Olivier Giroud: el hermoso emblema de un mediocre Arsenal
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cosa de todos los años

Olivier Giroud: el hermoso emblema de un mediocre Arsenal

Parece que todo se ha volteado de cabeza en esta temporada de la Premier League, desde luego, con excepción del Arsenal. Nadie representa mejor la desconfianza del cuadro inglés que su delantero, Olivier Giroud.

Un año más se ha ido. Nuevas entradas de dinero han amenazado con transformar la cara de este juego, y la convulsión en la Premier League ha sido enorme. La inexplicable pérdida de control de José Mourinho mientras el Chelsea estaba en plena implosión ni siquiera fue lo más sonado en la temporada. El increíble ascenso del Leicester City nos ha traído, tal vez, el cuento de hadas más grande del futbol inglés. El Tottenham ha improvisado un desafío genuino por el título de las cenizas de los años pasados. El Manchester United continúa con su sufrimiento bajo el mandato de su nuevo estratega. El juego ha cambiado, los viejos imperios han caído y los nuevos se han erigido.

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¿Y qué hay del Arsenal? Ellos siguen…bueno, en realidad siguen siendo los mismos.

Es increíble cómo, sin importar lo que suceda en el curso del año, el Arsenal seguirá siendo el mismo. Para estas instancias parece que ni siquiera un apocalipsis nuclear podría prevenir su tradicional fiasco a final de temporada para quedar en cuarto lugar. Incluso cuando las cosas están así de mal —y aunque muchos de los problemas que han sido identificados como la causa de sus pesares a lo largo de los años han sido supuestamente resueltos— permanecen igual. La incorporación de jugadores de clase mundial probados y un brillante guardameta han logrado nada. Alguna vez John Peel dijo que "The Fall" siempre era diferente, pero siempre el mismo. El Arsenal ni siquiera puede aspirar a eso —Wenger es más Bob Dylan que Mark E Smith, toda reseña que alaba el regreso a la forma de juego termina siendo irrelevante y olvidable—. Lo extrañaremos cuando se vaya, pero hasta entonces, ¿quién los escucha?

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Hablar de un grave problema de mentalidad en el Arsenal es obvio, pero en sí es la forma en que sucede lo que no tiene sentido. Se entendería si Peter Cech, Alexis Sánchez, y Mesut Özil se hubieran entregado a la autocomplacencia y terminaran perseguidos por el espectro de los troncos que reemplazaron, convirtiéndose ellos mismos en fantasmas. Pero esto no ha ocurrido. Siguen siendo jugadores brillantes, decisivos, inspiradores, sin embargo, el Arsenal sigue siendo tímido y con defectos. Una cantidad suficiente de clubes han demostrado que un par de jugadores de clase mundial pueden elevar a un equipo más allá de ellos mismos —Suárez con el Liverpool, Bale con los "Spurs"—, pero de todos modos pareciera como si el Arsenal necesitara un jugador de esa calidad en cada posición antes de considerarse como serios contendientes. Y aún así quién sabe…

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¿En realidad es posible que el resto de la muchedumbre pueda arrastrar tan bajo al equipo? ¿Acaso Theo Walcott podría liderar a la escuadra proclive a las lesiones y al terror para que todo termine por caerse una vez más mientras los grandiosos jugadores se quejan en vano? Tal vez. Con excepción de Cech, la columna vertebral del equipo sigue sin contar con jugadores confiables, y con futbolistas como Aaron Ramsey y Laurent Koscielny nunca se tiene certeza. Por supuesto, tampoco se salva el que está al frente: Olivier Giroud.

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Los equipos parecen siempre ser definidos y recordados por sus delanteros, desde Eric Cantona y Alan Shearer, hasta Andriy Voronin. Los años recientes no han sido diferentes. El Chelsea marrullero y su inexplicable declive estuvo presente en la figura de Diego Costa. El estancamiento del United seguido del colapso fue encapsulado en Wayne Rooney. Riyad Mahrez ha sido el mejor jugador del Leicester, pero su condición del no favorito aguerrido se ve reflajado de mejor forma en su delantero Jamie Vardy.

El Arsenal tiene a Giroud: es por esto que no tendrá un título de Premier League al final de la temporada.

Giroud parece casi perfecto para esta escuadra del Arsenal, como si hubiese sido creado a imagen del delantero ideal de Wenger. Es todo lo que el Arsenal representa —se ve mucho mejor en teoría que en la práctica, y el incesante acoso divide a la fanaticada semana a semana, al igual que su guapura y su falta de valentía provocan sentimientos de deseo sexual y odio total—. Te garantiza anotar un gran tercer gol frente a Norwich, y fallar a menos de un metro de la portería en Stamford Bridge. A veces es demasiado real.

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Es difícil para él. No encaja del todo en el característico perfil del jugador fracasado del Arsenal: mucha habilidad técnica y nada de constancia. Es un jugador promedio, un delantero sólido con un físico decente, apenas diferente a Troy Deeney o Charlie Austin. En una buena escuadra, creativa y dominante como el Arsenal, tendría sentido que anotara bastantes goles. Es un defecto obvio creerlo, y en realidad no es su culpa.

Giroud tiene garantizado fallar goles cantados en partidos de gran importancia. Ha llevado la fragilidad mental a niveles impredecibles y nunca antes vistos. Pasearse ante el Chelsea, sin involucrarse mucho en el juego y terminar regalando un par de balones en oportunidades un tanto fáciles sería una perfecta ilustración de su estatus como un delantero del montón, bueno pero no genial. En lugar de esto, tiene chances de uno contra uno y la portería abierta, y se las arregla para mandar el balón por encima y a un lado; el pase al compañero invisible en contra del Barcelona se ha convertido rápidamente en uno de los favoritos.

Luego de haber vencido al Leicester el mes pasado para quedarse a dos puntos de los "Foxes", el Arsenal terminó conspirando contra sí mismo para desmoronarse de una forma que incluso haría estremecer a sus inadaptados progenitores de 2009. La única sorpresa es que tanto el jugador, como el equipo han encontrado una forma de convertir la inestabilidad en algo predecible. Tal vez sigan siendo los mismos, pero son tan buenos haciéndolo que, incluso después de tantos años, aún nos sorprende.

Si la vieja frase que versa sobre hacer la misma cosa una y otra vez es verdadera, entonces Wenger y Giroud nos han visto la cara todo este tiempo. Tal vez haya algo digno de respetarse en ello.

@callum_th