FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

¿Está mal reírse de que alguien murió por tomarse una selfie?

Morir mientras te tomas una selfie es una manera muy moderna de terminar con tu vida.

(Foto vía North Charleston).

El consenso general es que la muerte es mala. Es una de las reglas principales de la vida. Que el final es malo. La chispa que corre por tu cuerpo se vuelve helada. La sangre que corre por tus venas se detiene lentamente. Dejas de ser humano y te conviertes en carne. Eres lo que el viento se llevó. Te entierran dos metros bajo tierra o te queman hasta que te conviertes en ceniza y lo único que queda de ti son recuerdos y una riña familiar para ver quién se queda con tus cosas. Tu alma se disuelve poco a poco en la atmósfera y todos se enojan con uno de tus primos porque rompió una baratija de porcelana que, según un valuador con un chicle en la boca, podría venderse bien en una subasta. Estás muerto, las lágrimas ya se secaron y lo único que falta es la repartición la carne.

Publicidad

Como sea, lo que importa es que estás bien y faltan muchos años para que mueras. Estás bien. Eres a prueba de balas. Estás bien. La muerte aún no ha puesto su espeluznante y negra vista en ti. Tú nunca vas a morir. Pero los demás mueren todo el tiempo. Como ese chico que fue el domingo pasado a Brecon Beacons, una cadena montañosa al sur de Gales, sacó su selfie stick para tomarse una foto, le cayó un rayo y murió.

Según el artículo que publicó el periódico The Telegraph, fuentes cercanas al equipo de rescate explicaron a los periodistas que el selfie stick de metal hizo la función de un pararrayos porque atrajo energía de la tormenta eléctrica directo al corazón de uno de los dos hombres y lo mató de forma instantánea. No obstante, según la investigación de la página WalesOnline, no se encontró ningún selfie stick. Ahora resulta difícil saber que pasó en realidad, ¿no? ¿Cómo saber si este hombre sufrió una muerte mal investigada a causa de un selfie stick o simplemente murió de una forma trágica y solitaria vestido con una chamarra de North Face mientras hacía lo que amaba y lo último que comió fue un pastelito de chocolate con menta? Quién sabe.

El punto es que: probablemente los dioses mandaron su electricidad para matar a un hombre por haber tenido la osadía de tomarse una foto a él mismo mientras disfrutaba su paseo por una montaña.

Es un tema difícil porque el concepto en sí es gracioso. Pero en realidad no da nada de risa porque sus amigos y familiares deben estar destrozados. ¿Te acuerdas del tipo que inventó los carritos Segway y se cayó de un barranco mientras probaba uno de sus carritos y murió? En sí, no debería ser gracioso. Pero lo es. Y hablando de barrancos, ¿te acuerdas de los novios que se cayeron de uno y murieron porque se estaban tomando una selfie y por un momento se les olvidó cómo no caer de un barranco y morir? También fue una muerte trágica. Sumamente trágica. Dos chicos en los Montes Urales murieron en enero por tratar de tomarse una selfie con una granada sin el seguro puesto y las autoridades saben qué pasó porque el teléfono con el que tomaron la foto sobrevivió a la explosión. Como dije antes, no es nada gracioso. Dos vidas, dos vidas jóvenes —todos sus sueños, todas su esperanzas, toda su energía nerviosa esperando a convertirse en potencial— se extinguieron en un instante.

Publicidad

Pero hay una moraleja en todos estos casos. Todos los humanos queremos reírnos de la muerte. Queremos verla a la cara y decirle "¡Ja, perdedora, no te tengo miedo! ¡O al menos trato de no pesar mucho en ti cuando estoy crudo!". ¿Será que la necesidad de reírnos de las tragedias es cada vez más común porque ahora tenemos nuevas y divertidas formas de matarnos gracias a las cámaras de nuestros teléfonos, nuestros selfie sticks y el fenómeno de las redes sociales?

¿Me explico? ¡No podemos sobrevivir a las herramientas que nosotros mismos creamos! Construimos un mundo tan avanzado que no podemos sobrevivir a él. Nuestro narcisismo colectivo nos está matando. En realidad, los segways y los selfie sticks son muy peligrosos. Y la muerte no está padre.

Mientras los seres humanos sigan tomándose selfies, van a seguir muriendo y lo único que va a pasar es que cada vez va a ser más difícil saber qué sentir cuando lo hagan. ¿Qué se supone qué debemos sentir? ¿Entretenimiento instantáneo por el concepto de una muerte vía selfie o empatía con la realidad de que en algún lugar, unos familiares sufren por una muerte vía selfie? Es una decisión difícil. Morir mientras te tomas una selfie es una manera muy moderna de terminar con tu vida. Probablemente necesitamos inventar una nueva forma de luto. Un luto menos profundo y libre de culpa. Luto con risa. Un luto acorde a lo absurdo de morir después de que un rayo dejó inservible a tu cuerpo gracias al conducto llamado selfie stick que sostenías con la mano.

Entonces, la próxima vez que te tomes una selfie, recuerda que puedes morir en cualquier momento, que las selfies son un peligro y que deberían prohibirlas. Que esta generación está destinada a tener funerales con fotos enormes muy favorables –o muy reales— de ellos mismos. Tú y todos los amantes de las selfies, recuerden que un día van a morir, y si mueren mientras se toman una selfie, me voy a reír de ustedes. Me voy a reír y voy a tratar de no sentir nada.

@joelgolby