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Vice Blog

De fiesta con el 1% en la Shopping Night de BCN

"Esa bolsa de 6.400 euros se la voy a comprar a mi hija"

El pasado miércoles pasé 6 horas en compañía de la alta sociedad barcelonesa, cuyos miembros, como de vez en cuando hacen los jabalíes, descendieron desde sus hogares en el monte hasta llegar (casi) al centro de la ciudad para disfrutar de la segunda Shopping Night Barcelona.

Aunque no voy precisamente falta de roces con pijos en mi día a día, nunca antes había podido codearme con tantos especímenes juntos, y ésta se me antojó una oportunidad fantástica para observar de cerca su comportamiento natural. Eso es, básicamente, gastarse cifras que cuadruplican mi sueldo en "un Vuitton para mi hija" y anunciarlo en voz alta.

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Bien fumadas 

La hoja de ruta consistía en ir Paseo de Gracia arriba. La progresión ambiental estaba clara, cuanto más alto (dirección montaña) iba uno, más pijo y más caro era todo. Me imagino que a algunos asistentes incluso les costó bajar mas allá de Consell de Cent. Y ya ni te cuento hasta la Gran Vía. De hecho juraría haber visto a una mujer en tacones y abrigo de piel con una aparatosa hemorragia nasal a causa del brusco cambio de presión atmosférica. O del shock cultural.

 Si quieres probar el jamón, aquí tienes dos míseros pedazos por 4 euros. Más barato no te lo puedo dejar, reina. 

En la calle, pasando frío con sus abrigos de piel falsos, me encontré más que nada a gente de clase media alta. Y mucha pose. Dentro de las tiendas, tres cuartos de lo mismo. Lo que a mí me interesaba explorar de verdad empezaba en las zonas restringidas para VIPs. Todos eran hijos de alguien o tenían pinta de mafiosos o simplemente eran empresarios practicando el arte de intercambiar tarjetas personales. Había mucho canapé de tartar, jamón de Jabugo, raviolis rellenos de mango y piña con frutas del bosque… Y para tener contenta a la concurrencia, mucha y buena priva, destacando una nueva marca de Jack Daniel's a 40 euros la botella, los mojitos de mango (otra vez) con chili, las mini botellas de Freixenet para todos. Y el Moët & Chandon, que no falte.

 El nieto de Gaudí no se quiso perder el evento. Se dedicaba a cobrar pasta por hacerse fotos con la gente.

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"Mi nombre es Bond, Javier Bond, soy el arquitecto del Barça y el unico bueno de los 60 fue la farla"

La mejor parte de la Shopping Night no estaba, de todos modos, en las tiendas atestadas de mujeres octogenarias que arrastraban decenas de bolsas. La diversión pura y dura estaba en el Palau Robert a ritmo de reggaeton y bufandas de Burberry. Aquí el ambiente estaba sin duda más "cargadito". Sobre todo cuando te dabas cuenta de que todo el mundo llamaba "negritos" a los camareros paquistaníes y "panchitos" a los sudamericanos. Y por si, me quedaba alguna duda de qué pie cojeaban por aquí, un buen samaritano me recomendó que me fuera a mi puto país porque seguro que yo era socialista.

Texto: Wanda Merino

Fotos: Helio Reguera