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Al Qaeda planta su bandera en Libia

Los islamistas trataron de cortar la lengua de nuestro reportero.

Fue aquí, en el tribunal de Benghazi, donde se encendieron las primeras chispas de la revolución libia. Es el trono simbólico de la revolución; el equivalente de la Plaza Tahrir en Egipto para la Libia post-Gadafi. Y fue aquí, en los tumultuosos meses de guerra civil, que el populacho de las fuerzas rebeldes establecieron su gobierno provisional y su primitivo, aunque efectivo, centro de prensa, desde donde podían contarles a los periodistas extranjeros su “lucha para la libertad”.

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Pero según varios testigos presenciales—incluido yo mismo— sobre el tribunal de Benghazi ahora se puede ver la bandera rebelde de Libia ondeando al lado de la bandera de Al Qaeda.

Según uno de los ciudadanos de Benghazi, islamistas en nuevos todoterrenos conducen por las calles de noche haciendo flamear la bandera negra de Al Qaeda y gritando, “¡Islamiya, Islamiya! Ni este, ni oeste”, haciendo referencia a las preocupaciones previas en torno a que el país sería bifurcado entre los oponentes de Gadafi en el lado este, y los elementos pro-Gadafi en el oeste.

A principios de esta semana fui al tribunal de Benghazi y pude confirmar los rumores: se podía ver claramente una bandera de Al Qaeda: su escritura árabe declarando que “no hay más dios que Alá” sobre una luna llena. Cuando intenté tomar fotos, un guarda con pinta de ser salafista, vestido con un uniforme de camuflaje verde, se abalanzó sobre mi queriendo saber qué estaba haciendo. Mi respuesta fue directa: estoy tomando una foto de la bandera. Me dirigió una mirada intimidante y susurró, “A cualquiera que hable mal de esta bandera le cortaremos la lengua. Te recomiendo que no publiques estas fotos. Te traerá problemas”.

Me siguió cuando entré en el tribunal, pero por suerte mi conductor, Khaled, estaba cerca, e intervino a favor mío. Según Khaled, el guarda había amenazado seriamente con hacerme daño. Cuando hablé con él otra vez, me dijo que “esta bandera es la verdadera bandera del Islam”, y no quiso responder a mi argumento de que históricamente el Islam nunca ha sido representado por una sola bandera. El guarda reclamó varias veces que no había Al Qaeda en Libia, y que la bandera ondeando sobre el juzgado era “negro oscuro”, mientras que la bandera de Al Qaeda es de un negro carboncillo. Para muchos habitantes locales, una distinción sin importancia. Un hombre se me acercó con una amable advertencia: “Te recomiendo que te vayas; [los combatientes islamistas] podrían estar vigilándote”.

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Pero nada de todo esto os debería sorprender. En Trípoli, Abdelhakim Belhaj, un combatiente de Al Qaeda muy conocido y fundador del famoso Grupo Libio de Lucha Islámica (GLLI), ahora es el líder del rebelde “consejo militar” en Trípoli. Hace unas semanas, Belhaj ordenó a sus luchadores tomar el mando del aeropuerto de Trípoli, entonces comandado por un grupo de luchadores zitanistas, una brigada de libios bereberes que ayudaron a liberar la capital de los leales seguidores de Gadafi. Unos días después, Belhaj pronunció un discurso declarando que sus acciones habían sido consentidas por el CNT [Consejo Nacional de Transición], la organización que le nombró líder del comando militar de Trípoli.

Según un libio que no quiso ser dar su nombre, un grupo militar dentro del CNT está convocando a combatientes salafistas con antecedentes militares para formar parte de un grupo especial revolucionario: “Mueras en combate o vuelvas a casa, igualmente habrán beneficios especiales”, incluidos salarios mensuales. (Una fuente del CNT me dijo que los luchadores de Belhaj son los únicos luchadores rebeldes que reciben un salario mensual.)

En un discurso reciente anunciando el nuevo comienzo de la Libia post-Gadafi, Moustafa Abdelijalil, el líder del CNT, declaró que el país es un “país islamista, y la ley sharia es la base de todas nuestras leyes”. Fue realmente una declaración extraña para un líder que celebraba la liberación de su país, haciendo que muchos se preguntaran: ¿A quién intentan complacer Abdeljalil y el CNT?

No es raro descubrir rebeldes con antecedentes radicales. En una entrevista extraoficial, un miembro del CNT me habló casualmente de su pasado, explicándome que el régimen de Gadafi lo puso en la lista negra de su país por sus vínculos con GLLI. Me habló de su estrecha relación con Sheik Omar Andel-Rahman, el famoso “clérigo ciego” encarcelado por su participación en el atentado con bomba de 1993 en el World Trade Center, a quien ayudó a pasar por las fronteras de Pakistán y Afganistán durante la lucha de los muyahidines contra la Unión Soviética.

La guerra para liberar al país de la dictadura de Gadafi puede que haya terminado, pero la lucha por el control de la Libia post-revolucionaria acaba de empezar. Y a pocos sorprenderá que los veteranos radicales, yihadistas, salafistas y GLLI, intenten llenar el vacío de poder reemplazando una dictadura con otra.