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Música

¿Cómo me levanté la boleta del Estéreo Picnic?

En el primer día del Festival Estéreo Picnic quisimos hacerle un homenaje a todos aquellos que dejaron de comer por meses para farreársela estos tres días. Estas son sus historias.

Aparte de ser el festival más vistoso del país, el Estéreo Picnic también es el más costoso, por lo que no es poco el sacrificio que muchos tuvieron que hacer para poder entrar al parque. A través de esta galería, quisimos rendirle un homenaje a todos los que se guerrearon la entrada, vendieron lo que sea, dejaron de salir, de comer, de dormir… y lograron comprar su entrada.

Estas son algunas de sus historias.

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Daniela Peña tiene un foodtruck en la 85. Dénse la pasadita para colaborarle.

"Tuve que pedir prestado y vendí mi guitarra. Tuve el celular cortado por muchos días".

Nache se va a volver su nuevo dealer preferido.

"Un man se ganó unos combos y me vendió uno en 400 lukas. Para levantármelos 400 hubo buen MDMA que se vendió y lo que llamamos weed".

Nina, que es virgo ascendente piscis, hizo par consultas astrológicas.

"Nosotros hacemos cartas astrales. Cada carta cuesta 150mil".

Daniel está soltero y se vino en bus desde Boyacá.

"Yo vengo desde Tunja, trabajé mucho y le pedí al Niño Dios que me regalara una parte. También dejé de regalarle cosas a mi novia y la perdí".

Amante 1 y Amante 2.

Ella: "Me guerrié esta boleta con mucho convencimiento. Me tocó hacerle todos los favores sexuales de la vida".

Nuestro amigo cerdo, el primero en entrar al Estéreo Picnic.

"Para poder venir, dejé de sacar copias de la universidad y empecé a comer almuerzos mucho más baratos, casi regalados".

A este grupito de asalariados también les costó.

"Todos sacamos la plata de nuestro trabajo. Yo soy mensajero y ellos dos trabajan en maquinaria. Compramos primera etapa, el golpecito se sintió bastante. La sacamos en 525 cada una. Medio milloncito de pesos cada uno… o más".

Laurita vino desde Ecuador, solo para el jueves.

"Yo vivo en Ecuador y trabajé todo el verano en un lugar de llantas que no tiene nada que ver con lo que estudio ni con lo que me gusta. Ahí ahorré un poco de dinero para el tiquete aéreo. Después en las vacaciones trabajé en Zara allá en Ecuador y me gané como 200 dólares en temporada navideña. Fue durísimo".

Juliana debió haber traído gomitas para el Estéreo. Le compraban fijo.

"Esta boleta la levanté a punta de vender dulces en la universidad entre clase y clase. Estudio en la Javeriana".

Erika (de gafas) y sus amigas lograron entrar toditas pidiendo prestado.

Erika: "Esperamos el día para Creyentes y en una hora se acabaron las boletas. Nadie nos dio respuesta. A los tres días nos tocó esperar a que saliera la primera etapa, que tampoco pudimos comprar. Luego salió la de segunda etapa y fue un enredo porque solo podía comprar gente con tarjeta de Aval. En segunda etapa finalmente pudimos conseguir la boleta. Eso me jodió las cosas porque tenía presupuesto solo para la boleta de Creyentes y en esos días me tocó conseguir la plata para la segunda etapa. Le pedí prestado a todas mis amigas para levantarme esa plata y todavía se las debo".

Daniel (izq) y sus amigos parecen recién caídos de un avión.

"Trabajo en la empresa de mi familia y me descuentan plata cada semana para ir pagando la boleta de a pocos. Es una deuda familiar".