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Cultură

En Barranquilla se robaron unas fotos homoeróticas de una exposición sobre revolución sexual

¿Fue un acto de homofobia, de sabotaje, de lucro o de admiración por el artista?
Fotos cortesía de José Farello.

La movida artística contracultural no parece fuerte en Barranquilla. O al menos eso cree José Farello, un artista de esa ciudad. José dirige el colectivo La Tropicalia, del que dice que es un "movimiento de renovación que nace a partir de la falta de espacios expositivos y de la ausencia de propuestas que nutran a las mentes inquietas". En Barranquilla, insiste, la cultura "no va al ritmo del creciente contexto mundial".

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La Tropicalia nació en Taganga hace un par de años con el propósito de dar visibilidad y comercializar obras de artistas de la región. Desde el año pasado, en alianza con el restaurante Conquistador ("donde va la gente play", dice José), abrieron puertas para la pintura, la escultura, la comida, la música y la moda. Los temas de las anteriores ediciones fueron Revolución Ambiental (en Taganga), Revolución Cultural y Revolución Musical. Este fue la Revolución Sexual. Las últimas se han dado en Barranquilla.

José dice que lo hicieron nuevamente en Conquistador porque querían llevar arte y una visión política a la alta sociedad, pero sin cobrar entrada, para que personas de todos los estratos pudieran asistir. Francisco Guinovart, uno de los dueños del restaurante, dice que no vio problema en albergar el evento y que les gusta prestar su espacio para lo que sea.

En esa ocasión, hace algunas semanas, se trató de una semana cultural comprendida por un un ciclo de conversatorios, una exhibición comercial y una exposición de arte. Los conversatorios, moderados por Raquel Ravelo, presentaron a personajes como la vocalista de Bomba Stereo, Li Saumet, y el fundador de la Fundación Cine a la Calle, Juan Mulford. Caroline Díaz Granados curó la exhibición comercial, como Tucurinca y Eree Borré.

Finalmente, en la exposición de arte contemporáneo, mostró obras de los españoles Kike Medina y Santiago Latorre, la brasileña Marina de Botas, Lucas Ospina, Pablo Adarme, Lorena Serna, Elkin Calderón, Carlos María Romero, Jose Farello y Camo. La curaduría estuvo a cargo de La Usurpadora, un espacio de arte independiente creado por María Isabel Rueda y Mario Llanos. Esa exposición contaba con guía desde mediodía casi hasta medianoche, cuando el evento mutaba en fiesta.

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Uno de esos días, en los que según los organizadores fueron más de dos mil personas, ocurrió lo que para ellos fue un acto de sabotaje de una sociedad goda que no toleró que se hablara de revolución sexual a través del arte en un espacio exclusivo de la alta sociedad. En el restaurante, Farello y su equipo habían adecuado un baño unisex ("el primero del Caribe colombiano", dice). Allí habían metido la exposición de Camo. Él, un fotógrafo costeño, cuenta que por los temas que trabaja ha experimentado desde hace un tiempo exponiendo en baños.

En palabras de Camo, "las obras sí tenían un contenido sexual, pero también homoerótico. Pero no estaba metiéndome en política ni nada. Solo eran retratos de personas conocidas, cargados de sensualidad y sexualidad". Entre ellos, hay uno llamado el caracol: un primer plano de la punta de un pene a medio cubrir por el prepucio (de lejos, es cierto, parece un caracol). Otro: la espalda de un artista, amigo de Camo, que se estampó una frase en su espalda a punta de raspones. Otro: el mismo Camo teniendo sexo (la foto metida junto con un fríjol dentro de un frasco de vidrio).

Farello dice que "toda la obra de Camo se tomó el baño unisex y eso a la gente no le gustó". Camo dice que, según le contaron, su obra provocó muchos comentarios, buenos y malos, durante los días que estuvo expuesta. Farello, sin embargo, cuenta que una noche, durante la fiesta y sin que los organizadores se dieran cuenta, alguien se robó las fotos de ese artista. No solo las del baño: también entró a un cuarto donde tenían material de varios expositores y sacó únicamente las de Camo.

"¿Cómo me van a desmontar a mí, cómo me van a robar, como me van a quitar las obras de la exposición? No sé si odias a Camo o si te incomoda, pero parece que a la persona o a las personas no les gustó que hubiera un baño unisex con arte adentro. Fue una cosa de agresión contra el artista, contra nosotros, contra el lugar. Fue un acto de violencia. Simbólica, pero violencia", dice José.

La hipótesis de los organizadores es que se trató de un acto de agresión homofóbica. Sus argumentos son que Barranquilla es una ciudad muy conservadora, que no está acostumbrada a ese tipo de propuestas, y que justo el tema de las fotografías de Camo podía ser polémico. Camo no está seguro de cuál pudo haber sido la razón. Pudo ser un robo común, de alguien que intuía el valor de las fotos: cada una, dice, puede valer unos 500 mil pesos. También, dice, pudo ser alguien que tiene algún problema personal con él. Finalmente, no descarta que se haya tratado de homofobia.

Francisco, el dueño del lugar, dice que apenas se enteró hoy del robo y que no sabe a qué pudo deberse, pues ellos solo dispusieron amablemente el lugar. Camo, sin embargo, no quiso denunciar a la Policía. Tampoco los organizadores, que en todo caso revisaron las cámaras de seguridad del lugar y no pudieron obtener respuestas. Ellos dicen que "como un colectivo que está comprometido a generar nuevas dinámicas y una apertura hacia otras miradas, este tipo de situaciones no nos detienen; por el contrario, nos mantienen.

Su conclusión es que "no hallamos quién fue la persona que decidió apropiarse de estas obras. Nosabemos si las destruyó, si las tiene expuestas en su casa, si la dinámica no fue de su agrado… o si, al contrario, es un gran admirador del artista. Lo que sí quedó claro es que nuestro movimiento tuvo resultados inesperados".