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Género

Ya estuvo bueno con los memes de las venezolanas

Dejar de normalizar esta coyuntura crítica a través de los chistecitos flojos también es una forma de solidarizarse con las mujeres venezolanas.
Imagen vía El Espectador.

Cuando uno busca en Facebook la palabra “venezolanas”, el primer resultado de búsquedas hechas que aparece rankeado es “venezolanas solteras en Bogotá”. Debajo se puede leer “venezolanas solteras”, “venezolanas hermosas”. La lista sigue. Si uno afina la búsqueda y pone “busco venezolanas”, puede contar más de 100 publicaciones de hombres en grupos de búsqueda de pareja del tipo: “busco venezolana para una linda amistad, doy ayuda económica”, “busco venezolana que quiera obtener nacionalidad colombiana” o las hay más creativas: “busco venezolana pa relación seria, que tenga un gran corazón y que le guste pegarle al peluche. Se le dará comida, vivienda, nacionalidad y no va a vivir en un régimen comunista. SMS me”.

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La llegada de la población venezolana a nuestro país se convirtió en una de las principales temáticas en las redes sociales y en los medios, porque la situación cada vez se siente más masiva y más real en las calles. Hoy continuó el censo de venezolanos que empezó desde el viernes pasado. Bogotá ha realizado más de 18.000 censos y en Medellín, hoy, la cantidad de personas buscando censarse desbordó la atención de la Personería, según algunos medios. No conozco de primera mano la situación en las demás ciudades, pero basta con subirse a un Transmilenio o recorrer las calles de la capital para darse cuenta de la cantidad de venezolanos que están pidiendo plata y rebuscándose la vida en esta ciudad a como dé lugar.

Y así como el desespero ha llevado a varios venezolanos a la delincuencia (la Fiscalía informó que entre el primero de enero de 2017 y el 5 de febrero de 2018 fueron capturados 1.869 venezolanos en situación de flagrancia), la necesidad de enviar dinero a su país, de mantener a sus hijos o el hambre misma ha llevado a muchas venezolanas a prostituirse en varias ciudades de nuestro país.

Los entes estatales no han podido definir con exactitud la cantidad de mujeres que están ejerciendo la prostitución en las calles de Bogotá y del país. Pero varios medios ya han afirmado que, al menos en el barrio Santafé, en Bogotá, mínimo el 10% de las mujeres que se prostituyen vienen de Venezuela. La población recién llegada a este barrio, incluso, ha desestabilizado la economía de la zona, pues según muchas trabajadoras sexuales las venezolanas están cobrando hasta un 50% menos por sus servicios.

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Y en vez de tener la visibilización suficiente, y de recibir algún tipo de apoyo por parte de este Gobierno en vez de deportaciones (cómo pasó en Cúcuta) o la solidaridad de la población colombiana, la tragedia de miles de venezolanas, que son doblemente víctimas de la dictadura de Nicolás Maduro por tener que irse a otro país siendo madres cabeza de familia en muchos casos, a veces con varios hijos, se convirtió fue en un chiste de redes sociales y en un montón de memes flojos que no dejan de aparecer una y otra vez desde hace meses.

Ya habrán visto en Whatsapp, Twitter o Facebook los chistesitos idiotas de “venezolanas a 10.000”, o el “de venezolanas 2X1”, “adopta una venezolana, es por una buena causa”. Y así siguen, cada uno más flojo que el anterior, cada uno peor que el anterior, normalizando y caricaturizando cada vez más la situación.

Entonces, de los memes pasamos a los chistes que hacen los propios amigos de uno. Hace unos días un amigo habló de que en la fiesta a la que nos estaba invitando iba a haber venezolanas hasta en el techo y que iban a hacer luchas en el lodo por turnos. Me imagino que se le hizo un chiste graciosísimo para invitar a la gente a su evento. Hace un tiempo hasta me contaron que las barras de equipos de fútbol incluso ya tienen su propio canto hablando sobre las venezolanas que se están prostituyendo acá.

En fin. Yo sé que la mitad de las personas que van a leer esta columna me van a decir feminazi o femibolchevique. O se van a burlar o poner memes de venezolanas en los comentarios, haciéndose los chistosos. Pero sí me parecía necesario invitar un poco a la empatía y tratar de exponer una situación tan fregada como esta: la de mujeres viejas y mujeres jóvenes, menores de edad, incluso, que quizá nunca en su vida pensaron que iban a tener que ir a vender su cuerpo, su sexo, sus derechos y su energía de mujer para alimentarse.

Mujeres que llegaron absolutamente solas a Bogotá, o mujeres que tuvieron que huir con toda una camada de hijos para alimentar, dispuestas a prostituirse, robar y hacer lo que sea necesario para sobrevivir. Faltaría más que se dejaran morir y a los suyos en otro país, luego de lograr huir a una dictadura de tantos años.

No sobra decir que hay muchas maneras de ayudar en esta situación: darle empleo a personas venezolanas; no promover la prostitución enfocada hacia mujeres venezolanas, mucho menos cuando falta tanto por hacer en cuanto a derechos las trabajadoras sexuales en nuestro país. Si la situación fuera invertida, si fuera usted la que estuviera parada en una calle, o su hermana, o su hija, o su misma mamá… ¿Cómo le gustaría ser ayudada?

Yo no estoy en contra del humor. Tampoco estoy en contra de la libertad de expresión, ni mucho menos. Pero pienso que uno también puede escoger bien de qué burlarse, y esta situación es reciente y muy problemática como para que el número de burlas sea mayor a la visibilización de la realidad que estas mujeres están recibiendo en nuestro país.

Dejemos de normalizar esta coyuntura crítica a través de los chistesitos flojos y los memes. Eso también es una forma de solidarizarse con las mujeres venezolanas.