Fotografías de megaciudades

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Fotografías de megaciudades

Michael Wolf fotografía las ciudades más grandes de Asia y sus habitantes.

Michael Wolf es un fotógrafo alemán de 60 años que se mudó a Hong Kong en 1994. "Amo la velocidad con la que cambia", dice Wolf de la que es ahora su ciudad adoptiva. "Visualmente, funciona para mí". Durante sus primeros ocho años de residencia en Asia, Michael trabajó como fotoperiodista para la revista Stern, una publicación semanal alemana. Después decidió apuntar su lente a las megaciudades —centros masivos de población que han florecido por todo el mundo en las últimas décadas, sobre todo en Asia—. Las fotos que resultaron son una visión de cómo la humanidad vive en este momento, así como una oda a la innovación. Lo llamé para saber qué piensa de esos lugares extraños a los que miles de millones de personas llaman hogar.

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VICE: Primero, ¿qué es una megaciudad? 
Michael Wolf: Ciudades que tienen una población con más de cinco millones de habitantes. Realmente no consideraría ninguna ciudad Europea una megaciudad. París tiene una población de dos millones, mientras que en China, por ejemplo, una ciudad con tres millones de personas se considera pequeña. Estoy hablando de poblaciones de cinco, diez, veinte o 25 millones de habitantes.

¿Por qué esas ciudades parecen tan deprimentes en tus fotos? ****
Bueno, las megaciudades tienen muchas desventajas. Son centros de captación de dinero. A sus dirigentes no les importa un bledo la gente que vive en ellas, más bien están preocupados por hacer dinero. Así que por un lado son muy intimidantes, pero por otro lado son extremadamente bellas. En la serie The Architecture of Density [en la que muestra al densamente poblado Hong Kong], puedes ver fotos en las que los edificios forman patrones hasta el punto de dar la sensación de estar mirando un tapiz.

¿Qué hay de los indigentes que viven en cajas de cartón en el metro de Tokio? ¿Eso es hermoso? 
Bueno, lo que me gustó de ellos es su capacidad de improvisación. Es una muestra de cómo la arquitectura se crea por una necesidad, que es muy funcional, pero al mismo tiempo constituye una declaración económica. Como vengo del fotoperiodismo, podría decir que mi trabajo presenta una cierta crítica a este tipo de situaciones.

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¿Y cuál es esa crítica?
Siempre he sido un liberal. Siempre he apoyado a las clases menos favorecidas. Por ejemplo, hice un proyecto llamado 100x100en donde hice retratos de cien apartamentos de un edificio de Hong Kong que estaba a punto de ser demolido, los cuales medían tres por tres metros. Estoy mostrando las condiciones de vida de una ciudad —pero, una vez más, estoy en busca de la vitalidad y la inventiva de la gente—. Son seres humanos y eso es lo que trato de documentar.

¿Y cómo se captura algo así? 
Salí todos los días a caminar por la ciudad y a tomar fotos. El único problema es que no hablo cantonés, así que en algunas ocasiones tenía que llevar a un intérprete conmigo.

Así que, ¿crees en la gente? 
Claro que sí, creo en la gente.

¿Crees en 25 millones de personas que viven unas encima de las otras? 
Bueno, no, pero si hablas un poco con la gente, ellos siempre dicen que sus bloques de apartamentos son muy prácticos. Coges el ascensor y tienes el centro comercial, la estación del metro y la escuela. Pero si llegas a conocerlos mejor y te adentras en sus vidas, a todos les encantaría vivir a menor escala. Quizás en pequeñas casas en el campo. Ese deseo está siempre presente, pero si piensan demasiado en eso, se deprimen. Las grandes poblaciones son muy buenas para disgregar los problemas. Lo que me interesa es la creatividad y la inventiva que aportan a estas condiciones.

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