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Nadie entiende por qué el ejército canadiense está en Haití

Lo disfrazan de “trabajos humanitarios” pero creemos que quieren disculparse por el oso de apoyar a EU en la invasión a Afganistán, o quedar bien con Brasil.

Soldados canadienses durante un ejercicio militar. (Imagenvía).

Los medios canadienses no tienen tiempo para cubrir historias que no tengan que ver con el alcalde de Toronto, supuestamente, fumando crack, con un dealer asesinado; el alcalde de Montreal acusado de vínculos con la mafia; inundaciones en Calgary; y el supuesto soborno que el primer ministro pagó a un senador corrupto para apagar un incendio político fuera de control.

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Por lo tanto, es el momento perfecto para anunciar, discretamente, el despliegue de 34 soldados canadienses de infantería en Haití. La nación insular, la cual todavía no termina de lidiar con las ramificaciones del devastador terremoto de 2010, está bajo el control de las tropas brasileñas, las cuales han estado al frente de la misión de paz de la ONU en Haití desde 2004. Esta movida para participar en una misión pacificadora de la ONU es significante: el gobierno conservador de Stephen Harper está regresando, por voluntad propia, al juego pacificador.

Para un país que prácticamente inventó el concepto del pacificador, bajo Harper los Canucks ocupan ahora el lugar 57 de 114 entre las naciones que contribuyen tropas a nivel global. Y durante su gobierno, Harper rara vez se ha involucrado en asuntos internacionales no aprobados por él. Fue el partido liberal el que ofreció ayuda canadiense para Afganistán (y fue Harper quien tomó la decisión de sacarlos de ahí), estuvo la contribución limitada a la misión de la OTAN en Libia y ha sido extremadamente renuente a una intervención en Siria. De hecho, Harper sólo parece haber favorecido la caía de Asad durante el G8, donde se encontraba en la boca del lobo, rodeado de los líderes del mundo que exigían la desaparición de Asad (aunque aún así no apoyó la idea de armar a los rebeldes).

Este cambio de postura genera dudas sobre Harper, a pesar de que 34 tropas es una contribución menor. ¿Por qué ahora? ¿Por qué Haití?

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Pacificadores brasileños en Haití. (Imagenvía)

"Un pelotón no es [una señal de que Canadá planea] volver a meterse en el juego de paz", dijo un escéptico soldado canadiense quien pidió el anonimato (no está autorizado para hablar con los medios). "Esta misión evita que el departamento de la defensa nacional sufra de aburrimiento extremo y para mantenerse relevantes", agregó.

Además de evitar que el departamento de la defensa nacional se quede dormido del aburrimiento, existe la posibilidad de que las fuerzas canadienses estén siendo utilizadas para avanzar las relaciones diplomáticas con Brasil, impulsando la relación comercial entre ambos países al reducir la carga de Brasil en Haití. En otras palabras, la misión es una potencial jalada militar para abrir futuras oportunidades de negocio.

También es indicativo del escenario post-Afganistán, donde los ejércitos occidentales sufren recortes, mientras se retiran del frente de batalla de esta guerra contra el terrorismo. El estado mayor del ejército buscará reducir el gasto de defensa para beneficio de los gobiernos que adoptan recortes de austeridad, y esta aventura haitiana es justo eso: una manera de participar en una operación de bajo costo que genere una prensa positiva con muchas fotos de soldados entregando agua limpia a los locales.

"No más guerra. El Departamento de Defensa tiene que luchar por dólares. Y para conseguir dólares debe encontrar operaciones ", me dijo el soldado. "Así que Haití es igual a dólares, además de alinearse con los intereses del gobierno: sin víctimas y una misión pacificadora".

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Curiosamente, el despliegue en Haití se mantuvo en secreto hasta dos días antes de la llegada de las tropas a territorio haitiano, pero el mismo soldado me informa que las tropas llevaban meses entrenando en Brasil.

El daño provocado por el terremoto de 2010 devastó al país. (Imagenvía).

Igual que otros países occidentales, Canadá sigue sufriendo porque la percepción pública apunta a que la campaña en Afganistán fue un fracaso rotundo, así que no es de sorprender que el gobierno canadiense quiera una “victoria” militar.

Otro soldado canadiense con el que platiqué (quien tiene conocimiento de MINUSTAH, la misión estabilizadora de la ONU en Haití) dice que, si Canadá busca un tour sencillo y una manera de levantar la moral del ejército, quizá el afligido país caribeño no sea el lugar ideal para empezar.

"Creo que sería una ilusión decir que no hay forma de que haya más peleas".

Me ofreció dos explicaciones posibles para la intervención canadiense. Primero me dijo que el grupo pudo haber sido enviado para "evaluar" la situación; es decir, para recolectar inteligencia a nivel de calle, en preparación para el aterrizaje de una fuerza más extensa. Ese escenario iba de la mano con rumores que he escuchado sobre la posibilidad de que los canadienses se hagan cargo de la seguridad en Haití por completo; relevar a Brasil de la tarea que han cumplido desde 2004 en algún momento del próximo año.

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La otra razón fue más política: "Si tomamos en cuenta que estos soldados serán en su mayoría francófonos [por lo tanto, hablarán el mismo idioma que muchos haitianos, a diferencia de los soldados brasileños de habla portuguesa], la ONU podría sentirse tentada a suavizar la imagen de su presencia y tratar de ganarse los corazones y las mentes de la población". Curiosamente, este grupo de pacificadores sale del único regimiento de habla francesa en el ejército canadiense; los Van Doos (el real regimiento 22), un grupo con base en Quebec que ya contribuyó con mil tropas en Haití como respuesta inicial al terremoto en 2010.

En la última década, Haití ha sufrido el desmoronamiento de su gobierno central, una pobreza extrema, un golpe de estado, una epidemia de cólera cortesía de la ONU y la destrucción de su infraestructura luego del terremoto de proporciones bíblicas antes mencionado. Probablemente necesitan la presencia de pacificadores. Sin embargo, los haitianos están empezando a ver estas tropas menos como pacificadores y más como invasores.

"Creo que la mayoría de los haitianos no están muy contentos de tener una fuerte presencia extranjera en su país, sin embargo son incapaces de proveer seguridad básica al haitiano promedio”, me dijo el soldado. "Creo que el reciente fracaso de la ONU en asumir responsabilidad por el brote de cólera y su rotundo rechazo a pagar una indemnización no está ayudando a mejorar su imagen".

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Pacificadores chilenos patrullan Puerto Príncipe. Imagen (vía).

Para los haitianos, la presencia constante de un ejército extranjero, tres años después del terremoto, equivale a una invasión.

"Ver a los extranjeros circular en vehículos de la ONU y viviendo en condiciones de lujo a comparación de ellos, alimenta esta idea de que el país está bajo ocupación, sea esta intencional o no", me dijo el segundo soldado canadiense. También afirmó que no cree que Canadá tenga interés alguno por “ocupar” al país caribeño. Y probablemente tenga razón.

Sin embargo, es una pequeña isla caribeña con grandes depósitos de oro. Y compañías canadienses, como St Genevieve Resources en Montreal son ya las principales beneficiarias en Haití. Recursos naturales latentes implican que entre más rápido haya paz en Haití, más rápido podrán todos hacer negocios. Y esto es un hecho que no podemos ignorar.

Además, el hecho de que EU se encuentre a tan sólo kilómetros de las costas de Haití plantea la posibilidad de un interés estadunidense. En el pasado, Washington y la CIA han mostrado su disgusto por el dictador depuesto, Jean-Bertrand Aristide, y su compromiso siniestro por mantenerlo en el exilio fue un tema que surgió en WikiLeaks.

Más de una vez han surgido rumores sobre el regreso político de Aristide. De hecho, su ex partido todavía tiene seguidores y quiere organizar nuevas elecciones legislativas en los próximos meses. ¿Puede una mayor presencia militar ser el resultado de presiones desde Washington? ¿Un intento por evitar que el país caiga en otra dictadura con malas relaciones internacionales bajo otro posible Aristide?

Sea esta misión de paz un intento por fortalecer las relaciones diplomáticas y comerciales con Brasil, una movida para controlar la política doméstica haitiana, o simplemente un acto de caridad exprés de un gobierno aislacionista, es poco probable que sea el final del experimento haitiano.

Sigue a Ben en Twitter: @BMakuch