primera vez en el Brooklyn Steel el mes pasado.

Después de pasar por un estresante día de trabajo, regresé a mi departamento en Upper East Side en Manhattan. Eran las 5:45 PM y todavía tenía dos horas antes de lanzarme al concierto en Brooklyn. No estaba muy hambriento ya que tuve un gran almuerzo en el trabajo, así que decidí no cenar. Procedí a hacer un poco de estiramientos y yoga pre-concierto y reuní todo lo necesario para pasarla bien en este tipo de eventos. ¿Dinero en efectivo en caso de que quiera un trago? Listo. Hmm, estoy seguro de que tal vez me canse un poco, asó que porqué no tomar un enorme café (y eso que nunca tomo café) ¡Claro! ¿Por qué no?

A las 7:45 PM empecé mi aventura. Originalmente planee ir con un amigo, pero se le complicó ya que se quedó escribiendo un trabajo final para la escuela, así que esta noche iba solo por mi cuenta. La primera parada: el Starbucks. Pedí el más grande café helado con un shot de espresso y me moví hacia el metro.

Caminé hacia el Brooklyn Steel y tuve un poco de tiempo libre antes de que Tycho apareciera en el escenario. Esto resultó algo muy bueno ya que no podía dejar de orinar. Era muy molesto pues moría de ganas y tenía que ir muy frecuentemente. Después de la banda telonera, vi que eran las 9:15 PM y sabía que Tycho saldría pronto. El show –que fue sold-out– empezó a llenarse pronto. Compré una bebida con vodka y fui a buscar un buen lugar. Me encanta estar en la primera fila así que me dirigí hacia ese punto de la acción.

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Mientras empecé a sentir mariposas en el estómago, me di cuenta que otra vez tenía que ir a orinar. Después de 3 minutos de pensar si tendría tiempo de ir al baño o no, salió Tycho y comenzó con "Glider". Los visuales son increíbles. El sonido es perfecto. Es en este momento que decido que no iba a ser un esclavo de mi vejiga nunca más. Me oriné.

No fue una pequeña cantidad. Mis pantalones grises empezaron a fungir como una tibia esponja absorbente. Terminaron tan saturados que la orina corrió por mis calcetines y mis tobillos. Había muchas emociones corriendo por mi ser.

Mis piernas estaban calientitas, y me sentía perturbado pero el dolor de vejiga se fue tan pronto como la orina. Podía finalmente disfrutar de mis pantalones mojados y todo. Voltee a mi alrededor y me aseguré de que no hubiera nada de pipí en el piso (no quería que nadie se resbalara) y nadie a mi alrededor me vio con cara de que acababan de ver a un adulto orinarse encima.

Procedí a rockear duro y a no importarme una mierda lo que acababa de suceder. Tycho estuvo increíble. Esta probablemente fue la mejor experiencia de música electrónica que tuve en mi vida. Bailé hasta la muerte y la pasé genial. Después del show, salí con la más grande sonrisa en la cara. Me enfrenté a los juicios y a los señalamientos, pero de alguna manera me las arreglé para salir de ello y pasar un buen rato. Lo mejor de todo: ¡no me rocé en el camino a casa!

Así que, si alguna vez tú o alguno de tus amigos se enfrente a esta situación que yo tuve en un concierto, aquí está mi consejo: ¡Haz lo que sientas mejor! Si la música significa tanto para ti, entonces unos pantalones mojados no se deberían de entrometer en ese camino. Ah, y evita los espressos, y trae a un amigo contigo para que pueda echarte aguas y que nadie te vea orinar. Eso podría ayudar.