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Juan Carlos Osorio y cómo caer 7-0 sin perder el trabajo en el intento

La derrota ante Chile en la Copa América ha marcado el humor de la gestión de Juan Carlos Osorio, a pesar de los resultados

"Somos un país que no está acostumbrado al éxito". No, no fue un mexicano quien lo dijo, sino el chileno Claudio Bravo y apenas después de que su equipo aniquilara a la Selección Mexicana en la Copa América del Centenario. La carísima cuenta se abrió al minuto 15 y se cerró al 88: siete goles en el marco de Guillermo Ochoa y ninguno en el de Bravo. "Baile", "humillación", "paliza", "vergüenza", "TRIdículo", "patético", así calificó la prensa lo que horas antes Juan Carlos Osorio, técnico de la Selección Mexicana, había llamado "accidente del futbol".

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¿Qué hay de México? A este país las alegrías deportivas no le llegan comúnmente por la vía de futbol. Por eso se celebra cada que se puede las contadas conquistas y la más grande, el Oro Olímpico en el mítico Wembley, y aun así se mantiene en las preferencias de sufrimiento. No es que las esperanzas estuvieran puestas en el nuevo técnico colombiano, llegado en octubre del 2015, equipado con libreta, pluma de dos tintas y un curriculum que mostraba además de experiencia en clubes internacionales y una abrupta relación con el Puebla, estudios en ciencia y futbol, pero una derrota de ese tamaño no encaja en la historia.

La Selección iba invicta, entre oficiales y amistosos, el único resultado lamentable en diez partidos había sido el empate 1-1 ante Venezuela, precisamente antes de encontrarse con Chile en la Copa América, el reto importante que se esperaba como parámetro de su trabajo, y después del "accidente" sólo podía disculparse. "Ofrezco disculpas a toda la gente y afición mexicana. Me equivoqué en todo, erré en la designación del grupo, asumo esa responsabilidad, ninguno de nuestros jugadores estuvo en su máximo potencial", declaró con el peor semblante frente a los micrófonos y una prensa hambrienta de respuestas. Ha sido valiente porque meses después, la desastrosa noche del 16 de junio lo persigue entre tantas otras preguntas que evidencian la desconfianza en su proyecto.

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Sobrevivió a un marcador de los que en futbol se les llama "saca técnicos", sigue sin ganarse la sonrisa uniforme en la tribuna, pero ha huído de la fórmula fácil que ofrece el protagonismo comercial que a su antecesor le ajustaba. ¿Qué ha hecho Osorio? Mostrarse honesto cada que tiene la oportunidad, lo hizo en su presentación sin promesa y reconociendo la inexperiencia en selecciones, hablándole a un aficionado mexicano que exige y parece exigir más cuando el encargado es extranjero. "No sé cómo se les ocurrió contratar a Osorio, pero hay mejores entrenadores en México", dijo Tomás Boy, entonces técnico del Cruz Azul; con un comentario similar lo recibió Hugo Sánchez y los seguidores hicieron eco de las condenas a los dirigentes de la Federación.

Ahora que ha avanzado un buen camino, Marca le preguntó si México se cree más de lo que ha sido y afirmó: "Que exijan en Brasil o en Argentina quedar campeones es normal. Y no sólo por la historia. Los brasileños tienen más de 100 jugadores en el extranjero. Nosotros tenemos 13 en Europa. Por historia esos países han ganado Mundiales o han jugado finales. Es coherente exigir títulos. Por historia, México no puede exigir títulos. Debemos aspirar a ello, eso sí". Osorio ve a México lejos, no sólo de las potencias europeas, también de las sudamericanas. Ataca las confrontaciones con palabras y esa herramienta es juzgada por sus detractores que siguen esperando el discurso en el campo; lo ha hecho a su manera.

Osorio es un estudioso del futbol táctico, los jugadores han reconocido sus capacidades y a los críticos les molesta la experimentación bajo el argumento de que carece de un equipo sólido, nunca ha repetido un once inicial. El técnico de la Selección Mexicana lo dijo desde el principio, las alineaciones se ajustarían al rival y ha cambiado hasta de arquero entre Guillermo Ochoa, Jesús Corona, Moisés Muñoz y el más recurrente, Alfredo Talavera, de acuerdo con las exigencias. Las ausencias por lesión también han propiciado las rotaciones y los seleccionados han cambiado de posición para ajustarse a los planteamientos. ¿Cómo justifica su idea? Con un consejo que recibió de Sir Alex Ferguson: "La manera de mantener una buena competencia entre los jugadores es darles la oportunidad de competir y jugar".

El respaldo sólo podrá tenerlo si las formas gustan porque los números están puestos con una efectividad bastante superior a lo que se ha visto en el equipo nacional: 80% en 19 partidos. Bajo su mando, México cortó el dominio que los hondureños mantuvieron en su país durante 22 años, venció a Canadá para acabar con una racha negativa de 23 años en Vancouver y sin arrollar, derrotaron a Estados Unidos en Columbus después de 44 años de no hacerlo en eliminatoria; un partido que además fue rodeado por la presión, que no atañe al futbol pero aporta al ánimo, tras el triunfo de Donald Trump. La afición abraza los triunfos con desconfianza y se resiste a ser encantada por Juan Carlos Osorio; el parámetro sigue siendo "avanzar caminando" al Mundial.

A 16 meses de su debut, siete del total de once goles en contra han determinado el humor de la gestión. Él sigue hablando de convencerlos como prioridad, pero no sonríe falsamente cuando declara ni se presta a las promesas vagas, agradece la presencia de la gente en el estadio y pide paciencia a una afición que sabe abuchear y canta el "ole" cuando no está satisfecha. A los reporteros solo les habla de lo que sabe, dirige las charlas en conferencia para centrarse en el juego y entonces solo pregunta el que entiende. No regala titulares para los diarios ni se exalta con las réplicas. El equipo que no deja de cambiar con cada encuentro lidera el Hexagonal por primera vez en 12 años con el técnico del "accidente". La Copa Confederaciones, a jugarse en junio, se perfila como la mejor opción para continuar hacia Rusia ganando confianza de los jugadores y quizás sumar algunos aplausos; siempre con el trabajo como escudo.