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Música

Un reporte de la block party más hermosa en Nueva York

Red Bull Music Academy presentó la block party de Larry Levan Way, que celebra la marca que el club nocturno Paradise Garage dejó en el paisaje de la vida nocturna de Nueva York.

Un eufórico público en la block party de Larry Levan Way en King Street en el West Village de Manhattan. Foto por Lauren Gesswein para Red Bull.

Red Bull Music Academy presentó la block party de Larry Levan Way, que celebra la marca que el club nocturno Paradise Garage dejó en el paisaje de la vida nocturna de Nueva York. Realizada afuera del antiguo hogar del club en el West Village en el #84 de King Street, la fiesta rápidamente se llenó con miles de los asistentes originales del club—muchos de los cuales ya tienen más de 50 años—al igual que rangos más jóvenes de devotos al disco y house, quienes bailaron durante horas bajo el sol primaveral. La música fue cortesía de los creadores del dance y DJs neoyorquinos David DePino, Joey Llanos, y Francois K, la block party fue un recordatorio de una era diferente en la vida nocturna de Nueva York, una cuya diversidad era parte de su fortaleza y belleza.

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De izquierda a derecha: DJs Joey Llanos, François K, y David DePino. Foto por Drew Gurian para Red Bull.

Conforme el DJ François K tomaba control de los decks, enmarcado por un tributo a Larry Levan, un Keith Haring en blanco y negro, yo estaba bailando a la izquierda del escenario en un círculo de mujeres que no sólo bailaban mejor que yo, sino que bien podían haber sido mis tías. Vi a un hombre vestido con un dashiki blanco fumando un puro cubano mientras bailaba al ritmo de un disco de deep cut funk de principios de los ochentas. Vi a dos hombres en playeras de Paradise Garage personalizadas sin mangas reconocerse después de media década de fiestear—no se habían visto desde hace treinta años.

Un fiestero firma la petición de renombrar a King Street como Larry Levan Way. Foto por Lauren Gesswein para Red Bull.

En los 1970s y 80s, la vida nocturna de Nueva York estaba caracterizada por una mezcla sin precedentes de personajes sin diferenciar entre raza, género u orientación sexual—y Paradise Garage en ese momento ejemplificaba esa diversidad. Desde entonces, sus barrios se han desarrollado y aburguesado, sus residentes se han vuelto cada vez más afluentes, y los jóvenes y adinerados han tomado control sobre la vida nocturna del centro de la ciudad. Para los nuevos, podrá parecer que la ciudad siempre fue así, pero al caminar entre la multitud y saludar a tantos y jubilosos devotos al Paradise Garage, uno se da cuenta de que la escena solía ser muy diferente.

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Un fiestero muestra sus membresías de años consecutivos como asistente del Paradise Garage. Foto por Joe Linden.

Para una ciudad que ama mitificarse, siempre me sorprende los pocos de nosotros que realmente hacemos nuestra tarea. No nos importa pensar tanto en cómo llegó la infraestructura cultural de la ciudad—sólo nos alegra que exista. Posts de blogs y artículos de revistas mitigan hasta lo poco que conocemos sobre quiénes y qué existía antes de nosotros, y en el mundo de la música dance, muchos de los arquitectos más grandes de la cultura los perdimos en la epidemia del SIDA antes de que una generación más joven tuviera la oportunidad de conocerlos de primera mano.

La cantante Jocelyn Brown se sube al escenario. Foto por Lauren Gesswein para Red Bull.

Estas son las personas que dieron luz a la idea de la vida nocturna como existe el día de hoy alrededor del globo, quienes ayudaron a cautivar la imaginación de tantos futuros trasplantes a NY, atraídos por la búsqueda del placer y familia al margen de la sociedad. Y ya que a menudo nadamos en los pequeños estanques creados para nosotros por nuestros colegas—fiestas hechas a nuestra medida, y gente como nosotros—nunca tenemos la oportunidad de fiestear con ellos en persona. Lo que sucedió con esta block party, paranuevos reclutas inocentes  como yo, es que tuvimos la oportunidad de conocer a la gente que pavimentó el camino para nosotros y de rendirle honor a nuestros mayores.

La block party alcanzó su máxima capacidad a primeras horas de la tarde. Foto por Drew Gurian para Red Bull.

A Nueva York le encanta compartimentar su vida nocturna basándose en raza, género, clase y edad, y hay suficientes habitantes aquí que si tienes un nicho en mente, encontrarás gente con el mismo perfil. Pero las escenas más sanas de la ciudad siempre son las más diversas, y al observar a todos los parranderos, era claro que King Street en una tarde de domingo era la locación perfecta—por no mencionar que tenemos trabajo que hacer si queremos cultivar movimientos sanos y diversos como el que presencié este fin de semana. En una ciudad que se divide a sí misma tan severamente, haríamos bien en preservar el recuerdo de Paradise Garage en nuestra imaginación colectiva, como recordatorio de cuán hermosos pueden ser los espacios compartidos.