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Cultură

Adiós, niño Jesús: apostatar en España es posible

La mayoría de la gente, si sabe que existe esa posibilidad, cree que es un proceso interminable que no merece la pena. Hablamos con Apostatar.org para saber un poco más del tema.

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Estimado católico no practicante, tú (y casi dos tercios de la población según este diario) te encuentras en una situación contradictoria: profesas una fe en la que realmente no crees. La cosa viene de cuando eras un bebé y, sin consultarte, te bautizaron porque a tus abuelos les preocupaba que fueras al infierno. Tus padres dijeron que vale, mejor eso que discutir con los suegros. Más tarde a lo mejor hiciste la comunión y puede que hasta te confirmaras. Pero está bien porque aunque eres ateo tú pasas totalmente del rollo de la Iglesia y con eso basta.

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"Mucha gente me ha dicho que les da absolutamente igual (ser católico y ateo), pero piénsalo así: si se tratara de una asociación fascista a la cual perteneces aunque no asistas a las reuniones, ¿qué? ¿Cómo te sentaría eso?" Puede ser una comparación extrema pero Juan Vera, de apostatar.org, sabe poner buenos ejemplos cuando me explica por qué decidió montar una web para ayudar a la gente a darse de baja en la religión.

"La Iglesia no es un club de pádel", por eso pertenecer o no a ella debería importar mucho. "¿Qué sentido tiene formar parte de un grupo con el que no estás de acuerdo en nada?" Especialmente si sobre él pesan denuncias muy serias de pederastia –entre otras cosas. De alguna manera si formas parte de su organización les estás respaldando.

Juan Vera abrió apostatar.org en 2013 para divulgar el libre derecho de modificar tus datos almacenados por la Iglesia y darse de baja. Apostatar es el término formal para hablar de abandonos voluntarios y conscientes de la religión católica. También fue el primer resultado que apareció en Google cuando empecé a buscar información sobre el tema porque, la historia de antes, te puede sonar, pero en realidad es la mía. En su web, Juan da claves y recoge testimonios de cómo apostatar en diferentes diócesis de España. En líneas generales describe un proceso bastante simple. Como la idea generalizada es que apostatar es un asunto complicado y que la misma Iglesia no te lo pone nada fácil me pareció interesante hablar con él para tratar de aclarar algunas ideas.

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¿Es fácil apostatar?

"Sí, es un proceso burocrático sencillo que se hace sin mayores problemas". Es algo que se puede hacer en persona en tu diócesis o por correo. "Sólo necesitas presentar el DNI, una carta de renuncia y la partida de bautismo". Finalmente deberías recibir un certificado oficial indicando que ya no perteneces a la Iglesia.

El problema es que la mayoría de la gente desconoce que simplemente exista esta posibilidad. "Muchos católicos ni se plantean apostatar no porque sea difícil si no porque no saben que puedan siquiera hacerlo". Prefieren dar la espalda a la organización y olvidarse del tema. Las dificultades pueden surgir en algunas diócesis específicas, no en todas. ¿Pero en qué momento te conviertes en un católico de facto?

"Con estar bautizado es suficiente". La Iglesia considera este ritual "la marca indeleble que te reconoce como uno de ellos". Con eso ya eres católico y, no importa cuántos sacramentos hayas recibido después, se puede apostatar en todos los casos.

El propio derecho canónico recoge la apostasía como vía "legal" para quitarse de la Iglesia y además no afecta en absoluto al derecho civil. Pongamos por caso que has pasado por el altar y renuncias a Dios, en ese caso el matrimonio seguirá vigente a todos los efectos en la Administración pública.

Los problemas

Evidentemente cada vez que se oficia un sacramento se genera una documentación. En el caso de los bautismos se completa un formulario llamado partida de bautismo que luego pasa a formar parte de los libros de la parroquia junto al de todas las personas bautizadas allí. La partida recoge al menos nombre y apellidos del bautizado, lugar, fecha y quién son sus padres y padrinos. En estos libros está la clave delicada de la apostasía. Normalmente no tendrás ningún problema pero sí es cierto que cada diócesis tiene capacidad para actuar con total arbitrariedad.

Juan recoge en su web montones de casos que ayudan a mapear qué sucede por las diócesis de España. Conocer tantas experiencias le lleva a reconocer que "la Iglesia juega con la baza de la falta de transparencia". A la hora de apostatar puedes tener todos los requerimientos en regla y tu solicitud puede ser simplemente rechazada porque sí. Es el caso de la diócesis de Valencia, "la tercera ciudad de España, donde se deniegan todas las solicitudes sin que puedas hacer nada". En 2011 el Tribunal Constitucional falló a favor de la Iglesia en sus argumentos de que los libros de bautismo no son bases de datos reales sobre las que aplicar la Ley de Protección de Datos dado su carácter "privado", en un proceso iniciado por la Agencia Española de Protección de Datos cuando denunció una apostasía rechazada de forma arbitraria en 2006.

A la hora de apostatar puede suceder cualquier cosa. Que el obispo decida darte una charla en persona –como, por cierto, le pasó al propio Juan Vera, en la que repasaron lo malo que son la homosexualidad o los divorcios y se denostó la apostasía porque "total, nadie lo hace en este país"– para que cambies de opinión. Quizás solamente te hagan firmar unos papeles y ni pisarás el obispado. Quizás suceda como en Valencia y simplemente digan que no puedes apostatar.

Pero Vera insiste en que apostatar es posible con normalidad en casi toda España. Aunque también sugiere un sistema más práctico como el de Finlandia donde, según contaba, renunciar a la Iglesia, protestante en este caso, es tan fácil como rellenar un formulario online. Apenas cinco minutos y gratis. "Si este sistema existiera en España, veríamos a unos cuantos millones de cristianos darse de baja el primer día". El mismo sistema permite también darse de alta en cualquier momento.

A pesar de que el Constitucional reconozca que los libros de bautismo no son bases de datos, que la propia Iglesia insista en que no lo son y no se faciliten datos oficiales sobre el número de católicos –tan solo el CIS da información sobre este tema– Juan me contó algunos ejemplos interesantes que sugieren lo contrario.

Muchas veces la gente no sabe dónde está su parroquia "¿Cómo van a localizar una partida de bautismo de hace 40 años? Pues con una simple llamada a tu diócesis o a Madrid, a la Conferencia Episcopal, te dirán dónde fuiste bautizado en el cien por cien de los casos". Te localizan en seguida aunque se trate de una persona que "emigró a Suiza al poco de nacer". ¿Cómo sin una base organizada de datos te facilitan esta información? Una información sobre la cual deberíamos tener derechos, no olvidemos que se trata de datos personales. La Iglesia casi con total seguridad usa esa información para presionar en su estrecha relación con el Estado. ¿Por qué querer seguir formando parte de sus estadísticas?