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Cultură

REENVÍA ESTE EMAIL O ALGUIEN MORIRÁ: la historia de las cadenas

Las cadenas de cartas llevan siglos entre nosotros.

Este artículo fue publicado originalmente en Broadly, nuestra plataforma dedicada a las mujeres.

Muerte inminente, virus informáticos, timos para blanquear dinero: las cadenas de cartas persuasivas o supersticiosas llevan más de mil años entre nosotros. El experto en folclore Daniel W. Van Arsdale sugiere que el contenido de tan notoria correspondencia ha desvelado y explotado diversas fantasías, sensibilidades y vulnerabilidades humanas. "Han evolucionado en libertad para hacer cualquier tipo de promesa y lanzar cualquier tipo de amenaza", explica. "Se han distribuido miles de millones de ellas a pesar de ser objeto de repudio universal, pero las cadenas de cartas se han diseñado para reproducirse, no para ayudar a nadie".

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Cadena de cartas de Jesús

Las cadenas de cartas empezaron conteniendo opiniones religiosas. Cada una de ellas incluía su propio sello de identidad: las cartas de Extremo Oriente, que contenían ritos budistas, incluso llevaban instrucciones sobre cómo conservar la carta para la posteridad. "Este tipo de correspondencia estuvo dirigida a los soldados hasta la Guerra de Vietnam", indica Van Arsdale, y las autoridades y los medios de comunicación no fueron inmunes a la seducción de estas cartas. "Cuando Estados Unidos entró en la Primera Guerra Mundial, nada menos que el New York Times creía que los alemanes estaban intentando colapsar los buzones con una cadena de cartas".

Pero la cadena de cartas más antigua del mundo que ha sobrevivido hasta nuestros días es occidental. Ese amarillento y reseco pergamino conocido como la 'Carta de los Cielos' es la copia de una carta publicada por primera vez en 1795. Detalla una amistad epistolar imaginaria entre Jesús y el Rey Abgaro de Edesa, y el objetivo principal de la amenaza de Anón eran los receptores que decidían tirar la carta a la basura en lugar de copiarla a mano y redistribuirla.

La Carta de los Cielos, del siglo XVIII. Foto vía Wikimedia

Incluso incluye su propio comunicado (qué moderno), estableciendo los clichés básicos de las cadenas de cartas. En otras palabras: Si reproduces esta carta prosperarás y seguirás con vida. Si no lo haces haré que enfermes gravemente, hasta que desaparezcas. P.D.: No tengo dirección así que no trates de encontrarme.

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Van Arsdale añade que el motivo clave para reproducir la carta era obtener protección, normalmente en asuntos domésticos. "Evitar incendios, tener partos seguros, una buena cosecha… a otros se les prometía seguridad en el campo de batalla. Un ejemplo que circuló en tiempos tan antiguos como la América colonial incluía una larga lista de armas a cuyo portador decía proteger". Especialmente las mujeres embarazadas —y sus hijos nonatos— parecían ser las más amenazadas en el texto de la 'Carta de los Cielos' en lo que quizá fuera el inicio de la larga tradición propia de las cadenas de cartas de chantajear emocionalmente al sexo débil.

Envíen una moneda, señoras

A finales de la década de 1880, las cadenas normalmente eran de carácter más laico, pero incluían elementos paganos como las propiedades supersticiosas del número nueve. Algunos ejemplos de eso incluyen la cadena de cartas de la suerte que puede que recordemos de nuestra infancia. "Aquellas, digamos, nueve copias que debían enviarse una vez al día en días consecutivos surgieron de la práctica de la Novena", me explica mi experto en folclore. Una novena —derivada de la palabra latina para nueve— es un recital de plegarias típico del Catolicismo Romano a lo largo de nueve días consecutivos (su nombre se atribuye a los nueve meses que pasó Jesús en el útero y a las nueve horas que pasó en la cruz antes de entregar su espíritu).

Las cartas de caridad y las que piden o prometen dinero normalmente iban firmadas por mujeres, quizá recurriendo a la creencia de que las mujeres son más dignas de confianza que los hombres. Con la llegada del servicio postal, una de las avalanchas epistolares más importantes de la historia se produjo con el ardid 'Envíe una moneda', de cuya autora se dice que fue una mujer con preocupaciones benéficas. 'Envíe una moneda', fundada por una tal 'Jane Doe' imposible de localizar en la Norteamérica de después de la Depresión, sentó las bases de los montones de planes monetarios piramidales que surgieron en las décadas siguientes.

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Instaba al receptor a eliminar el nombre de la persona al inicio de una lista de seis personas y enviarle una moneda. Debías sustituir el sitio vacante al final de la lista con tu propio nombre y después hacer circular la carta. Conforme los pobres y desesperados civiles empezaron a ver algún tipo de rápida compensación económica gracias a este plan, empezaron a saltarse nombres, a duplicarlos y a distribuir las cartas por cientos, lo que provocó el desmoronamiento de la cadena."En términos modernos, es justo decir que la autora de 'Envíe una moneda' fue la más destacada diseñadora de 'virus mentales' del siglo XX", propone Van Arsdale. "Quizá algún antiguo predecesor podría situarse más arriba en la lista, como la persona que inventó el concepto de Infierno (que quizá sea la única persona que merece residir ahí), pero en lo referente a las cadenas de cartas, Jane Doe es sin duda la número uno. Los nombres de mujeres que aparecen en las cadenas de cartas son probablemente auténticos. Hubo algunas cadenas de la suerte en torno a 1920 que solicitaban su envío a mujeres o a parejas. Muchas mujeres, especialmente las casadas, no enviarían una carta con una lista de nombres que implicara que la había enviado un hombre".

Foto por Kristin Duvall vía Stocksy

Las cartas de la suerte

Las cartas de la suerte son las que más interesan a los expertos en folclore, porque arrojan luz sobre el clima social y tecnológico. "Mientras que al parecer las mujeres dominaron las cartas de caridad entre 1888 y 1925, las cadenas de cartas de la suerte se dirigían a ambos géneros, de todos los niveles de educación e ingresos", indica Van Arsdale. "Hubo cierta especialización racial y de género en las décadas de 1920 y 1930, y algunas de sus características son destacablemente inteligentes. Surgieron numerosos cambios a causa de errores al copiar, lo que se presta a hacer una analogía con la evolución orgánica. Incluso palabras tan sencillas como 'cadena' se copiaban como 'condena', lo que recuperaba el elemento mágico y místico de sus antiguas predecesoras".

Encontramos otro ejemplo en las cadenas de cartas de Sudamérica y Filipinas, que muestran a la perfección la naturaleza temporal y frágil inherente a copiar a mano y distribuir una carta. Un requerimiento de enviar '5 copias en 24 horas' se transformó en '24 copias'. Las fórmulas van cambiando de una persona a otra, como en el juego del teléfono roto, y de pronto crean una cadena de la suerte totalmente diferente.

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Mientras que la década de 1970 llevó al surgimiento de las máquinas Xerox, la de 1990 trajo Internet a la mayoría de los hogares, lo que desembocó en que las cadenas de cartas en papel desaparecieran en una década. Las normas y patrones de lo que ahora se había convertido en cadenas de emails empezaron a cambiar, a desdibujarse y a morir con mayor rapidez. El fantasma de una niña sin cabeza que murió hace diez años te atraparía si no pasabas el email a diez amigos, o tu vida amorosa quedaría maldita; el chico que te gusta MORIRÍA si no lo reenviabas a toda tu lista de contactos. Siguieron existiendo muchos timos enfocados a estafar dinero, que normalmente incluían el nombre de multimillonarios emprendedores y que supuestamente se llevaron a cabo en el punto álgido de la era dorada de Internet en la que Hotmail, Terra y demás nos dejaban pasmados. Y la cosa no ha terminado. El otro día vi esto publicado en Facebook:

Activismo de sofá y cadenas online

Podrías pensar que las cadenas de cartas alcanzaron sus días de gloria cuando se inventó el email, pero basta con echar un vistazo a tu historial de Facebook para ver cómo se copian y pegan del mismo modo mensajes repetidos. ¿Parece que nos da todo igual si no nos adherimos a determinadas tendencias 'compartidas'?

"La gente muestra apoyo a determinado movimiento o situación porque quieren mostrar a todo el mundo, tanto online como offlline, que ideológicamente lo secundan. Esto polariza a sus contactos que, o bien lo aceptan o se marchan. Es una mentalidad de grupo que se remonta a nuestras más antiguas raíces", explica Lydia Wright, profesora de estudios sociales. Este fenómeno puede observarse en nuestro activismo o compromiso online, donde las barreras son extremadamente bajas. "Si buscas en Google el término 'activismo de sofá' te harás idea de la cantidad de escritos que hay en torno al concepto de los gestos políticos vacíos en Internet. Mentalmente satisface básicamente el mismo deseo, pero en la práctica parece existir una desconexión".

Tras el ataque de Orlando, gente de todo el mundo tiñó sus fotos de perfil de Facebook con los colores del arcoiris. Esa tendencia provocó división de opiniones, pero no hay duda de que es un ejemplo de cadena de cartas: es algo emocionalmente manipulador, pulsa las teclas de la conciencia social de las personas y, sin duda, hay una ganancia monetaria para Facebook por semejante éxito viral. Wright ofrece su punto de vista. "Yo lo reduciría a algo en lo que la gente desea involucrarse, pero no tanto cuando hay que ponerse manos a la obra y hacer realmente algo. Cuando se les ofrece una salida fácil, la gente la adopta en un esfuerzo por satisfacer esa misma aseveración de posición de liderazgo, pero no hasta el punto de arriesgar nada".

Resulta interesante saber que algunas personas deciden deshacer la acción de 'compartir' ofrecida por Facebook poco después de haberla adoptado. Depende de ti si quieres formar parte de la cadena o no y siempre ha sido así, pero lo más probable es que estés mejor fuera de ella. Wright está de acuerdo: "En el sistema de señalización social y acumulación de capital, es muy poco arriesgado y ofrece una recompensa muy pequeña".