Hablamos con las mujeres en huelga de hambre de la Puerta del Sol

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violencia de género

Hablamos con las mujeres en huelga de hambre de la Puerta del Sol

Llevaban un mes en huelga de hambre para demandar un pacto nacional contra la violencia de género y aunque el número de huelguistas ha ido variado, el apoyo que tienen es cada vez mayor.

Ayer por la noche las huelguistas de la Plaza del Sol anunciaron el fin de su huelga de hambre tras el anuncio del pacto de estado contra la violencia de género entre PP y PSOE, llevaban casi un mes en huelga de hambre. Estas entrevistas se llevaron acabo pocos días antes del fin de la huelga. Lee aquí el comunicado oficial de Ve-la luz. Todas las fotografías por Davit Ruiz.

Todos conocemos a alguna mujer que ha sido maltratada, porque lo del maltrato es como el cáncer, una pandemia y quién más quién menos lo ha tenido relativamente cerca. Yo conozco a M. Vi su primera hostia, y corrijo, fue la primera que yo vi, que a lo mejor no era la primera que ella recibía, cuando tenía 8 inocentes años. La recibió en plena vía pública, M. me llevaba de la mano. Ella se echó a llorar y yo me quedé a cuadros: ¿por qué si dos personas están juntas y dicen amarse, una pega a la otra?

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Después se casó, llegaron tres hijos prácticamente seguidos y las hostias siguieron y se convirtieron en palizas: ahora te doy puñetazos, ahora te pego con la tenaza de sacar los tizones de la hoguera de la cocina. Lo voy a volver a repetir: con una tenaza de recoger tizones de la hoguera, ¿se imaginan? M. lucía cardenales por todo el cuerpo, en esa piel blanca y cuidada de chica que había vivido en una ciudad cosmopolita del extranjero. Ahora residía en un pequeño pueblo y cuando acudía a la ciudad, a pedir ayuda a sus padres, con los tres enanos de la mano y lágrimas que le lavaban la cara, se encontraba con que su madre, según me contó muchos años después, le decía: "No le dejes, que tienes tres hijos". Los padres a veces nos hacen un flaco favor. A M. su marido le estuvo pegando la friolera de una década, quizás más. Después de cada paliza él iba a buscarla, donde quiera que estuviese, con flores, buenas palabras y muchos "lo siento". Ella volvía, no se sabe si por amor o por miedo a estar sola. Solo dejó de pegarla cuando ella le avisó diciéndole que si seguía le denunciaría. En la actualidad siguen casados. Yo no lo acabo de entender…

Todos hemos tenido una M. más o menos cerca, porque no nos engañemos, el maltrato es una epidemia que no sabe de nivel educativo ni de status social: en lo que va de año, según cifras oficiales, serían ya 17 las mujeres asesinadas en nuestro país, la peor cifra desde 2008, aunque algunas organizaciones dicen que esta cifra sería superior. Desgraciadamente cuando este artículo salga a la luz quizás la cifra ya haya quedado desactualizada y sea superior. Pero no se trata de personalizar con nombres y apellidos, o eso dicen las mujeres que ahora están en huelga de hambre en pleno corazón de Madrid. Ocho mujeres de la asociación gallega Ve-la Luz han dejado de ingerir alimentos sólidos desde el pasado 9 de febrero. ¿Qué quieren conseguir con este acto? Un Pacto de Estado sobre la violencia machista. Ellas, supervivientes de maltrato, han presentado una batería de 25 puntos que se pueden firmar in situ, en la carpa que tienen instalada en Sol y también a través de la plataforma Change.org. Han enviado esos puntos a los principales partidos políticos, pidiendo entre otras cosas que se impulse una Ley Integral de violencias machistas, contemplando la figura de "feminicidio". También piden tener las mismas ayudas que las víctimas de terrorismo, o que el Estado se haga cargo de las pensiones alimenticias de los menores, para evitar el mal uso de las mismas por parte del maltratador.

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Mar Melús

Un reguero constate de gente acude a la maltrecha carpa azul, que levantaron para refugiarse del frío y la lluvia, porque duermen allí: unos van a firmar el documento de los 25 puntos, la mayoría les da ánimos y otros, tanto hombres como mujeres, les llevan café caliente, bebidas isotónicas, caldos… La carpa les ha valido tres multas por parte del Ayuntamiento de Madrid, una de ellas asciende a 3.000 euros: "Pero las vamos a recurrir", dice Sara Estrada, de Barcelona, una de las huelguistas, que dice con frustración que la alcaldesa, Manuela Carmena, no se ha pasado a verlas ni si quiera a título personal. "Lo esperábamos, me entristece porque esto es una lucha de todas, pero no ha aparecido, me entristece su ausencia porque era el Gobierno del cambio y mira", comenta. Y añade: "Nos ofrecieron ir a dormir a un albergue pero si eso es lo que propones es que no entiendes el por qué de una protesta como ésta: me parece sorprendente que gente que ha estado luchando en la calle y que el pueblo les ha puesto en el poder, te quieran meter en un albergue, no es que tengamos un problema de no tener dónde dormir, es que queremos mostrar un problema social de calado, la desprotección de las mujeres". Sara tiene 33 años y es trabajadora de familia. En Barcelona ha dejado a sus tres hijos y a sus perros: dos de los niños viven con ella. "El otro está con mi maltratador y ante la ley, su presunto agresor sexual", añade. ¿Agresión sexual? "Yo denuncié en 2013, ha sido un camino muy doloroso, muy largo y no quiero entrar en temas personales porque estoy por todas aquí, no solo por mí. Trato de no hablar de mi vida personal. Mi ejemplo es tan duro, tan fuerte, una injusticia…además si las mujeres ven estas injusticias no denuncian", añade.

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Gloria Vázquez

"¿Por qué hablas de injusticia?" le pregunto. "Porque te encuentras desprotegida, porque las protecciones son formales, no reales.. No estamos aquí para hablar de un caso concreto, el maltrato social e institucional a la mujer es generalizado en esta sociedad, no podemos más, por eso esta acción. Las instituciones lo tratan como casos personalizados y no es así, es algo que responde a una estructura llamada patriarcado. El calor del pueblo está siendo muy grande, pero el caso que hacen los políticos es poco. Esto es una reivindicación genérica. Queremos provocar un cambio profundo en la sociedad española".

Y es cierto, prácticamente una mujer muere cada día. "No mueren, las asesinan", corrige a la periodista. "¿Sabes por qué no quiero contar mi caso? Porque vuelves a revivir el momento, y te quedas estancando y trabajamos tanto para reconstruir y renacer, que volver a contar una y otra vez lo mismo, lo vuelves a vivir…. Yo no quiero ser víctima, quiero ser superviviente. Estoy cansada, el volver a revivir mi historia me produce mucho estrés, me hace sudar" dice mientras nos da las manos y están sudadas de un sudor frío. "Es muy fuerte que las madres denunciemos esos temas tabús, que los propios padres puedan abusar sexualmente de sus hijos, y que luego las delincuentes seamos nosotras. Ellos nos acribillan a denuncias. Eso es muy fuerte, volver a revivir todo eso", dice Sara.

Sara Estrada

Junto a Sara están Susana Bejarano, la representante de Ve-la Luz de Madrid, Gloria Vázquez, fundadora y presidenta de la asociación y Martina Gómez. Iniciaron la huelga ocho mujeres, quedan cuatro: una, Celia, tuvo que dejarla porque fue ingresada por neumonía y falta de oxígeno y las demás lo dejaron por no poder compatibilizarlo con el trabajo, los estudios.. Enfrente de la carpa, un círculo hecho con papeles que llevan el nombre de cada mujer asesinada: la gente pasa, lee los nombres, va a la carpa y estampa su firma en la petición..

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Sara bebe un café caliente, dice que le da vidilla, eso y que hoy se ha duchado: "Me da vidilla el calor de la gente. Somos la voz de las que han silenciado y de las que aún tienen que romper ese silencio. Es difícil salir adelante pero se puede", cuenta. "¿Cómo saliste adelante tú?" le pregunto.

"Con la ayuda de la asociación, con mi trabajo emocional, teniendo fuerzas y ganas de cambiar esto. No nos pueden estar asesinando, no puede ser nuestro delito ser mujeres". Cuando le pregunto porque cree que no se hace nada ante la lacra de la violencia doméstica. "Las protecciones son formales, han hecho recortes en la policía. Se debieran activar de verdad los protocolos, los asesinos salen con permisos carcelarios y las pulseras no les funcionan. Nos sentimos desprotegidas. Tienes que salir de tu casa, te tienes que ir a una casa de acogida, te encuentras desubicada, sin trabajo, tus hijos con una inestabilidad enorme… Que los encierren a ellos, que vayan ellos a una casa de acogida con régimen carcelario. Un maltratador no tiene cura. Un maltratador se cuece desde los tres años, eso dicen los expertos".

"Llevas casi un mes de huelga de hambre ya, ¿cómo te sientes?" le pregunto. Me dice que "cansada, claro, ya vamos notando el desgaste, hemos adelgazado y estamos tomando antibióticos por infecciones de las vías respiratorias. Nos notamos cansadas".

Martina Gómez

Para apoyar la acción de estas mujeres, dos hombres acaban de unirse a la huelga de hambre. Cuando le pregunto si cree que su huelga de hambre va a servir para algo la respuesta es rotunda: "Sí, lo vamos a conseguir. Pedimos un gabinete de crisis y un pacto de Estado que establezca protecciones reales, que sean de verdad".

Las noches en Sol son frías, húmedas: "Las noches son solas, si no tuviéramos el cariño y el apoyo de las mujeres y de muchos chicos que vienen a acompañarnos estaríamos totalmente desamparadas. Lo que nos mantiene es ese cariño y las muestras de empatía de la ciudadanía", finaliza. La hermana de una de las huelguistas fue asesinada en Lugo el año pasado por su compañero. La hermana avisó de que la había amenazado, pero no sirvió de nada. Los dos primeros asesinatos de este año ocurrieron apenas pasadas las uvas: el 1 de enero, en Madrid, una mujer de 40 años fue apuñalada por su ex pareja y a otra, de 24, la tiraron al vacío desde la ventana de su casa. Quizás sería tiempo ya de parar este macabro contador.