Lavar, planchar y barrer: el destino inevitable de las mujeres pobres
Ilustración por Eduardo Ramón.

FYI.

This story is over 5 years old.

VICE News

Lavar, planchar y barrer: el destino inevitable de las mujeres pobres

Las señoras que viven en barrios ricos tienen a su servicio cocineras, jardineros y domésticas, quienes aparte de trabajar para ellas, limpian sus propias casas. Mujeres de El Salvador, Uruguay y Brasil nos cuentan sus agotadoras jornadas.

Esta publicación forma parte de una serie a la que titulamos 'Desiguales. Realidades Injustas', en la que planteamos una pregunta específica a personas de estrato alto, medio y bajo, de tres países de América Latina. La intención es visibilizar cómo el ingreso de la gente determina la manera en que se enfrentan a un problema o situación de la vida cotidiana.

EL SALVADOR

Claudia Cristiani Llach. Ingreso alto.

Publicidad

— 42 años.
— Gestora cultural. Fundación Accesarte y Fundación Raíces
— Ingreso mensual: 6.300 dólares (116.550 pesos mexicanos).
— Residencial El Carmen, Ciudad Merliot, Santa Tecla, departamento de La Libertad.

Hace 15 años contraté a Carmen para las labores domésticas, y para que cocinara, y cuando nació mi segundo hijo, que ahora tiene 12 años, también contratamos a Dilma para que ayudara.

Carmen tiene un poco más de 60 años, llega sólo tres veces por semana le pagamos 200 dólares al mes, tiene seguro social y por tener un trabajo estable con nosotros logró sacar la visa de Estados Unidos. A Dilma la contratamos para que limpiara y porque se quedaba a dormir cuando mi esposo y yo teníamos compromisos después de las cinco. Le pagamos 340 dólares al mes, igual que a Lucy, a quien contratamos sólo para cocinar.

Mi casa tiene dos pisos, y la parte de arriba es la única que se limpia todos los días porque ahí mis hijos hacen de todo. Abajo se limpia un día de por medio y el fin de semana no limpiamos nada.

Luis, el jardinero, les ayuda a Carmen y Lucy limpiando las ventanas o cosas que están muy arriba porque a ellas les da miedo subirse a escaleras. Yo, la verdad, no me meto demasiado, no sé ni qué producto ocupan porque a Carmen le doy un cheque, ella va al banco, lo cambia, después va al súper y compra lo necesario.

Va al súper cada vez que me pide y va con el motorista de mi papá, (el expresidente salvadoreño Alfredo Cristiani).

Publicidad

Keyla Cáceres De León. Ingreso medio.

— 25 años.
— Estudiante de historia y defensora de derechos sexuales y reproductivos.
—Ingreso mensual: 950 dólares mensuales (17.575 pesos mexicanos).
— Colonia Bosques de La Paz, Ilopango, departamento de San Salvador.

En la casa somos seis: mis dos hermanas, cada una con un hijo pequeño, y mi mamá, que se llama Isabel, que tiene 56 años. Yo soy la única que no tiene hijos, y debido a que todas trabajamos, a excepción de mi mamá, es ella quien limpia la mayor parte de la casa: el garage, la sala, la cocina y el patio.

Mis hermanas y yo limpiamos nuestros cuartos (habitaciones), y entre todas lavamos el baño, nos toca una vez al mes para lo cual diseñamos un calendario anual. No siempre tuvimos que hacer estas labores; hubo un tiempo en el que teníamos dinero, y mi mamá contrataba a una señora gracias a las ganancias que le dejaba una tienda. Pero mi papá nos abandonó, y mi hermano –el único varón-, cayó en drogas, se hizo pandillero e hizo quebrar la tienda porque vendía o robaba los productos. Mi hermano murió el año pasado, atropellado en San Salvador, durante una borrachera.

Desde que mi papá se fue, mi mamá dejó de trabajar y se quedó en casa. Hace cuatro años, ella nos dijo que estaba harta de tener que hacer todo, y que no iba a ayudarle más a ninguna de nosotras. Ahora sólo se concentra en cuidar a sus nietos. Desde entonces, mis hermanas y yo lavamos nuestros trastos de comida, y la última que come lava las cacerolas.

Publicidad

Mis dos sobrinos pequeños comenzaron a lavar sus propios platos hace poco, cuando ya tuvieron edad para ello. Cada dos o tres meses compramos los insumos para la limpieza en grandes cantidades, ya sea en PriceSmart o Walmart. Mi mamá es súper ahorrativa y se sabe las ofertas de cada mes.

Margarita De La Cruz López. Ingreso bajo.

— 44 años.
— Trabajos domésticos.
— Ingreso mensual: 173 dólares (3.200 pesos mexicanos).
— Caserío Los Sosa Cantón El Matazano, Municipio de Santa Tecla, departamento de La Libertad.

Cuatro días a la semana limpio casas y oficinas y así me gano la vida. Mi día de descanso es el jueves, y ese día es el que más aprovecho para limpiar y trabajar en mi propia casa, donde a parte de mí y de mis ocho hijos, viven seis familiares más.

No le pago a nadie para que me ayude, y mis nueras velan por la limpieza y los trabajos de sus propios espacios. De todos mis hijos, es Gaby, la de 17 años, la que me ayuda más. Las dos trabajamos en casa en el tiempo que tenemos libre: ella, cuando no está estudiando, y yo, cuando regreso de trabajar o los jueves que me quedo sola en casa.

Hoy que es domingo, aún no he hecho nada porque acabo de venir de la iglesia. Mi esposo perdió un ojo en un accidente de trabajo, así que es bien difícil que pueda ayudarme.

La verdad es que cuesta limpiar la casa porque también tengo que hacer la comida y cuidar a mis cuatro hijos más pequeños, y todo eso me lleva una mañana. También cuesta porque no toda la casa tiene piso de cerámica, hay una parte de tierra y los niños entran y salen a cada momento.

Publicidad

URUGUAY

Agustina García. Ingreso alto.

— 50 años.
— Empresaria.
— Ingresos mensuales: 4.000 dólares (74.000 pesos mexicanos).
— Carrasco, Montevideo.

Tengo una persona que trabaja todo el día en casa y cuando tengo momentos libres me encargo yo. Durante un tiempo era con cama (dormitorio) pero luego me dijo que prefería dejar de venir a dormir, así que ahora llega a las ocho de la mañana y se queda hasta la noche. Prefiero este horario.

Si pudiera le diría que viniera cuatro horas por día, pero con mis hijos y trabajando tantas horas no me da el tiempo. La encontré (a su empleada) por internet, a través de una agencia que ofrecía el servicio y daba los antecedentes. La entrevisté, me pareció bien y la tomé. Hace 10 años que está conmigo.

La persona que tuve antes también hacía 10 años que trabajaba en casa. Tuve suerte en general, porque dicen que es difícil conseguir gente de confianza. También tengo otra persona que viene dos veces por semana y se encarga del jardín, limpiar los vidrios y la piscina. Está conmigo desde hace 14 años. De la comida nos turnamos.

La persona que viene hace la limpieza de la casa en general, el planchado de ropa a veces y se encarga de que estén los uniformes de mis hijos listos. De lo básico. A mí me encanta cocinar y me ocupo de todo lo que es la puesta de mesa.

En las vacaciones generalmente nos arreglamos solos, desde cocinar hasta limpiar. Mi marido también ayuda porque en el verano podemos llegar a ser más de diez personas comiendo en casa.

Publicidad

Cuando era chica en casa siempre tuvimos a alguien, con cama, y a veces otra persona más por horas. Cuando mis hijos eran chicos a veces se los dejaba a la señora que trabajaba con mi madre, y si no los llevaba conmigo a alguna reunión.

Leticia Cencio. Ingreso medio.

— 39 años.
— Diseñadora gráfica.
— Ingreso mensual: 1.000 dólares. (18.500 pesos mexicanos).
— Pocitos, Montevideo.

Mi pareja y yo nos encargamos de limpiar la casa. Yo hago la limpieza general del sábado y él se encarga de colgar la ropa y barrer el piso. De la cocina nos ocupamos los dos.

Como él hace algo de limpieza diaria, no queda tanto por hacer para la limpieza grande de los sábados. Al final le dedico unas cuatro horas. Tengo aspiradora, que no uso porque me es más práctico barrer, y usar el lavarropas. Pero no tengo lavavajillas ni secarropas.

Mi pareja tiene una aspiradora de auto y con eso limpia los marcos de la ventana y los muebles. También la cocina porque uso mucha harina y cosas que ensucian. Nunca pensé en comprar un lavavajillas, no lo entiendo. Mi suegra limpia los platos antes de meterlos, ¿cuál es la gracia? En el momento en que los limpiás ya le pasás detergente y los lavás. Es un gasto al pedo. Y a mí me gusta lavar los platos.

En cuanto al secarropas, no sé. No tengo un espacio para secar bien la ropa y en invierno estaría bueno. Pero usaría uno de esos de tela, tipo percha. Todos los inviernos lo pienso pero después decido que puedo seguir viviendo así. No sólo por algo económico sino porque la instalación quita mucho espacio.

Publicidad

También me fascinaba lavar la ropa a mano, pero cuando nació mi hija me compré un lavarropas y conseguí mucho más tiempo para mí. Hoy me es imposible contratar a alguien. Si tuviera plata capaz lo haría para irme a un spa, pero hoy ni se me ocurre. En mi casa nunca hubo, porque estaba mi madre. Limpiar para mí es parte de mi vida. Me gusta lavar mis platos, guardar mi ropa y tender mi cama. Me muero con alguien haciendo mis cosas. Ni loca.

Gilda García. Ingreso bajo.

— 49 años.
— Cuida a ancianos y vende ropa en la feria.
— Ingreso mensual: 266 dólares. (4.921 pesos mexicanos).
— Carrasco, Canelones. Montevideo.

Tuve un accidente en bicicleta y ahora estoy un poco jorobada, y no puedo mover mucho el brazo. Así que me ayuda mi hija a limpiar la casa.

El accidente en bicicleta fue porque iba pedaleando muy rápido con mi hijo sentado sobre el fierro y apenas él se inclinó rodamos por el piso. Yo fui la más lastimada así que mi hija, que está en casa ahorrando para conseguirse algo, me ayuda.

Limpio con escoba, lampazo y trapo de piso. En la mañana siempre estoy en movimiento, pero en la tarde hay que tender las camas, doblar la ropa, barrer, lavar el piso que siempre lo tengo desinfectado. Y con el tema de la cooperativa hago reuniones en casa, así que sí o sí tengo que mantenerla limpia.

Tengo una pileta en el fondo y lavo la ropa a mano, porque el lavarropas que tenía hace años que no funciona y en las últimas inundaciones terminó de romperse. Voy a la casa de una amiga para que me ponga a lavar ropa, y le llevo el jabón en polvo. Así no estoy tan cargada. Porque a mi hijo lo tengo que mantener limpio para la escuela con la túnica planchada.

Publicidad

Siempre me encargué de la limpieza. Cuando era chica se encargaba mi madre, pero ella no me dejaba entrar a la cocina porque soy muy nerviosa y era una bomba de tiempo. Era demasiado traviesa.

BRASIL

Ana Fernandes. Ingreso alto.

— 50 años.
— Fonoaudióloga: trabaja para el ayuntamiento y consulta privada a domicilio de niños con problemas graves de desarrollo.
— Ingreso mensual: 4.680 dólares (86.580 pesos mexicanos).
— Flamengo, Río de Janeiro.

Vivo en la misma casa desde que nací en Flamengo, Río de Janeiro. Es de mi familia y aunque no sea muy grande está muy bien situada en la zona sur de la ciudad, que es muy cara.

Tiene dos cuartos, sala, cocina y dependencias de empleada. Pago a una chica que vive con nosotras de lunes a viernes y me ayuda. Es mi brazo derecho. Ella se encarga de cuidar a mi hija, limpiar la casa, lavar la ropa y preparar la comida. Antes pagaba también a una chica que sólo venía a limpiar, pero con la crisis he tenido que recortar gastos.

Aunque haga un poco de todo, doy prioridad a que esté con mi hija, así que yo también hago algunas cosas de la casa e intento facilitarle el trabajo al máximo. Por ejemplo no tengo mucha ropa para planchar y dejo todo recogido el fin de semana, porque ella se va a su casa en la Baixada Fluminense, la zona norte de Río.

Ella sólo tiene 45 años y ya es abuela, así que también tiene mucho trabajo con su familia. Yo le apoyo todo lo que puedo para que salga adelante. Le pagué un curso de enfermería a su hija, pero se quedó embarazada muy joven y lo dejó. Tiene 23 años y dos hijos de tres y un año. Con el dinero que le pago sustenta a cuatro personas, a su hija, a sus dos nietos y a su yerno, que actualmente está desempleado.

Publicidad

Por suerte mi situación es diferente. También trabajo mucho, pero tengo un buen salario y el apoyo económico de mi familia, así que consigo pagar a una persona que me ayude en casa y así puedo disfrutar un poco de mi tiempo libre.

Carmen Martins. Ingreso medio.

— 52 años.
— Atiende una estética propia.
— Ingreso mensual 1.083 dólares (20.035 pesos mexicanos).
— Guadalupe, Río de Janeiro.

Vivo con mi marido y mi hija en un apartamento alquilado de dos cuartos, sala, baño y cocina en Guadalupe, Río de Janeiro. Yo me encargo de limpiar la casa, lavar la ropa, planchar y cocinar, aunque no tengo mucho tiempo porque también trabajo fuera.

Entre semana tengo que atender a mis clientes, cuidar de mi hija y preparar la comida, así que sólo saco tiempo para limpiar bien el fin de semana. Es mucho trabajo, pero no podemos permitirnos una persona que nos ayude a limpiar, ese dinero es para pagar a la cuidadora de nuestra hija con síndrome de Down.

Soy una persona con mucha energía y más o menos me puedo organizar bien. Todos los días hago las cosas básicas, como barrer y dejar la cocina limpia y el fin de semana hago la limpieza general. Mi marido ayuda un poquito, pero la mayoría lo hago yo. También soy yo la que se encarga de la comida. Hacemos una compra grande juntos en el supermercado una vez al mes, pero las cosas pequeñas para el día a día las compro yo.

Intento cocinar sólo dos veces por semana y así no tener que dedicarle tanto tiempo cada día porque llego a casa tarde del trabajo. Hoy por ejemplo son las diez y acabo de salir de atender a la última clienta, aún me queda el viaje en Metro así que llegaré a casa hacia las once de la noche. Soy ama de casa además de trabajar fuera, así que me paso el día corriendo de un lado para otro.

Publicidad

María Silva. Ingreso bajo.

— 56 años.
— Agricultora desempleada. Lee y escribe poco.
—Ingreso mensual 295 dólares (5.457 pesos mexicanos).
— Laranjeiras, Río de Janeiro

Yo limpio mi casa. Vivimos en la portería del edificio donde trabaja mi marido. La casa es pequeña, tiene un cuarto, una sala, cocina y baño. No tengo empleada, yo hago todo.

Limpio, lavo, cuido de mi hijo con parálisis cerebral, de mi hija y de mi marido. Con la limpieza de la casa mi marido ayuda un poquito, pero normalmente está trabajando y no puede.

Todos los días hago lo básico antes de salir para llevar a mi hijo a los tratamientos: barro, dejo la cama hecha y ordeno las cosas de la casa, pero la limpieza en profundidad la tengo que hacer el fin de semana.

Además cocino a diario, no soy de las que preparan mucha comida un día a la semana, porque no me da tiempo. Si tuviera empleada podría dedicarme un poco más a mí misma, pero no puedo pagarla y tampoco es fácil encontrar a alguien de confianza. Aunque sea mucho esfuerzo, prefiero hacerlo yo.

***Para la delimitación de los tres estratos socioeconómicos en que dividimos el perfil de los entrevistados, decidimos basarnos en el indicador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cuya fórmula combina el ingreso con indicadores demográficos, educativos y de condiciones laborales. De esta manera, los entrevistados de un total de 18 países de América Latina fueron divididos en tres segmentos que muestran, a través de sus testimonios, el contraste respecto a la manera de resolver o enfrentar diversas situaciones de la vida cotidiana. Para el perfil de personas en situación de pobreza o vulnerabilidad, el rango de ingresos fue de 37,5 a 300 dólares mensuales (693 a 5.550 pesos mexicanos). El rango de ingreso para el perfil de la clase media va de 300 a 1.500 dólares mensuales (5.550 a 27.750 pesos mexicanos) y finalmente para el estrato alto se determina un ingreso superior a los 1.500 dólares mensuales; sin embargo siempre se intentó buscar a personas con un ingreso mucho mayor para evidenciar estos contrastes.

***El proyecto #Desiguales. Realidades Injustas —integrado por 9 entregas— fue posible gracias a una colaboración entre VICE News y Oxfam. Créditos: Jefa de Contenido, Laura Woldenberg. Editora de VICE News, Karla Casillas Bermúdez. Coordinación Editorial, Vania Pigeonutt. Ilustraciones, Eduardo Ramón.

Sigue a VICE News En Español en Twitter: @VICENewsEs