Del salmón al frijol: así comen ricos y pobres
Ilustraciones por Eduardo Ramón/VICE News.

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Del salmón al frijol: así comen ricos y pobres

Mientras algunas familias gastan hasta mil dólares al mes en pescados, carnes, aceites y hierbas finas; otros sólo pueden comer granos y leguminosas. Gente de Nicaragua, Argentina y Venezuela nos habla de lo que se sirve en su mesa.

Esta publicación forma parte de una serie a la que titulamos 'Desiguales. Realidades Injustas', en la que planteamos una pregunta específica a personas de estrato alto, medio y bajo, de tres países de América Latina. La intención es visibilizar cómo el ingreso de la gente determina la manera en que se enfrentan a un problema o situación de la vida cotidiana.

NICARAGUA

Nataly Sevilla. Ingreso alto.

— 37 años.
— Tiene su propia empresa de construcción.
— Ingreso mensual: 3.000 dólares, (55.500 pesos mexicanos al mes).
— Zona de Jean Paul Genie. Managua.

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Vivo del edificio Escala, 1.8 kilómetro con dirección al sureste. La comida la compramos en diferentes lugares. Hay cosas que se compran semanal, como los perecederos: frutas y verduras en algún mercadito o supermercado. Pero para la carne preferimos distribuidores grandes, como Pricesmart que funciona con membresía. También compramos pescados como atunes.

Compramos muchas especies como eneldo, romero, orégano, pimienta entera, sales diversas, té para relajar, aceite de oliva extra virgen, pastas, semillas de sésamo, chía y almendra. En resumen tenemos una alacena completa.

También compramos productos precocinados como pizzas y macarrones, para cuando las asistentes del hogar fallan, o no tienen tiempo para cocinar. En el caso de mis hijas, las niñas tienen sus cereales, uno según la preferencia de cada una, jugos, galletas, leches saborizadas y descremadas; helados y frutas para la merienda escolar.

Tenemos cinco mascotas, cuatro perros y un gato, que son tratados con especial cuidado: veterinario al día, y Pedigree para todos ellos. También compro granos básicos, jabones, papel higiénico y servilletas por cantidades grandes.

Gasto 1.000 o más de 1.000 dólares al mes en todas las compras. Nosotros somos cinco personas más la persona que nos ayuda. Seis en total. La verdad es que no nos limitamos mucho en las cantidades de comida, pero más o menos calculamos para diez personas. Usualmente mantenemos diversos cortes de carne en la refrigeradora para hacer parrilladas los fines de semana con los amigos. No sufrimos de limitaciones.

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Pedro Michel Domínguez Mena. Ingreso medio.

— 26 años.
— Diseñador gráfico y editor multimedia en Crea Comunicaciones, empresa dedicada a relaciones públicas y comunicación.
— Ingreso mensual: 600 dólares, (11.100 pesos mexicanos).
— Calle San Juan el Sur. Granada.

Vivo frente a la Panadería San Juan el Sur. Compro semanal, me resulta mejor así. Si haces compras quincenales o mensuales puedes salir perdiendo productos: verduras o la misma carne. Compro pollo, carne, vegetales, arroz y frijoles. Cuando tengo chance voy al mercado, pero casi siempre compro en el supermercado. Hay diferencias en los supermercados que hay en Nicaragua. Comparto gastos con mi pareja.

Semanalmente puedo gastar entre 1.500 a 1.800 córdobas (de 50 a 58 dólares). A veces he estado un poco limitado y dejamos de comprar las carnes, y nos quedamos con vegetales y hacemos pastas. Por ejemplo, a veces no puedo cosas como el brócoli, semillas, quesos bajos en grasa, jamones de pavo, quinoa, arroz integral, aceite de oliva, filetes de pescado o azúcar Splenda.

Surgen otros gastos, sobre todo conmigo, porque tengo que viajar de Granada a Managua y el transporte es bastante caro. Yo cocino y me tengo que llevar el almuerzo al trabajo. Cuando no cocino —quizá porque llego muy cansado o no me da chance, o no tengo dinero para hacer las compras completas— me toca comprarle comida a alguien que me da crédito. Después tengo que pagar esa cuenta quincenal y cuando exagero con ese pedido, sí me afecta bastante.

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Si ganara más, cambiaría el tipo de alimentación, optaría por una alimentación más sana. Comer sano es más caro. La preparación consume más gastos, porque tal vez se cocina al horno.

Enrique José Romero Pérez. Ingreso bajo .

— 35 años.
— Guarda de seguridad.
— Ingreso mensual: 229 dólares, (4.236 pesos mexicanos).
— Barrio La Luz. Managua.

Vivo en Barrio La Luz, frente al pozo de ENACAL, Managua. Compro quincenal la comida. A veces se compran unas cosas y a veces no. El salario no da en realidad.

Sin meter las otras cosas importantes como tener que comprar ropa, zapatos… cada quincena gasto la mitad de mi salario en comida. La verdad es que tengo un hijo; estudia y tengo que priorizarle su almuerzo todos los días a él, a mi señora y a mí.

Hacemos las compras en el mercado y otra parte en el supermercado. A la quincena compro 30 libras de arroz, 10 libras de frijoles, 10 libras de azúcar, una caja de café, así que unas 5 o 7 libras de pollo. Compramos una cajilla de huevos, una caja de Tang (refresco instantáneo), porque al niño le gusta beberse su refresco a mediodía. Así y unas cosas más.

Con este salario no puedo comprar otras cosas. Ahorita tengo el proyecto de comprar una cama, pero estamos recogiendo para eso en unos cuatro o cinco meses. Eso lo estamos priorizando. ¿Qué hago? Bajar el gasto de la comida para comprar las cosas que necesito. No me compro ropa, ¡nada, nada! Limitado en su totalidad para comprar, si Dios me presta vida, la cama.

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ARGENTINA

Camila Romano. Ingreso alto .

— 29 años.
— Diseñadora de moda.
— Ingreso mensual: 4.416 dólares, (81.696 pesos mexicanos).
— Municipalidad de Vicente López. Provincia de Buenos Aires.

Voy al hipermercado dos veces por mes que hago las compras grandes. Últimamente estoy haciendo el pedido por internet y me llega a mi casa, por lo tanto no estoy muy pendiente de las ofertas, sino que compro lo que me tienta.

No me limito con las compras. Compro carne, pollo, atún en lata —bastante cantidad— lácteos y productos congelados. Trato de tener siempre, o en el freezer o en la alacena, algunos productos que me salven de apuros, como el atún en lata o milanesas de carne, de pollo o de soja.

En general una vez por semana voy al Barrio Chino en donde se consigue muy buen salmón y solemos comerlo tipo sashimi con arroz. También una vez por semana o cada diez días hago el pedido en la verdulería y lo paso a buscar y complemento en algún supermercado chino si me falta algo en particular.

Todas estas compras son para la cena en la que comemos con mi marido, sobre todo muchas verduras al horno o ensaladas. Solemos tomar bebidas dietéticas y vino—mi marido es dueño de una cadena de negocios de vino—.

Nos gusta comer rico, por eso solemos tener buenos condimentos: sales especiadas, pimientas. Como estoy todo el día en mi negocio, al mediodía voy a comer afuera. O lo hago en el bar del hotel en el que está mi tienda, o en algún restaurante de la zona en los que gasto un promedio entre 15 y 20 dólares diarios.

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Con mi marido los fines de semana solemos comer afuera tanto al mediodía como por las noches o pedimos delivery, en general, sushi. Al mediodía nos gusta ir a comer alguna ensalada o un sándwich y por las noches vamos a algún restaurante un poco mejor.

Fernanda Fechtenholz. Ingreso medio .

— 32 años.
— Arquitecta.
— Ingreso mensual: 1.083 dólares al mes, (20.035 pesos mexicanos).
— Barrio Villa Crespo. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Vivo con mi pareja y trato de ir al hipermercado que tiene ofertas. Voy los días que tiene ofertas, si no, no voy porque el precio se encarece mucho. En general las ofertas son con el pago de alguna tarjeta de crédito.

Surto mi heladera más o menos para 15 o 20 días. Compro yogures en cantidad. También compro carne, pollo y productos de limpieza. Compro bastante para que dure y por lo general no espero a que se me termine y hago la misma compra para tener un stock. La fruta y la verdura la compro en un verdulería cerca porque es más fresca. A la verdulería voy una vez por semana porque los precios semana a semana cambian mucho.

Lo que suele pasar es que hay un 15 por ciento de descuento con todas las tarjetas, y dependiendo del día hay un 20 por ciento con tarjetas específicas, y es cuando aprovecho más. Los descuentos son en general en todos los productos menos los que tienen Precios Cuidados (es un programa del gobierno que a determinados productos no se les aplica aumento y se congelan los precios, desde alimentos, hasta otros de higiene y limpieza).

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Paula Benítez. Ingreso bajo.

— 26 años.
— Empleada doméstica.
— Ingreso mensual: 125 dólares al mes, (2.312 pesos mexicanos).
— Villa Itatí, partido de Quilmes, zona este de la Provincia de Buenos Aires.

No vamos al supermercado porque no estamos en la casa y tampoco tenemos uno cerca. Todos trabajamos todo el día. Yo viajo a la capital todos los días para limpiar casas, mi papá trabaja en una fábrica de toldos y mi mamá tiene un negocio de ropa enfrente de la casa.

Mi hija va al colegio doble jornada y come en el jardín. La que se encarga de comprar la comida es mi mamá y ella lo hace en los almacenes, verdulerías y carnicerías que hay ahí en la villa, pero compra día a día.

La heladera siempre está vacía, sólo hay leche para mi hija y puede haber queso y jamón. En la alacena tenemos siempre yerba para el mate y alguna galletita dulce. Como me levanto entre las cinco y seis de la mañana para ir a trabajar desayuno mate y me como alguna galletita dulce o bizcocho y ya con eso aguanto todo el día. En general no almuerzo porque termino de trabajar entre las tres o cuatro de la tarde.

Generalmente termino de trabajar en una casa alrededor de la una del mediodía y después me voy a otra. Entonces por ahí en el camino me compro un alfajor o alguna galletita, y después suelo irme rápido para mi casa que tengo casi dos horas de viaje. Cuando llego tipo siete de la tarde vuelvo a tomar mate quizás con algún sándwich con jamón y queso o alguna medialuna. Tipo ocho de la noche le cocino algo a mi hija. En general fideos, arroz o milanesa.

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Yo picoteo un poco de su cena, pero no tanto porque todavía estoy llena de la merienda y nos vamos a dormir temprano. Los fines de semana que estoy más tranquila y salgo con amigas podemos comer unas empanadas.

VENEZUELA

Alejandro González Manzo. Alta

— 47 años.
— Propietario de una franquicia de restaurantes.
— Ingreso mensual: 100 millones de bolívares.
— Santa Fe. Municipio Baruta. Miranda.

Una vez por semana voy a cualquier supermercado y compro lo que necesitamos en mi casa, a excepción de proteína animal. Dispongo de alimentos suficientes y la alimentación de mi familia es balanceada con vegetales, hortalizas, frutas, carbohidratos y proteínas.

En el mercado del Litoral adquiero los productos del mar y las aves en los expendios especializados, sin importar su precio. Yo como mucho pescado y mucho pollo, aunque reconozco que su costo es altísimo para el ingreso promedio. No me imagino cómo hace una persona que tenga un sueldo fijo, para comprar estos alimentos, creo que no los compran. En cambio mi abastecimiento no ha disminuido.

Me abastezco con los proveedores al mayor, también he comprado productos con sobreprecio. La situación de personas con menores recursos es otra. Está pasando algo gravísimo, por ejemplo: tuvimos un almuerzo con los empleados de un nuevo proyecto y me dijeron que tenían más de un mes sin comer pollo y carne, se alimentan con granos y lo que viene en la bolsa subsidiada que distribuye, de forma muy irregular, el Gobierno para la clase baja, obreros, trabajadores que ganan el doble de un sueldo mínimo y no tienen con qué comprar comida.

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Estas personas manifestaron que comen dos veces al día, desayunan tarde, para aguantar, y vuelven a alimentarse en la noche.

Rexny Maestre Espinoza. Ingreso medio.

— 30 años.
— Encargado de la empresa familiar de repuestos para autos.
— Ingreso mensual: 10 millones de bolívares.
— Parque Caiza. Municipio Sucre. Miranda.

Semanalmente compramos legumbres, frutas, carnes y charcutería en frigoríficos y almacenes. En los supermercados compramos lo poco que se consigue, las meriendas para mi hijo.

Los productos de primera necesidad, como harina, arroz y pasta las compro a sobreprecio a los revendedores, esa es la nueva forma de adquirir esos productos. Para conseguir todos los alimentos hay que hacer varias vueltas, entre mi esposa y yo nos encargamos de buscar, por todos los medios, inclusive preguntando a otras personas.

Mi alimentación y abastecimiento, bajo estas circunstancias, hace que nos tengamos que administrar muy ajustadamente, no hacemos muchos gastos innecesarios. Los lujos y compra de vestimenta disminuyeron notablemente; ya no es algo frecuente.

Mi estilo de vida no es el mismo de hace unos años, yo estaba acostumbrado a comer cuatro veces a la semana en la calle, con mi familia, en plan de fin de semana o en la hora de almuerzo, en mis días laborales; en cambio ahora comemos en un buen restaurante solamente una vez al mes, actualmente no disfrutamos de suntuosidad.

Martha Ruiz. Ingreso bajo.

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— 59 años.
— Vendedora de muebles para el hogar, en Fábrica de Muebles Saradema.
— Ingreso mensual: 800.000 bolívares.
— Caucagüita. Municipio Sucre. Miranda.

Para poder comprar productos con precios regulados por el gobierno tengo que hacer fila. La última vez, pasé ocho horas en la fila, para adquirir cuatro litros de aceite y dos kilos de harina que son grasas y carbohidratos, es decir alimentos no nutritivos. Tengo un problema óseo y necesito nutrirme de una forma que de momento se me hace imposible.

Antes compraba lo que encontraba en el supermercado, marcas caras o lo que tuviera suerte de conseguir, porque no pretendía hacer cola, para obtener mis alimentos. Mi nivel de vida ha bajado muchísimo. Mis ahorros se consumieron mayormente en comida no regulada, servicios y arreglo de artefactos eléctricos en mi hogar. Fallas eléctricas constantes me dañaron la nevera varias veces, más el gasto de agua en cisternas, porque el agua no llega desde hace meses a mi casa.

Ya en nuestra mesa no se ve el queso y puedo comprar muy pocos vegetales. Con la nevera dañada me tocó comprar diario y de ese modo se gasta más. Desde hace meses estoy alimentándome dos veces al día y mi hija una vez, ella prefiere no comer a comerse una arepa con margarina, lo que en este momento es un lujo, porque pronto no podré comprar ni para untar: los precios exceden mi capacidad adquisitiva.

En las colas he escuchado historias que me producen mucho dolor y se han incrementado las humillaciones que sufrimos por parte de las personas que controlan la venta de alimentos en los establecimientos: grupos de civiles armados del Gobierno, guardias nacionales y agentes de seguridad de los supermercados. He visto personas mayores desmayándose y orinándose encima de tanto tiempo bajo el sol y personas con discapacidad pasar por esos trajines.

Estoy ganando aproximadamente tres veces menos dinero del que ganaba a principios de este año.

***Debido a la severa devaluación de la moneda en Venezuela, así como a la hiperinflación de 2.616% que afecta al país, decidimos en este caso, no hacer la conversión de bolívares a dólares para evitar imprecisiones.

***Para la delimitación de los tres estratos socioeconómicos en que dividimos el perfil de los entrevistados, decidimos basarnos en el indicador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cuya fórmula combina el ingreso con indicadores demográficos, educativos y de condiciones laborales.
De esta manera, los entrevistados de un total de 18 países de América Latina fueron divididos en tres segmentos que muestran, a través de sus testimonios, el contraste respecto a la manera de resolver o enfrentar diversas situaciones de la vida cotidiana.
Para el perfil de personas en situación de pobreza o vulnerabilidad, el rango de ingresos fue de 37,5 a 300 dólares mensuales (693 a 5.550 pesos mexicanos). El rango de ingreso para el perfil de la clase media va de 300 a 1.500 dólares mensuales (5.550 a 27.750 pesos mexicanos) y finalmente para el estrato alto se determina un ingreso superior a los 1.500 dólares mensuales; sin embargo siempre se intentó buscar a personas con un ingreso mucho mayor para evidenciar estos contrastes.

*** El proyecto #Desiguales. Realidades Injustas —integrado por 9 entregas— fue posible gracias a una colaboración entre VICE News y Oxfam. Créditos: Jefa de Contenido, Laura Woldenberg. Editora de VICE News, Karla Casillas Bermúdez. Coordinación Editorial, Vania Pigeonutt. Ilustraciones, Eduardo Ramón.

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