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Música

Caustic Window de Aphex Twin y los mitos sobre medios perdidos

Nunca fue fácil perder un álbum, en realidad no.

Nunca fue fácil perder un álbum, en realidad no. No obstante, las leyendas del rock están llenas de cuentos de artistas intentando "basurear las cintas" de una u otra grabación, y aquellos artistas, desde Brian Wilson hasta Brian Eno, puede que hayan enterrado esos discos como para que nunca los encuentren, sin embargo tal parece que siempre aparecen de alguna forma. Rara vez se pierde un álbum completo durante cualquier periodo; a menudo se trata más de sólo alguna porción de un álbum o alguna versión más ambiciosa de uno, quizá sólo un mix diferente. Como Toy, no publicado, de David Bowie en realidad solo es reworks de material viejo y bocetos de canciones que luego sacaría en otros álbumes.

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Y así es como tenemos la grabación de Aphex Twin como Caustic Window, un álbum completo que llegó hasta la etapa de impresión, con solo unos pocos producidos antes de que el sello, su propio Rephlex Records, botara todo. De alguna manera, el disco permaneció escondido hasta abril del año pasado, cuando alguien anunció una de esas impresiones de prueba en Discogs por $13,500 dólares, que ahora suena como todo un pedo dado la subsecuente campaña en Kickstarter para comprar el disco y lanzarlo digitalmente codificado de manera correcta y recaudó casi $70,000 dólares (donando los fondos restantes a la caridad) de 4,124 patrocinadores. Apenas un mes después del cierre de la campaña, el disco está en YouTube, como era de esperar. Puedes escucharlo abajo.

El cuento de Caustic Window, de hecho, es bastante increíble. La historia, según cuenta un administrador de We Are the Music Makers, el hub de una comunidad de música electrónica, es que algunos de los que poseían las impresiones del disco abortado, "[cada persona] había jurado jamás hacer copias de la música, durante 20 años". Con la llegada del 2014 se cumplen los 20 años desde las impresiones de prueba, y aquí estamos. No estoy seguro de cómo el desguace de un disco tiene que ver con el voto de secrecía con respecto al contenido de ese disco durante dos décadas; quizá sintieron que era demasiado peligroso para 1994. Que el mundo aún no estaba listo.

Lo que es aún más interesante es la reacción general de asombro que todos sentimos al respecto de discos perdidos, como concepto. Y eso es en gran parte lo que es un disco perdido: un concepto. Es incómodo saber que nuestras pertenencias desde ahora y hasta la eternidad las pondrán en cajas y las almacenarán digitalmente, por ninguna otra razón más que porque es más fácil guardar que borrar. Eso es desmoralizador, creo, un mundo sin souvenirs. Hay niños ahora que nunca conocerán la emoción de revisar una caja de chingaderas en un ático o lo que sea, lleno de artefactos personales. Esa es otra cosa que hemos perdido: artefactos.

Un disco perdido, ilusión o no, nos deja echar un pequeño vistazo a ese mundo pasado en donde cosas pasadas podrían estar perdidas para siempre o hasta recuperadas. Una existencia en donde nada necesita recuperarse jamás simplemente parece más plano. Ahora me imagino un cuento de ciencia-ficción en donde células terroristas llevan a cabo ataques sobre centros de datos, no para robar información ni con un fin político, sino para mantener la pérdida como una característica del mundo. Me uniría a esa resistencia.