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Cultură

Derechos de autor y memes

No insistan, el copyright sólo resulta en amenazas de muerte, mentadas de madre y destierros.

Para darnos una idea de lo complicada que se ha vuelto la protección de los derechos de autor en la época de reino de los memes en internet, regresemos al año pasado, justo después del nacimiento electrónico de aquel gato.

Es abril de 2011, y han pasado semanas desde que entraste a YouTube. Alguien te enseña un video de una chica con el pelo esponjado y orejas de gato, parada justo frente un arcoíris pintado a mano en lo que parece el telón de fondo de un musical escolar. La chica toca una canción en el violín que suena a “Cotton Eye Joe” mientras su mirada se pierde fuera de la pantalla, con una sonrisa misteriosa y de placer, un poco como la de Mona Lisa. El video no cambia. Es la misma toma, la misma sonrisa, la misma tonada del violín, una y otra vez durante dos minutos y 15 segundos.

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Tu primer pregunta seguro sería: “¿Por qué rayos estoy viendo esto?” y tu segunda pregunta quizá sería: “¿Por qué lo han visto medio millón de personas?”

El GIF original del "Nyan Cat" hecho por Chris Torres, también conocido como PRguitarman.
Abajo: El video que lo hizo famoso, hecho por Sarah Reihani, también conocida como saraj00n.

El video titulado “Nyan VIOLIN”, está basado en otro video publicado unas semanas antes, llamado “Nyan Cat”: un loop 3:37 minutos, con una animación de ocho bits en la que aparece un gato con una Pop Tart como cuerpo, volando por el espacio con un arcoíris que le sale del culo. Desde que se subió a internet el 5 de abril de 2011, ha tenido más de 89 millones de vistas, y abrió un nuevo capítulo en la larga y pegajosa saga de las referencias, ideas y chistes visuales que vuelan por internet… y las leyes diseñadas para capturarlos en toda su colorida hermosura.

Sorprendentemente entretenido y una afirmación de vida (el filósofo Henri Bergson alguna vez llamó a la repetición parte esencial de la comedia), el “Nyan Cat” fue en sí, igual que muchos memes en internet, una repetitiva mezcolanza de ideas previas. En el centro del video estaba el gato animado, el cual se había vuelto viral pocos días antes, cuando su creador, un joven artista texano de nombre Chris Torres, lo subió como un GIF animado a su página.

Ahora el gato volador se movía al ritmo de una canción, un vocaloid japonés llamado “Nyanyanyanyanyanyanya,” del artista japonés Daniwell. Si no sabes lo que es la música Vocaloid, la canción fue originalmente escrita para ser “cantada” por Hatsune Miku, una cantante japonesa de pelo azul que realmente no canta, y tampoco tiene pelo, y en realidad es un personaje caricaturizado creado para acompañar una aplicación sintetizadora de voz. Un vórtex metafísico rasga la fábrica del universo y nos consume a todos.

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Según Know Your Meme, donde se ha documentado a detalle la historia del Nyan Cat, el video original de “Nyan Cat” fue eliminado a finales de junio de 2011, por YouTube, citando un reclamo por derechos de autor de Torres, también conocido como “prguitarman,” el artista creador del gato pop-tart original. De inmediato, Torres publicó una nota en su blog donde negaba lo anterior. “No levanté una queja con YouTube sobre el video Nyan Cat”, decía en letras grandes y rojas. Fue una precaución; Torres estaba recibiendo cientos de correos de odio. “La gente escribe amenazas en mis videos de YouTube, como hacen los ciudadanos respetables en internet”, escribió. “Bien hecho”.

Uno de los mensajes de odio que citó resume muy bien la reacción y de dónde venía, de una manera que, literalmente, se vuelve evidente desde las primeras palabras:

"Eres un idiota, ¿¿¿Por qué patentaste nyancat??? Amábamos ese video, y youtube también. Pero tenías que ser un imbécil y patentar el video y bajarlo. Jódete prguitar. Internet te odia. Yo te odio. Arde en el infierno. Regresa el video y te amaremos. Además, ¡esa pobre persona! ¡Ella/él estaba solo! Nyan cat era el único video en el que tenía vistas. Y le quitaste eso a esa pobre persona. Quiero que dejes el internet. Vete. Sólo vete. Ahora todos te odiamos. Puedes odiarnos de regreso. Pero no nos importa. Sólo vete. Y nunca regreses. Eres el más grande hijo de puta en el mundo. Vete”.

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YouTube empezó su meteórico ascenso gracias a puro contenido que violaba los derechos de autor (¿recuerdas "The Chronicles of Narnia"?), pero hoy utiliza el sistema de protección de derechos más sofisticado del mundo. Se llama ContentID, y el sistema escanea todos los vidos de forma automática en busca de violaciones a los derechos de autor, y, dependiendo del contenido, permite que el video permanezca en línea pero paga regalías por anuncios al verdadero dueño, o ejecuta el video, cual juez virtual en el mundo del streaming.

Aunque esta manera tan estricta de hacer las cosas ha sido esencial para legitimar a YouTube y apaciguar a Hollywood y a las disqueras, ContentID también es conocido por equivocarse. En agosto, YouTube eliminó los videos de la NASA con el aterrizaje en Marte, horas después de haber aterrizado, debido al reclamo de una pequeña organización de noticias. En septiembre, el video oficial del discurso de Michelle Obama durante la Convención Nacional Demócrata también fue víctima de ContentID; unos días antes, un algoritmo similar interrumpió la transmisión en vivo de los Premios Hugo, al parecer por la transmisión de algunos videos durante la transmisión (los cuales ya habían sido autorizados).

El mensaje que Torres posteó en su página web en abril de 2011.

YouTube también tiene una historia de aciertos que no son culpa de YouTube, pero que aún así son ridículos, como cuando marcaron el discruso “I Have a Dream” del Dr. Martin Luther King por un reclamo de derechos de autor de EMI, dueños de los derechos para reproducir el discurso. Como dijera Bob Jacobs, administrador asociado de comunicaciones para la NASA, para Motherboard tras el problema con la NASA, “Lo bueno de la automatización es que no tienes que involucrar a personas reales para tomar decisiones. Lo malo de la automatización es que no tienes que involucrar a personas reales para tomar decisiones”.

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En el caso del Nyan Cat, Torres decía la verdad; YouTube estaba mal. El sitio pronto lo admitió y volvió a subir el video. Pero a pesar de la confusión, el incidente con el Nyan Cat dejó dos cosas en claro: primero, estábamos en un extraño terreno legal (un territorio que la Ley de Derechos de Autor Digitales del Milenio (DMCA) de 1998 no pudo prever; dos, cuando hay algo en internet que le gusta tanto a la gente como para hacer memes de ello, es mejor no invocar derechos de autor. Eso sólo resulta en amenazas de muerte, mentadas de madre y destierros.

El "Me (Yo)" en Meme

Conforme el meme de internet ha pasado de los foros de imágenes a la cultura popular en años recientes, la ley de derechos de autor se ha vuelto un laberinto de memes, manipulación y oportunidades perdidas. Por un lado, la ilegalidad en internet ha motivado el talento para tomar prestado y la genialidad para robar (hasta, bueno, robar a Oscar Wilde), de forma tal que se motiva una nueva y al parece infinita forma de arte post-estructural.

Por otro lado, sacar dinero a esas creaciones (ya sea las propias, las de alguien más, o una combinación de las dos) es un terreno minado de obstáculos. Como dijera Scott J. Slavick, un abogado de propiedad intelectual de Chicago: “los memes en internet levantan varias interrogantes sobre la propiedad intelectual en varias compañías”. Lo mismo se podría decir de los creadores y diseminadores de memes.

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Le envié un correo a Slavick para ver que tan fácil era para el creador de un meme reclamar sus derechos de autor. Las bases son muy sencillas: si haces algo original, es decir algo que no contenga ningún otro material con derechos de autor, entonces es tuyo.

“En cuanto el material es creado, colocado en un medio tangible, queda sujeto a la protección de derechos de autor”, escribió Slavick en su correo. “Registrar una patente le da a uno muchas ventajas, tales como la posibilidad de recibir reparaciones potenciales por daños, y conferir jurisdicción federal, pero no hace falta registrar un producto para que éste quede protegido”.

En otras palabras, Torres estaba en todo su derecho de eliminar el video de Nyan Cat, así como YouTube hizo mal en pensar que eso era lo que quería. (Levantó una contrademanda contra YouTube para que regresaran el video, lo que sucedió 24 horas después). El video que hiciera a su gato pop-tart famoso, ese con las 89 millones de vistas, fue en realidad producido por Sara Reihani (cuenta de YouTube: “saraj00n”). En términos legales, fue una violación a los derechos de autor de Torres. Pero si Torres hubiera decidido hacer uso de eso, probablemente no estaríamos hablando de esa lindo gatito pop-tart en este momento.

Complicaciones miméticas.

El archivo de derechos de autor de "Nyan Cat" de la Oficina de Derechos de Autor de Estados Unidos. Editado para remover la dirección de Torres.

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En el mundo de los memes, “original” es un término que nos elude. Uno se imaginaría que Reihani querría hacer valor sus derechos de propiedad intelectual. Después de todo, fue su mente creativa la que sintetizó esa adorable, irritante e implacable alquimia de elementos en un solo video, el cual hiciera famoso al Nyan Cat. Pero el video de Reihani incorpora elementos de al menos dos fuentes originales: el gato pop-tart de Torres y la canción de Daniwell. Un reclamo de propiedad intelectual por parte suya resultaría dudoso en el mejor de los casos.

Uno podría decir lo mismo de un número de memes populares, si no es que de la mayoría. Alguien, en algún lugar, es dueño de la primera foto de Ryan Gosling convertida en el meme “hey girl” en la página de Tumblr “Fuck Yeah! Ryan Gosling”. Así como Hasbro es el dueño absoluto de las imágenes de My Little Pony con las que todos esos freaks está obsesionados.

Rastrear y demostrar la propiedad de algo no siempre es fácil. “A veces puede ser muy difícil señalar al creador de la primera instancia de un meme”, me dijo Don Caldwell, reportero de Know Your Meme, en un correo. “Esto es paritcularmente cierto con memes que vienen de sitios como 4chan, que además de ser anónimo tiene un archivo limitado en Chanarchive.”

Tampoco tiene que ver si la cara en la foto es la tuya. El dueño de una imagen siempre es el camarógrafo. Algunas de las personas que han sido transformadas en memes le han abierto los brazos al estrellato virtual: Caldwell menciona a Blake Boston, conocido en internet como “Scumbag Steve,” quien “ha aceptado su meme para intentar crear una carrera de rap con él”. Otros, como Ghyslain Raza (mejor conocido como “Star Wars Kid”) no estuvieron tan felices de recibir tanta atención. Como reportó Alex Pasternack en 2010, Raza se hundió en una profunda depresión luego de que un acto de bullying cibernético atrajera mil millones de vistas, y eventualmente tuvo que ser internado en un hospital psiquiátrico para niños. Después, su familia demandó a los tres niños que subieron el video a YouTube, y lograron llegar a un acuerdo.

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La gente tiene “derecho a su privacidad/publicidad”, me escribió Slavick. “Cuando se viola ese derecho, con una foto que se publica sin su conocimiento, por ejemplo, esa persona tiene una causa de acción por violación de su derecho a la privacidad/publicidad”. Pero el bullying no es lo mismo que la violación de derechos de autor. Aparecer en una fotografía, dice Slavick, no es sinónimo de propiedad.

Sin embargo, me dijo Slavick: “comprobar que tú eres el creador original de un meme es difícil, pero no imposible”. Para Torres, obtener los derechos de autor por su imagen debió ser muy fácil porque estaba claro que la imagen era suya. Pero aún así: “Fue una larga batalla comprobar que el trabajo era mío”, me escribió en un correo. En abril de 2011, metió su solicitud a la oficina de patentes de Estados Unidos. Torres dice que no recuerda exactamente cuando fue aprobada, pero dice que tomó entre tres y seis meses.

Un montaje del Nyan Cat hecho por el usuario de Youtube Mziekittenxoxo con un remix de dubstep. El primer minuto es el video de un ataque en vivo del Nyan Cat, es increíble.

Pero para ese momento, Torres ya iba retrasado. “Para cuando metí mi solicitud, descubrí que ya había muchas personas que habían metido sus propias solicitudes para los mismos derechos, incluso querían registrar la marca”, me dijo. “¡Fue una pesadilla! Entre a esta especie de mercado negro en internet y tuve que defenderme”.

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Según parece, ahora está recibiendo algo de dinero de toda la mercancía. Seguro no es nada en comparación con el número de veces que se ha usado su imagen (una de las mejores fue cuando convirtieron al Nyan Cat en una manada de cachorros). Hasta la fecha, buscar “Nyan Cat” en internet resulta en 103,000 videos en YouTube. Sin embargo, más vale tarde que nunca. Desde que se aprobaron sus derechos de autor, se ha usado al Nyan Cat en un comercial de Sprint Nexus sobre gatos en internet. Así como otro comercial para Vitamin Water que también tenía referencias a otros memes populares en internet como “Sexy Sax Man,” “planking” videos, “Success Baby,” “Boom Goes the Dynamite” y otros.

Otros acuerdos exitosos incluyen a Nike, JAKKS Pacific (fabricante de juguetes), y Ripple Junction (fabricante de playeras). Hay más en camino, dice Torres, y todos le están dejando dinero, mientras el persigue su carrera en el mundo de las historietas.

“Siento que sin los derechos de autor habría perdido toda noción sobre el valor de mi arte y anda de esto habría ocurrido”, me dijo.

A pesar de lo indiscutible que resulta el reclamo de derechos de autor por parte de Torres, es fácil imaginar a Kellogg’s, creadores de la Pop Tarde, demandando a Torres. Esa es la naturaleza de los memes en internet. Cada uno es una cebolla, compuesta de capa tras capa de referencias, cada uno una cápsula del tiempo de la cultura que la vio nacer. En este contexto, términos como “propiedad”, “derechos”, u “originalidad” parecen casi risibles.

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Alguien, en algún lugar, es dueño de eso

Torres aceptando su premio Webby. (Fotografía por Rusty Blazenhoff)

 “Dada la enorme popularidad de algunos de los memes más diseminados”, escribe Slavick, “no es de sorprender que los mercados corporativos busquen sacar provecho a esta popularidad para promover sus intereses comerciales”. Como Sprint y Vitamin Water, grandes marcas como Nike, McDonalds, Cisco, y General Motors, están construyendo sus imágenes sobre memes en internet, así como el Danske Bank intentó sacar provecho al movimiento Ocupa.

La lista de compañías que busca subirse a este arcoíris de 8 bits y sacarle jugo al universo de los memes, es cada vez mayor. El año pasado, Kohl’s sacó un comercial para el Viernes Negro basado en la canción de Rebecca Black, “Friday”; por esas fechas, Blizzard Entertainment, creadores del videojuego “World of Warcraft,” hicieron un anuncio basado en el clásico meme de Chuck Norris. Wonderful Pistachios ha sacado provecho al “Honey Badger” y el “Keyboard Cat.” Es lo que las compañías hacen hoy en día.

Pero, como dice Slavick, las corporaciones deben tener cuidado de no agarrar cualquier meme para sus campañas. Si una compañía utilizara el Nyan Cat de Torres sin su permiso, él ganaría en corte. “Como dueño de los derechos de autor, el creador de un meme tiene los derechos exclusivo para el uso de su trabajo, incluyendo el derecho a reproducir el trabajo, preparar trabajos derivados de éste, distribuir copias de éste, y publicarlo”, escribe Slavick. “El dueño de los derechos de autor también se puede beneficiar de otorgar licencias para el uso de algunos o todos sus derechos exclusivos”.

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Es más, una compañía necesita tener en mente todas las capas de propiedad intelectual que hay detrás de un meme. En los contextos puramente creativos y sin fines de lucro, las reglas del DMCA protegen al creador promedio de memes, por ejemplo, en caso de ser demandado por los fotógrafos de Ryan Gosling. Las compañías a veces asumen, erróneamente, que la misma protección aplica para ellos, dice Slavick. Una parte de los derechos de autor, sin importar cuan elusiva sea, de todo meme en internet (ya sea la imagen original del Nyan Cat de Torres, o la fotografía usada en el meme de Ryan Gosling) pertenecen a alguien más.

Un cómic hecho por Torres.

Una excepción significativa son las compañías que guardan esos memes, como YouTube o I Can Haz Cheezburger. Según sus términos, si subes algo, les das permiso de usarlo como ellos quieran. Por otro lado, si alguien sube tu material a uno de estos sitios sin tu permiso, el sitio debe eliminar ese material a petición tuya, acorde con las reglas DCMA. Es un problema que enfrenta YouTube constantemente. Lo mismo con otros sitios de memes como Know Your Meme, el cual pertenece a la red Cheezburger y tiene una sección dedicada a todas las solicitudes que ha recibido y ha acatado.

Toda compañía que no reciba una licencia de manera explícita o implícita, y usa un meme con fines de lucro, puede convertirse en blanco de una demanda. Por lo mismo, incluso poner un meme en una página corporativa de Facebook está prohibido. Las penas van desde los 200 hasta los 150,000 dólares, “dependiendo”, dice Slavick, “del nivel de ‘inocencia’ del infractor.”

Es un alto precio a pagar por ser cool. Pero es lo que evita que los memes sean cooptados para usos comerciales. Es algo que los creadores de memes con pruebas contundentes de propiedad deben tener en mente. Y es una advertencia sobre el terreno pantanoso que le espera a una cultura que vive de copiar, un futuro que podría no sólo hacer encabronar a la internet, sino que podría cambiar la forma de hacer memes.

“Si las corporaciones no han sido demandas, estoy seguro que eso pasará pronto”, dice Slavick. “Porque no sólo los individuos, sino muchas compañías, malinterpretan las disponibilidad o, como suele ser el caso, la no disponibilidad de memes en internet”.

Y así es como debe ser. Los derechos de autor existen para proteger productos creativos de personas como Torres, aunque sean memes en internet. Sin embargo, Torres sabe que la cultura entremezclada de internet le dio un empujón para escalar al éxito. No puede asumir todo el crédito. Hace poco hizo una lianza con el dueño de la canción “NyaNyaNyaNyaNyaNyaNya!” en el video de Sara Reihani que hiciera al Nyan Cat tan famoso, y con la mismísima Reihani, para honrar a esa cultura de las imitaciones constantes que hicieron a este gato en particular tan famoso, y “hacerlo completamente legítimo”, dice Torres. “Para mí, se trata menos de sacar dinero y más de mantener las cosas con clase”.

@austinconsidine