Cómo ve el mundo a México ahora que Trump es presidente

Imagen de portada vía www.patdollard.com.

Las personas que no conocen México, históricamente han estado predispuestas a conclusiones negativas sobre el país, ya sea por desinformación sobre el mismo o por simplemente ser un país latinoamericano y, automáticamente adjuntarle todos los problemas propios de la zona.

La cantidad de críticas, amenazas y comentarios racistas que Donald Trump ha hecho sobre México, han ocasionado que México esté en boca de todos. El muro, las sanciones económicas y migratorias que el presidente de los Estados Unidos quiere aplicar sobre el país, entre otras cosas, ha hecho que el mundo vea a México de otra manera.

Afortunadamente no todas las personas del mundo piensan igual que el presidente de los Estados Unidos y eso queda demostrado con la gran cantidad de protestas anti Trump que han habido en el mundo.

Para comprobar qué tanto ha cambiado la visión o actitud hacia México que tiene la gente internacionalmente, platicamos con personas de distintas nacionalidades alrededor del mundo para preguntarles cómo ha sido afectada la manera en que ven a México, luego de las elecciones de Estados Unidos y posterior presidencia de Donald Trump.

La presidencia de Trump sólo ha reforzado mi creencia de que, México, como muchos países en el mundo, está lleno de buenas personas que quieren una vida mejor y vivir en paz. Como ciudadano norteamericano viviendo en México, admito que esperaba que me trataran bastante mal debido a los comentarios racistas de Trump o por el miedo que podrían tener debido al futuro inmediato de sus familiares trabajando en Estados Unidos.

Muchísimos mexicanos me han preguntado qué opino sobre Trump, sin embargo, sus preguntas vienen más por tener otra perspectiva que por señalarme por ser norteamericano. Mis conversaciones sobre Trump en México sólo han confirmado mi empatía por la situación y posición de los mexicanos: mejorar su calidad de vida y buscar un futuro mejor para sus familias.

Respeto demasiado a mis amigos mexicanos que, inteligentemente, saben que la posición de Trump no es la de la mayoría de los norteamericanos —específicamente los millennials—, y evitan lo que, imagino, es una tentación bastante grande de catalogar a todos los norteamericanos como racistas.

Hay que tomar en cuenta la imagen que se le ha atribuido a México en las últimas décadas, tanto en los medios de comunicación internacionales como en el mundo del entretenimiento. Quienes aman utilizar a países latinos —México y Colombia, normalmente— como ejemplo de desiertos tercermundistas cuyo único pasatiempo nacional es caerse a tiros y vender drogas.

A mi parecer, esta imagen que le dan a México y Colombia es falsa. Sí, existen problemas como el narcotráfico, la guerra de cárteles y la corrupción de los gobiernos que, debido a tener intereses económicos sumidos en el narcotráfico, no hacen nada por tratar de disminuirlo.

México no representa el infierno que algunos —incluyendo muchos mexicanos que emigran a Estados Unidos—, le quieren atribuir para fomentar su causa o justificar su entrada a los EU de forma ilegal. Esta representación suele ser un factor altamente importante en la mente de muchas personas, particularmente dentro de la comunidad Europea quienes por motivos de distancia geográfica, en muchas instancias sólo conocen de México lo que ven en Breaking Bad, contrario a lo que pasa en Estados Unidos, donde México es uno de los destinos turísticos preferidos por los norteamericanos.

Así que, cuando hablamos de un potencial cambio en la percepción de la comunidad internacional hacia México debido a las frecuentes —y en muchas instancias totalmente válidas y ciertas— críticas del presidente Donald Trump, tenemos que recordar que la imagen general —más allá de las innegables bellezas naturales que México posee— que tiene la gran parte de la comunidad internacional no es exactamente una imagen positiva.

También hay que acotar que por cada crítica o mención que Donald Trump hace sobre México, los demócratas responden con 100 contraataques defendiendo y engrandeciendo a los inmigrantes mexicanos —en especial a los ilegales—, y así hacer lo que los demócratas hacen mejor: jugar a las políticas de identidad para ganar votos de las minorías. Y esto lo hacen para luego dejar a dichas minorías al lado de la carretera hasta que llegue el próximo ciclo electoral.

Tomando en cuenta todo lo mencionado, pienso que de la misma forma que tener a figuras polémicas como Nigel Farage, Marine Le Pen o Geert Wilders no ha logrado que Latinoamérica en general considere al fundamentalismo islámico como una amenaza —y esto es debido a que no hay una ola desmesurada de refugiados musulmanes entrando a países latinos—, así mismo, tener a Trump no ha dañado la imagen de México en Europa porque no somos nosotros los que tienen barreras terrestres con México ni una enorme cantidad de mexicanos ilegales viviendo en nuestros países.

Para mí, México siempre fue el país de El Chavo y de El Chapo. Una nación dentro del imaginario latinoamericano donde los muertos tienen su día y la comida es un regalo divino. Desde Caracas, mi contacto azteca pasaba por comer tamales o burritos en un puesto ambulante de El Cafetal (urbanización al este de la ciudad) y ver alguna de sus telenovelas. Percibía a un país no tan diferente al mío, donde la vida pasaba por vicisitudes: drogas, violencia y corrupción. Con miles de inmigrantes que cruzaban su frontera norte para llegar al "sueño americano".

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Ahora, con Mr. Trump en el poder, tienen una gran oportunidad: convertirse en la primera línea de defensa para todos los que nos oponemos al totalitarismo. Sigue siendo el país de Thalía y Paulina Rubio, personajes que piden nuestra banalidad. También de Octavio Paz y Frida Kahlo, personajes que piden nuestro raciocinio. Los mexicanos ahora pueden ser los que le meten cintura a su vecino gringo, a "la nación más poderosa del mundo". Ahora puedo verlos como verdaderos machos y machas que se paran frente al muro y dicen: "aquí estamos y no nos quedaremos callados".

Ojalá que esta disyuntiva los eleve y sepan trabajar en los demás problemas que afectan a su nación. Que resurjan y le den más picante a esa frase, al slogan que parece tatuado en su vocabulario desde la cuna: ¡Viva México cabrones!

Antes de que Trump se lanzara a la presidencia y empezara a nombrar a México cada vez que salía en la televisión, lo único que estuvo antes en mi cabeza al escuchar el nombre del país eran: tequila, sombreros, tacos, Luis Miguel, Acapulco y un clima agradable.

Mientras más seguía la campaña y veía todas las noticias acerca de lo que Trump prometía que haría si ganaba la presidencia, empecé a ver a México como un posible "daño colateral" debido a Trump.

México siempre fue visto como algo parecido a un lugar paradisíaco, en donde todo estaba bien y, desde que ganó Trump dan la sensación de ser el país en donde todo se va a ir a la mierda por culpa de esta persona. El dólar está subiendo y los índices de criminalidad subirán debido a la deportación de los miles de indocumentados mexicanos que están en Estados Unidos y que no van a tener qué hacer al llegar al país. Veo un futuro no muy claro para México, ojalá esto no sea así pero con Trump de presidente lo veo bien difícil.

México está en boca de todo el mundo gracias a Trump y lastimosamente los veo como un país desarrollado que va a pasar los años más difíciles de su historia reciente. Si Trump logra cambiar las reglas del TLC, será la peor noticia de los últimos años para los mexicanos. Probablemente muchos estén pensando en emigrar del país para huir de la catástrofe económica que probablemente les vendrá.

Preocupación es la primera palabra que se me viene a la mente al oír "México" y "Trump", ya que si logra imponer el aumento a los impuestos de los productos importados desde México, esto probablemente se traduzca en pérdidas económicas para el país. Creo que la única esperanza que veo es que Trump no va a ser presidente por siempre y, si todo sale bien, los norteamericanos se darán cuenta en las próximas elecciones que escogieron a un racista y misógino de presidente.

El problema de los mexicanos cruzando la frontera ilegalmente es mucho menos importante de lo que Trump quiso vender a la gente en Estados Unidos. Pero esto hace ver que la mayoría de los gringos ven a los mexicanos como una fuerza negativa que está llegando a Estados Unidos y quitándoles algunos trabajos. En realidad, lo que estos mexicanos están haciendo es tomar trabajos que la gran mayoría de los gringos no quieren hacer, como trabajar en el campo por 12 horas al día ganando salario mínimo con muchísimo sol.

El que los mexicanos estén dispuestos a hacer ese tipo de trabajo, me hace ver que la economía mexicana es un completo desastre y necesitan que el gobierno mexicano genere más trabajos para que los mexicanos no tengan que abandonar a sus familias para trabajar en un país extraño en tan pésimas condiciones. Así que en conclusión, esto nos hace ver que la economía en México está tan mal, que los mexicanos prefieren ir a Estados Unidos a pasar todas estas dificultados para escapar a su país.

Afortunadamente Trump no ha logrado cambiar mi perspectiva sobre los mexicanos, al contrario, lo que sí me ha hecho reconsiderar es la visión que tengo de los gringos. Creo que con la elección de un hombre como él, acabaron con ese ideal de que todos podemos conseguir, en Norteamérica, una vida mejor.

En verdad no sé si esa sería su intención, pero de lo que sí estoy segura es de que, si hasta entonces no le había prestado tanto atención a México como país, Donald Trump ha hecho que se desate una especie de  mexican lover en mí y muchas otras personas en todas partes del mundo, gente dispuesta a brindarles solidaridad y apoyo ante una situación que, al final del día, también podría afectarme simplemente por el hecho de ser latina.

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