Platicamos con el creador de los videojuegos más terroríficos

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Platicamos con el creador de los videojuegos más terroríficos

Osamu Sato es tan enigmático, que ni siquiera tiene un sitio en Wikipedia. Si lo contactas, tiene que ser en japonés. Esto si es que llegas a obtener su correo electrónico.

Rin de "Eastern Mind" creado por Osamu Sato.

Su espíritu vaga a través de los foros de videojuegos. Sus tuits son sobre acontecimientos diarios. Aunque nunca ha desaparecido de la industria de los videojuegos, Osamu Sato podría ser un fantasma.

Nació el 14 de abril de 1960 y se graduó del Instituto de Tecnología de Kyoto. Sato trabajó originalmente en una agencia llamada Moss Advertising, pero creo su propia compañía de entretenimiento conocida como Oficina de diseño Osamu Sato. Fue ahí dónde comenzó a jugar con proyectos multimedia, creó trabajos independientes e instalaciones de arte que se exhibieron en Tokio a comienzos de los 90. En 1994 terminó con el apodo de "Oficina de diseño Osamu Sato" y decidió fundar un nuevo estudio llamado OutSide Directors Company, que todavía sobrevive operando fuera de la industria de los videojuegos.

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A pesar de ser un talentoso desarrollador de videojuegos, compositor y artista, no fue hasta el año 2009 (cuando creó su cuenta en Twitter) que tenías que buscar mucho para encontrar algo sobre su vida personal, sus proyectos o incluso su información de contacto. Aun así los juegos que lo hicieron famoso seguían en línea y eran la inspiración de pequeños creadores independientes que intentaban improvisar algo nuevo desde las cenizas de los antiguos o, en un caso especifico, recrear completamente uno de los juegos de Sato.

Como es de esperar, el creador de uno de los juegos más extraños y terroríficos de todos los tiempos (LSD: Dream Emulator de 1998 y Eastern Mind: The Souls of Tong-Noe de 1994) es una persona muy enigmática e inaccesible. Ha estado mucho tiempo en la industria sólo para crear cientos de preguntas en las cabezas de sus fans, pero no ha contestado ninguna. Ni siquiera tiene un sitio en Wikipedia, sólo un pequeño perfil en la versión japonesa de la enciclopedia. Si lo contactas, tiene que ser en japonés. Esto si es que llegas a obtener su correo electrónico. En un tiempo donde es muy sencillo contactar a los desarrolladores y estos pueden responder fácilmente a sus fans, Sato es una anomalía, una que sus fans están desesperados por comprender.

Luego de investigar el catalogo de Sato, su sombría existencia y después de terminar algunos de sus videojuegos, me dispuse a encontrar al hombre que vivió un tiempo en línea, pero por alguna razón u otra se mantuvo en absoluto silencio.

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Así es LSD: Dream Emulator.

Mi primera parada fue The Obscuritory, donde el curador Phil "Shadsy" Salvador escribió información sobre muchos de los juegos de Sato. Salvador obtuvo un mail a partir de una correspondencia con Sato y de todas formas, la respuesta para una entrevista no estaba garantizada. Fue sólo un golpe de suerte que haya podido contactar a Phil y obtener el mail para este artículo, dada la extraña y secreta naturaleza de Sato.

Los rumores de los fans eran que, dado su silencio y la ausencia de nuevos proyectos, Sato había muerto. Sólo sus juegos quedaban como un "canal" para experimentar su marca única y surrealista.

En una de sus primeras entrevistas en años, Sato por supuesto desmintió las ideas y encontró divertida esta mórbida situación: "De hecho si estuviera muerto no tendría forma de saberlo, lo que lo hace aun más divertido para mí", me dijo. Sato ha llegado a comparar la situación con el fenómeno de "el verdadero Paul McCartney está muerto", que comenzó cuando fue fotografiado caminando sin zapatos para la famosa portada del álbum Abbey Road.

Él no está consciente del fervor que suscitan los juegos que ha lanzado. Hay sitios web y foros dedicados a títulos como Chu-Teng, la secuela perdida del extraño e introspectivo Eastern Mind: The Lost Souls of Tong-Nou. El juego LSD: Dream Emulator fue uno de los primeros proyectos de Sato que se hicieron famosos en línea, atrayendo a grandes numeros de fans que se enteraron del juego gracias a listas publicadas en sitios como Cracked.

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Como uno de los muchos juegos de la industria dedicados a explorar la noción y el acto de soñar, LSD: Dream Simulator era un lanzamiento exclusivo de Playstation para Japón y nunca llegó a occidente. Las copias físicas son extremadamente raras y se venden a precios ridículamente altos si es que llegan a aparecer en sitios como eBay. La única forma de obtener el juego es través de un emulador de PlayStation, que irónicamente es ilegal.

El juego está hecho para ser un sueño en el que puedes moverte, donde simplemente exploras sin tener un objetivo o finalidad real. Durante un momento puedes estar caminando a través de una casa o un campo y el siguiente estás perdido en un pasillo sin fin, o puedes ver kanjis y el alfabeto japonés hiragana intercalado con imágenes de mujeres en baja resolución. En la distancia puede que encuentres una mujer guiando un aro hula hula con un palo. Detrás tuyo puede haber una mujer que pierde la cabeza. Y luego despiertas. Vuelves a vivir todo el proceso y sigues soñando. No es como ningún videojuego que hayas jugado antes y es muy difícil de explicar en palabras.

"Los sueños son irracionales, sin ninguna regla y casi NUNCA los recuerdas cuando despiertas en la mañana. Quería hacer algo como eso".

Los fans han hecho lo mejor durante estos años para intentar decodificar el misterio sobre cómo LSD: Dream Emulator mezcla sus visuales y recicla los artefactos y que significa todo esto. ¿Por qué Sato decidió perseguir un método de producción tan extraño?

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"Concebí la idea cuando vi el demo y las especificaciones del PlayStation", me explicó Sato. "El mundo que recurres cuando chocas y mueres en un juego de carreras… a partir de ahí tuve la idea de errar en un mundo de sueños. Los sueños son irracionales, no tienen reglas y por lo general no recuerdas nada cuando te despiertas por la mañana. Quería crear algo sobre eso".

Los curadores de Modern Let's Play, quienes graban videos de los juegos y ofrecen comentarios a quienes los ven, celebran la abundancia de rarezas en el juego. A través de los años, el juego se ha transformado en el objeto de un debate entre sus usuarios, que buscan respuestas del creador y no encuentran nada, entonces han tenido que sacar sus propias conclusiones y buscar en los sitios de subasta la información original que acompañaba al juego.

Estos manuales, la documentación e incluso un "diario de los sueños" especial que venía con el juego, han sido recuperados gracias al trabajo de fans que simplemente querían más. Cuando le pregunté sobre la popularidad de LSD en los jugadores de occidente, Sato realmente no tiene idea. "Me encanta oír sobre esto ya que no sé todo lo que se habla", me dijo.

Si bien no está claro lo que intenta transmitir LSD, no es sorpresa que se enganchen con el juego y continúen disfrutando el resolver el misterio. Un fan en particular, conocido simplemente como Figglewatts, está trabajando en recrear el juego y toda su gloria usando Unity, un motor de desarrollo de videojuegos que permite crear impresionantes juegos a cualquiera que desee hacerlo. Eventualmente está viendo la posibilidad de agregar realidad virtual gracias al uso de Oculus Rift. El desarrollador comenzó una campaña en Patreon para asegurar que el proyecto sea completado, en vez de tener una patética existencia sólo como un demo. Sato probablemente nunca sabrá ni va a comentar sobre los esfuerzos de Figglewatts.

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Parece una broma que una mente tan floreciente y llena de ideas interesantes sobre la realidad, la psiquis y los mundos que exploramos dentro de los videojuegos, esté a tanta distancia y desconectada del reino que lo inmortalizó incluso hasta después que muera: el internet.

Al final los fans serán los encargados de mantener su legado, tal como lo hacen ahora. En 2014, la secuela de uno de los juegos perdidos de Sato fue finalmente recuperada gracias a ellos, el juego se llama Chu-Teng y es la continuación de Eastern Mind de 1994. Años después y en un ecosistema que premia a franquicias como Call of Duty o Assasin's Creed, el juego seguía siendo buscando por los mismos fans sin ninguna dirección o ayuda por parte de Sato.

De hecho Eastern Mind, un raro viaje experimental, es algo como una leyenda dentro de los juegos de PC. Es injusto que este juego sólo haya sobrevivido durante años gracias a los fans que aman el trabajo de Sato lo suficiente para no dejarlo extinguirse en la oscuridad. Es un juego de aventuras, pero no tan accesible como los juegos de LucasArts que aparecieron en ese entonces (vean Day of the Tentacle, Sam and Max Hit the Road). También era una de la experiencias más autocomplacientes que un fanático del surrealismo podía experimentar: un juego de computadora de nicho creado con el imaginario psicodélico y las limitaciones tecnológicas de mediados de los 90.

En otras palabras, es un paraíso para quienes buscan lo raro. En el juego te familiarizas con un ser que posee tres mentes y comete suicidio en el lapso de diez segundos; coleccionarás importantes ítems como "el ojo de los sueños" y visitarás el palacio de las hélices, donde puedes ser forzado a comer hasta que tu cerebro explota. Y esto es sólo la punta del iceberg. Puede que el juego sólo esté en 256 colores, pero es una verdadero arco iris alucinatorio. ¿Alguna vez quisiste conocer una criatura que "come sus propias piernas"? Puedes hacerlo en Eastern Mind.

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Así es Eastern Mind.

Es un juego muy perturbador, pero es extraño y es un alivio respecto a lo que todos los demás juegos que nos deberían interesar. La gente ha dicho por años que el juego es una obscuridad japonesa, una aventura inaccesible y "al azar", que existe sólo como una innovación, algo para reír cuando la cultura japonesa aparece en una conversación. La gente dice que no es un testamento de lo que Sato entregó en alma y cuerpo mientras se dedicaba a crear juegos.

Eastern Mind puede ser visto como un comentario sobre la vida, la muerte y las distintas almas que nos habitan. Es un juego interesante, más que nada por la yuxtaposición entre su estatus como un juego poco conocido en Japón y los grupos de personas que gritan para que el juego encuentre un lugar entre los "de culto". Pese a ser un pequeño y desconocido título tiene un publico que lo sigue, aunque sea un juego invisible para la mayoría.

Chu-Teng fue finalmente recuperado y distribuido entre los mismos jugadores que le dieron vida en internet a LSD: Dream Emulator. Se pensó por años que el juego era un prototipo sin terminar, una reliquia o algo tan exclusivo que sólo un pequeño número de jugadores iba a poder experimentarlo. Pese a la investigación, eran pocos los detalles que se sabían, había muy poca información. El 2014, cuando un fan logró obtener una copia, los fans triunfaron una vez más y sin la influencia del creador del juego.

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Osamu ha cesado su producción en la industria de los videojuegos, citando una falta de libertad a la hora de crear "varios proyectos experimentales". Existe una "situación diferente" estos días, como dice, y él simplemente no quiere desarrollar juegos de carreras, peleas, futbol o beisbol. Parece que simplemente no existe ambiente para el tipo de juegos que creó hace años. En un mundo donde las aplicaciones de-jugar-gratis son la fuerza de un mercado completo y toda una generación de videojugadores visita YouTube para evaluarlos gratuitamente, sus ideas parecen estar destinadas al fracaso o a la esfera independiente.

"Estos días he estado dedicado a proyectos en los que puedo trabajar solo, en técnicas como fotografía o pintura", explica Sato.

"mis creaciones son arte contemporáneo usando consolas de videojuegos".

Aunque ha creado un catalogo de juegos que ofuscaron y borraron las reglas de qué o cómo deber ser un videojuego, Sato ha dicho que él nunca ha estado en este negocio, explicando que su uso fue un vehículo de expresión artística y lo que motivó su participación en el formato.

"No estoy realmente interesado en hacer un juego o jugarlo. Los juegos son un tipo de medio para mi expresión como artista. Por ejemplo, la promoción de LSD era 'este no es un juego'. Encuentro que mis creaciones son arte contemporáneo usando consolas".

Dado que el único trabajo que ha hecho es el arte que mencionó en nuestra conversación y "aplicaciones que no son juegos para i-αppli (las apps japonesas para los teléfonos NTT)", sólo nos queda asumir que estamos frente al final de la carrera de un fructífero y talentoso desarrollador, un hombre que desea vivir de forma más privada que lo deseado por el culto a su persona en internet.

Hasta el día que Sato decida volver a los videojuegos o a producir trabajos artísticos más allá de los medios tradicionales, seguirá siendo una de las personalidades más buscadas en intrigantes en el mundo de los videojuegos de culto, un espíritu para aquellos que persiguen lo surreal y para aquellos que piden más. Desafortunadamente da la impresión que escapar del foco que le dio LSD: Dream Emulator años atrás, se ha vuelto permanente y sólo nos quedan fragmentos de lo que pudo haber sido.